En España, uno de cada cinco menores sufren casos de abuso sexual infantil, una realidad que solo tiene cabida en los medios de comunicación cuando un caso llama especialmente la atención, pero que muchos otros sufren en silencio día a día.
Natalia Ortega de Pablo, psicóloga experta en abuso infantil, impartió una charla a los alumnos del Grado en Psicología para aprender a detectar estos casos y cómo tratarlos en la consulta: “Mi intención es que salgáis concienciados de que hay que dar voz a las víctimas del abuso sexual infantil y sois los elegidos para hacerlo al haber escogido esta profesión”.
Según la psicóloga el tratamiento psicológico para víctimas de abusos sexuales infantiles son fundamentales, porque “las consecuencias pueden ser muy graves y a largo plazo”. Un rasgo común en todas las víctimas que Natalia Ortega de Pablo recalcó es la culpabilidad que “se sienten culpables por no haber sido capaces de parar los abusos” por lo que su recuperación y tratamiento debe empezar por evitar esa culpabilidad.
Reconocer los abusos en menores no es sencillo porque “los niños son silenciados, es con lo que juega el abusador”, por lo que pueden pasar años sin que esa trauma salga a la luz. Además, los abusos no siempre van acompañados de violencia física, “pero sí es frecuente la violencia verbal”.
De hecho, la psicóloga explicó que, en muchas ocasiones, “los adultos han acudido a su consulta buscando ayuda profesional por algún otro tema y en consulta se descubre que tiene origen en algún abuso cuando eran niños y que habían bloqueado”.
Por eso, la experta recomendó a los futuros psicólogos que “cuando evaluéis a un niño tenéis que comparar su verbalización en distintas situaciones y ver su lenguaje no verbal para saber si hay algún tipo de fabulación o es una situación real lo que está relatando”.
Natalia Ortega de Pablo también hizo hincapié en la necesidad de educar a los menores para la prevención de los abusos y darles herramientas para identificar lo que les está ocurriendo como algo no normalizado y atreverse a contárselo a alguien: “Es importante trabajar la sexualidad desde pequeños y la educación afectiva sexual adecuada al proceso madurativo de cada niño”. Dentro de esa educación, la psicóloga puso parte de la atención en conductas que realizan los adultos: “No obliguemos a los niños a dar muestras de afecto porque les hacemos sentir que siempre tienen que decir que sí y que serán más buenos si aceptan y son cariñosos”, lo que les puede llevar a no ver una situación de abuso como tal.
Durante la conferencia Natalia Ortega de Pablo quiso desmentir falsas creencias establecidas en la sociedad como que los abusos infantiles son poco frecuentes o que solo los sufren las niñas. Otra idea errónea es que los agresores están locos o tienen una enfermedad mental: “Normalmente los agresores tienen una funcionalidad laboral y social perfectamente habitual y no siempre han sido víctimas previas”. Es cierto que una gran parte de los agresores “suelen ser conocidos de las víctimas. Si el abuso ocurre en el seno de las familias, a veces estas no lo denuncian porque tienen miedo a romper el núcleo familiar”, explicó la experta.
Los alumnos expusieron muchas de sus dudas durante la charla y se interesaron por saber si es posible reconducir la conducta de los agresores con tratamiento psicológico: “Para reconducir la conducta de los agresores es necesario trabajar desde un reconocimiento real por parte del agresor de los abusos que ha cometido. Con los agresores se puede hacer una intervención, pero no está demostrado que se corrija la conducta”, indicó la psicóloga.