El peritaje de obras de arte es fundamental para un adecuado desarrollo del mercado artístico, pero falta ahondar en esta materia y definir claramente la labor de los profesionales implicados en la autentificación y tasación de una pieza. La I Jornada El Peritaje de Obras de Arte, que organizó el Máster en Mercado del Arte y Gestión de Empresas Relacionadas de la Universidad Nebrija en su campus de Princesa, quiso arrojar luz en este campo y puso la primera piedra para reunir a los expertos en torno a ámbitos tan diversos y entrelazados como el arte, la economía, el derecho o la ciencia.
La sesión, introducida por las profesoras de la Universidad Nebrija Diana Angoso de Guzmán y Amelia Meléndez Taboas, se estructuró en tres grandes bloques de conferencias y un café de trabajo en el que la editorial Tirant Lo Blanch impulsó dos de los manuales de referencia del sector: La compraventa de obras de arte. Problemas de derecho privado (Yolanda Bergel) y El peritaje de obras de arte (Luciano Delgado). Ambos autores concurrieron a una jornada académica que pretendió impulsar la investigación y respaldar el debate en esta disciplina.
Aproximarse a la figura del perito como un profesional que no solamente tasa obras de arte y ser consciente de la responsabilidad profesional de ese trabajo fueron dos de las inquietudes expresadas por Luciano Delgado,antiguo alumnos del Máster de Mercado del Arte y Gestión de Empresas Relacionadas e investigador del grupo Estudios Transversales de Creación Contemporánea de la Universidad Nebrija y cofundador, junto a Andrés Sánchez Ledesma, del Gabinete de Peritaje Artístico Art Value Project. “El perito debe colaborar con diferentes expertos del mercado del arte, un mercado oscuro donde puede aportar transparencia”, adujo. Además, a su juicio, el perito debe mantener una relación “prudente y cautelosa” con la obra de arte para emitir un informe “fundamentado, razonado, objetivo e imparcial”.
Pocos litigios
Los juicios de los peritos no se libran de ser objeto de denuncia ante los tribunales, por eso “hay que evitar opiniones no fundadas y sin estudios detrás”. Aunque en España “hay pocos litigios en este sentido, probablemente en el futuro habrá más y hay que estar preparado”. Para contextualizar esta idea, Delgado citó los casos de Estados Unidos, donde The Andy Warhol Foundation tuvo que cerrar su actividad como empresa de referencia en la autentificación de obras de arte al verse envuelta en procesos millonarios, y de Francia, donde el Tribunal de Casación de París dictó que no podía haber responsabilidad para los expertos que dieran su opinión cualificada sustentándose en la libertad de expresión que protege la Convención Europea de Derechos Humanos.
En la conferencia inaugural, Luciano Delgado reseñó los tres métodos clásicos de identificación en los que debe apoyarse el perito: documentación de la pieza (a través de catálogos razonados, manuales, etiquetas o sellos en el reverso), estudios científicos y técnicos (materiales, radiografía, fotografía digital infrarroja, ultravioleta…) y opinión del experto (como los historiadores). A estos tres aspectos puede añadirse cualquier medio alternativo como estudios grafológicos o fotografías donde aparezca la pieza de arte analizada.
“El perito contribuye a la transparencia y al buen funcionamiento del mercado del arte, donde se estima que del 30% al 40% de las obras son falsas o mal atribuidas, y aporta seguridad jurídica en las transacciones de las obras”, insistió.
Falta de autenticidad
A continuación, Yolanda Bergel, profesora de la Universidad Carlos III de Madrid, hizo hincapié en el problema de la falta de autenticidad, “una patología corriente y un desastre para el mercado que daña la reputación y la cotización del artista”. Basándose en casos reales como el móvil Río Nero, del escultor Alexander Calder, Bergel reivindicó la figura del perito para crear “confianza, calidad y rigurosidad” en el mercado artístico.
La experta de Derecho Civil recomendó a los peritos firmar “siempre” un contrato de prestación de servicios, aunque “sea escueto”, con el contratante para que queden perfectamente reflejadas las obligaciones de ambos. Bergel, Premio Rodrigo Uría Meruéndano de Derecho del Arte 2019, instó a los profesionales y alumnos interesados en el sector a “trabajar con diligencia, realizar una labor rigurosa y no tener miedo a manifestar opiniones”.
En el mismo terreno legal, Cristina Inglada, coordinadora de la sección de peritos en el Colegio de Doctores y Licenciados de Madrid y formadora en dicha institución, puso el acento, entre otros temas, en los supuestos en los que los expertos actúan como peritos judiciales designados por los juzgados en el ámbito penal “en aquellos en los que corresponde a la Consejería de Justicia de la Comunidad de Madrid asumir el coste de nuestras peritaciones”. En 2016, la Comunidad de Madrid, mediante un Proyecto de Decreto, tomó la iniciativa de regular dos aspectos “importantes”: el procedimiento de abono de las peritaciones y la colaboración entre organismos judiciales y administrativos para la selección de peritos. Asimismo, Inglada defendió la colegiación para evitar el intrusismo profesional.
Por su parte, la conservadora Andrea Pérez Envid disertó sobre el tasador de obras de arte y antigüedades en sus relaciones con el Estado como protector del Patrimonio Histórico Español. En esta materia, la labor del perito tasador, en su opinión, está muy vinculada a la protección que emana de las leyes de Patrimonio y los beneficios y exenciones fiscales que le son aplicables. Aparte de recordar la información práctica sobre cultura y mecenazgo alojada en la página electrónica del Ministerio de Cultura y Deporte, Pérez Envid hizo un alegato del perito como una figura que “quita opacidad y favorece el diálogo entre el mercado del arte y el Estado”.
67.400 millones de dólares
En el segundo bloque de la jornada de la Universidad Nebrija, Elisa Hernando, profesora de Economía del Arte y Tasación de la Universidad Nebrija, Universidad Autónoma de Madrid y el Instituto de Empresa, entre otros centros, ofreció información en torno a la rentabilidad del mercado del arte. Según artprice.com, una inversión de 100 euros en arte en el año 2000, tendría un valor medio de 190 euros en diciembre de 2018. El volumen de ventas del mercado de arte y antigüedades mundial fue en 2018 de 67.400 millones de dólares. Los países que dominan el mercado del arte son Estados Unidos, Reino Unido y China. Los tres suman el 84% del volumen total. De acuerdo también con los datos ofrecidos por Mc Andrew, España en 2018 representa un 1% del total de ventas de arte, algo que “no está mal”, de acuerdo con Hernando.
Otros estudios rescatados por la economista para contextualizar el mercado del arte son los de Hiscox Art Market. Según este indicador, las ventas online de arte en todo el mundo, entre los años 2013 y 2018, generaron un volumen de ventas que pasó de 1.507 millones de dólares a 4.636 millones de dólares. En este ciclo la pintura sobrepasó por primera vez al grabado.
Hernando, CEO y fundadora de RedCollectors y Arte Global, defendió un valor “multidimensional” y no solo económico de una obra de arte. Desde el punto de vista del coleccionista, la economista propuso usar el término de “valor percibido” para la obra y el artista que integra aspectos como la estética, la imagen la emoción, la posesión, el lenguaje, el discurso o la manera de influir en otras generaciones de artistas. En este sentido, Hernando elaboró una investigación científica en su tesis doctoral para tasar una obra desde esos diversos puntos de vista.
Como ejemplo de coleccionistas modelo, destacó el buen hacer de los Rubell, matrimonio norteamericano, que ejercieron su papel de prescriptores culturales al interesarse por la pintura del madrileño Secundino Hernández. Con la compra de varias obras suyas no solo le generaron pingües beneficios económicos al pasar, según artfacts.net, del puesto 21.000 al 3249 entre los artistas más valorados, sino que incrementaron su prestigio. “Los verdaderos coleccionistas y compradores de arte no compran para vender, compran para disfrutar de la obra y, si se revaloriza con el tiempo, perfecto para sus hijos”, dijo Elisa Hernando, que estableció una tipología del coleccionista, tras un exhaustivo trabajo en cuatro grupos: apasionados, no exhibicionistas, posesivos y prácticos.
Ancho de los pinceles
Tras las intervenciones más específicas de las profesoras Cinta Krahe y Diana de Almeida sobre el peritaje de porcelana china azul y blanca “de carraca” y la falsificación artística en Portugal, respectivamente, Andrés Sánchez Ledesma, director Técnico de Arte-Lab S.L, explicó diversas técnicas que ayudan al perito a conceder la autenticidad a una obra de arte. Entre ellas, aludió a la luz ultravioleta, que revela zonas del cuadro que han sido repintadas; la radiografía, con la que se puede saber el ancho y la cantidad de pintura de un pincel; la reflectografía infrarroja, que hace aflorar firmas del autor o fechas tapadas por el color; la imagen multiespectral, para ver más detalles a través de una combinación de filtros y luces; imagen en 3D, para ver el relieve de la pintura; técnicas de análisis de materiales como el espectrómetro de masas o la microscopía óptica; o el sincrotrón, un aparato de última generación que desentraña las estructuras moleculares de los materiales utilizados. Este mecanismo saltó a los medios de comunicación porque identificó que Rembrandt empleaba con regularidad la plumbonacrita, un espesante de un blanco de plomo.
Como anécdota, Sánchez Ledesma recordó como el avance de la técnica aportó información sobre la autenticidad de un Juan Gris. En el último análisis de una de sus obras, la ciencia determinó que el pigmento de blanco titanio del cuadro era de la modalidad “rutilo”, que se introdujo en el mercado en torno a 1938. Dado que Juan Gris murió en 1927, la técnica demostró que todo apuntaba a que el pintor cubista no realizó esa obra.
En el último bloque, Amelia Meléndez reivindicó la labor del historiador del arte como un experto al que el perito debe convocar para sus informes. En un recorrido teórico sobre la literatura en esta materia entre los que no faltaron autores como Giorgio Vasari, Erwin Panofsky o Enrique Lafuente Ferrari, Meléndez advirtió que, aunque todos los métodos para aproximarnos al estudio de la historia del arte son aptos para el conocimiento, “también presentan sesgos por lo que no podemos quedarnos con uno solo sino con la combinación de todos”.
Corazón contra corazón
Diana Angoso, directora del Máster en Mercado del Arte y Gestión de Empresas Relacionadas y coordinadora del Título de Experto Tasador en Obras de Arte y Antigüedades de la Universidad Nebrija, trató un caso “inusual” en el peritaje de las obras de arte: la obra Sin título (1987) de Keith Haring de un “corazón radiante” versus el motivo gráfico del corazón de la marca española registrada número 2988041. En la resolución de una demanda de plagio contra la propiedad intelectual de Haring, Diana Angoso elaboró un estudio histórico-artístico sobre la obra del artista norteamericano y un método de análisis comparativo que permitió discernir la relación de ambas obras. “El grado de similitud entre ambos corazones alcanzó la identidad en la forma, la luz y el color, mientras que la composición y el trazo presentaban un grado de similitud muy elevado con diferencias sutiles y poco relevantes”, relató Angoso.
Después de las intervenciones de Isabel de Armas, Ana Suárez Gisbert y Palmira López sobre la búsqueda de información en el peritaje, los seguros de las obras de arte y la “autenticidad” de la falsificación en la historia del arte, la profesora Isabel Menéndez Martínez, durante su ponencia, expresó el espíritu de la I Jornada de Peritaje de Obras de Arte: “El sistema del arte está articulado dentro de una estructura no necesariamente transparente que hay que descodificar, y para ello la figura del perito tasador de arte debe ser fundamental”.
Texto: Javier Picos. Fotos: Zaida del Río.