El viernes 14 de noviembre, los alumnos de Artes Escénicas acudieron al Teatro Compac de Gran Vía acompañados por el profesor Antonio Sierra para charlar con el director, el productor y el marionetista del musical infantil Pocoyó y sus amigos.
Los tres profesionales contaron a los alumnos cómo fue la preparación de la pieza musical. El marionetista, Manuel Román, explicó en qué consistía su trabajo dentro de una producción teatral; es el encargado de construir los muñecos de los personajes pero destaca que, además, tiene que conseguir que “cobren vida y tengan alma”. “No se construyen elementos estáticos, sino que construimos vidas”, afirmó el creador.
El equipo de marionetistas crea un objeto intermediario que acerca al espectador a una idea concreta. “Pocoyó es un símbolo que representa a todos los niños que juegan con sus muñecos, el objetivo es conseguir que el público entienda eso y se sienta identificado”, comentó.
Chemari Bello, director de la pieza, explicó que su función es unir todos los elementos para crear una obra que guste al público. “Pocoyó es un personaje muy entrañable, solo su puesta en escena ya provoca la ovación del público”, contó.
Enrique Salaberría, productor de la pieza, empezó su intervención respondiendo a una inquietud de un alumno de la Universidad que le preguntó por qué había decidido producir esa obra. Explicó que hace nueve años plantearon a Zinkia, la productora de Pocoyó en Televisión Española, la posibilidad de hacer una obra de teatro sobre este personaje, sin embargo, no aceptaron. Zinkia atraviesa dificultades económicas en la actualidad y ello motivó la necesidad de comercializar el producto en otros ámbitos. Smedia fue contactada por la productora para poner en escena la obra. El productor reconoció que ahora es el momento ideal para llevar a escena a Pocoyó “pues tiene mucha más presencia internacional”.
Los tres profesionales afirmaron que los niños disfrutan mucho más en el teatro que viendo a los personajes por televisión ya que interactúan directamente con sus ídolos. La obra dura 55 minutos aproximadamente, el tiempo ideal según ellos, pues los niños son incapaces de mantener la atención durante más de 60 minutos.
El director explicó que Pocoyó es el protagonista pero que se utiliza a una niña como vehículo conductor de la historia. El narrador también es muy importante ya que es el que habla con los personajes y con el público.
Para finalizar, los alumnos tuvieron la oportunidad de probarse parte del vestuario, declarando que tiene que ser muy complicado moverse por el escenario con trajes tan pesados.
Texto: Sandra Alonso Ribas, redactora de Nebrija MediaLab
Fotografía: Diana García, fotógrafa de Nebrija MediaLab