La migración y las peticiones de asilo continúan incrementándose a pesar de que estos últimos meses hayamos estado más pendientes de otras crisis. Sin embargo, la realidad es que muchas personas siguen intentando empezar una nueva vida en nuestro país y encontrándose con las mismas barreras que les impiden una integración total
La tendencia a creer que estas barreras solo afectan a aquellos que llegan a nuestro país es errónea, porque la sociedad de acogida también pierde la oportunidad de enriquecerse culturalmente con el intercambio que la diversidad ofrece.
La Cátedra Global Nebrija-Santander del Español como Lengua de Migrantes y Refugiados de la Universidad Nebrija tiene muy claro que el vehículo que puede vencer esas barreras y abrir las puertas de una inclusión completa es el dominio de la lengua del país de acogida, en este caso del español. Como cada año han celebrado un acto para conmemorar el Día Mundial de las Personas Refugiadas para, junto a los ponentes invitados, abrir mentes y concienciar sobre la necesidad de aumentar los recursos y ponerlos a disposición de las personas que llegan a nuestro país.
Susana Martín Leralta, decana de la Facultad de Lenguas y Educación ha inaugurado la jornada explicando que “la Cátedra nos pone en contacto y colaboración con entidades que ayudan de primera mano a la integración de las personas migrantes y refugiadas a través de la enseñanza del español. Hacen que conectemos la investigación de la Cátedra con la sociedad en la transferencia de resultados”.
TFG interdisciplinares para comentar la inclusión plena en la sociedad
Los alumnos han tenido un espacio durante este acto para presentar sus Trabajos de Fin de Grado Interdisciplinares que buscan el intercambio y la interactuación entre estudiantes de distintos grados, pero que pueden aportar su visión a un proyecto y complementarlo. Es el caso del proyecto Refugio que fomenta la inclusión de migrantes y su participación plena en la sociedad con técnicas de intervención socioeducativas que trabajen la interculturalidad.
Sandra Colla, alumna del Grado en Educación Infantil, ha presentado su proyecto de “juego dramático con el que los niños pueden hacerse pasar por lo que quieran y así se eliminan los límites”, dijo Colla. El objetivo es fomentar la inclusión conociendo los beneficios de una sociedad multicultural, aprender de los distintos entornos familiares, sociales y culturales y desarrollar la inteligencia emocional, el pensamiento divergente y las habilidades comunicativas.
Carla Rodríguez, alumna del Grado en Educación Primaria, ha expuesto el teatro como herramienta pedagógica para la educación inclusiva. La actividad va desde el inicio de la creación de un texto teatral conociendo el tema, aprendiendo a leerlo e interpretarlo y poder reflexionar sobre el tema.
José Fuentes, alumno del Grado en Lenguas Modernas, ha combinado en su proyecto metodologías de enseñanza del inglés con un enfoque por tareas. “Busca la utilización espontánea del lenguaje por lo que no tiene un vocabulario o gramática predefinida, sino que el alumno va accediendo a lo que necesita”, ha explicado Fuentes.
Migrar no es un delito
Una entrevista entre Nicole Ndongala, directora de la Asociación Karibú y Roméo Gbaguidi, doctor en Humanidades por la Universidad Carlos III de Madrid y Máster en Enseñanza del Español como Lengua Extranjera por la Universidad de Valladolid, ha permitido a los asistentes acercarse a la historia de todas aquellas personas que dejan su hogar forzosamente y conocer a qué tienen que enfrentarse al llegar a su destino.
“Los movimientos migratorios llevan años siendo el fenómeno del siglo, pero desde la crisis del 2015 está todavía más presente”, ha explicado Roméo Gbaguidi. Nicole Ndongala se ha mostrado contraria a la creencia del efecto llamada porque “abandonar tu país es un proyecto personal”, y ha destacado la incertidumbre que les acompaña siempre: “No sabes lo que te espera en el país al que vas, sales porque tienen que salvar tu vida, y no sabes si volverás ni qué habrá su vuelves”.
Roméo Gbaguidi ha querido centrarse en el camino que recorren las mujeres migrantes ya que “hace 50 años solo el 5% de migrantes eran mujeres, hoy forman el 50%”. Nicole Ndongala ha explicado que “el proceso migratorio de las mujeres es más complicado porque sufren una doble discriminación”. En su país de origen “probablemente han sido violadas y maltratadas y en el país de destino están muy expuestas a ser mercantilizadas y sexualizadas”. Evitar caer en las redes de las mafias y tener acceso a los recursos y ayudas es fundamental para poder integrarse y formar parte de una sociedad, para eso “hablar el idioma de la sociedad de acogida es fundamental”, ha dicho Nicole Ndongala.
La sociedad de acogida debe abrir sus puertas
La forma de recibir y tratar a los migrantes y refugiados también ha cambiado en los últimos años. “Yo pude formarme sin tener documentos, ahora no es posible y eso es una barrera”, ha aclarado Nicole Ndongala, “también ha cambiado la forma de usar el término migrante y refugiado políticamente, ahora se utiliza como un ataque”. Ambos ponentes han coincidido en que España es, históricamente, un país acogedor, pero “ahora hay más gente que se enfrenta a los migrantes, el discurso empuja al ataque”.
Uno de los miedos de las personas que buscan refugio en nuestro país es sentir que se les pide perder su identidad cultural para integrarse: “A veces se piensa que se tienen que abandonar el bagaje cultural para integrarse y se debe entender que eso no es necesario, eso no es integrar” ha puntualizado Roméo Gbaguidi. Aprender el idioma del país de acogida debe sumarse a la identidad personal de cada uno, “la inclusión es un camino en ambos sentidos, la sociedad de acogida también debe integrar la diversidad”. Nicole Ndongala se ha mostrado de acuerdo y ha añadido que “el idioma te abre múltiples oportunidades, pero no conocerlo te lleva al aislamiento y a la no sociabilización”. Además ha reclamado una verdadera política de asilo que facilite la integración, no la asimilación, “tiene que estar en la agenda de los políticos”.
Una red para tenderse la mano
La Cátedra ha presentado una nueva iniciativa llamada “Red de Amigos de la Cátedra”, un espacio de colaboración entre todo tipo de personas y entidades que, desde una perspectiva multidisciplinar y transversal, “compartimos un objetivo común: contribuir al bienestar lingüístico, social, identitario y emocional de migrantes y refugiados, así como a la visibilización y concienciación de la población de acogida para favorecer una participación plena en la sociedad”, ha explicado Juana Muñoz-Liceras, directora de la Cátedra, quien instó a todos a integrarse en esta Red, “como profesionales de cualquier campo, instituciones, asociedades y empresas” para contribuir a reflejar entre todos “un acervo interactivo” y mostrar “un bello, fuerte y poderoso mosaico social”.
Que las voces no caigan en el olvido
Por primera vez este año, la Cátedra puso en marcha el concurso Voces sin olvido que planteaba a migrantes y refugiados que aprenden español el reto de elaborar una composición poética, musical o reflexiva sobre lo que les suscita el lema “voces sin olvido” mediante vídeo, audio o texto escrito. “Todos tenemos una voz que merece ser escuchada y por eso os hemos animado a contarnos vuestra historia”, ha afirmado Margarita Planelles, coordinadora de la Cátedra.
El jurado del concurso, compuesto por Luis García Montero, poeta y director del Instituto Cervantes; José María Noguerol, director de Comunicación y Relaciones Informativas del Teatro Real; y Sophie Muller, representante de ACNUR en España, ha dado los nombres de los ganadores para finalizar el acto.
La marroquí Soumia Jaity fue la ganadora absoluta con su relato Voces de la mar. Mientras en segundo lugar quedó la griega Danai Pelipetrou con El periplo. Mehdi El Messouari, también de Marruecos, se alzó con el tercer premio con un video que lleva por título el propio lema del certamen: Voces sin olvido.
Luis García Montero destacó de Voces de la mar su “calidad literaria y humana” porque está contra el silencio y a favor del compromiso de la literatura. “Es un texto que reivindica las voces condenadas al olvido, las voces sumergidas en el mar”, añadió. Además, el poeta granadino identificó la labor de la Cátedra Global Nebrija-Santander del Español como Lengua de Migrantes y Refugiados con la del Instituto Cervantes. En este sentido, “hay que seguir trabajando en la reivindicación de la diversidad y el diálogo de las civilizaciones como una seña de identidad democrática”.
Por su parte, Soumia Jaity reivindicó el “transformador” papel de la literatura “para reivindicar y luchar” y “no olvidar la voz de esas personas que, como ocurre en el Mediterráneo, están tan cerca”. Las primeras líneas de su relato, Voces de la mar, ya sugieren esa línea de pensamiento: “Después de cruzar comprendí que hay voces vivas de cuerpos muertos en los libros, que puedes escuchar esas voces sin olvido las veces que quieras y que así jamás las podrás olvidar”.