La neurociencia cognitiva del lenguaje sacudió el conocimiento y la curiosidad en la presentación del Máster Universitario en Lingüística Aplicada a la Enseñanza del Español como Lengua Extranjera, del Máster Universitario en Didáctica del Español como Lengua Extranjera Nebrija-Difusión y del Máster Universitario en Enseñanza Bilingüe. Tras las palabras de bienvenida de la profesora Ocarina Masid, Jon Andoni Duñabeitia, director e investigador principal de la Facultad de Lenguas y Educación de la Universidad Nebrija y director del Centro de Ciencia Cognitiva (C3), comprimió en su conferencia los recientes estudios que “demuestran que aspectos del pensamiento, que hasta ahora se consideraban inamovibles, dependen en gran medida del contexto lingüístico en el que nos encontramos inmersos”.
En opinión del científico cognitivo, las últimas técnicas neurocientíficas y los experimentos de diferentes grupos de trabajo prueban cómo la misma persona cambia su forma de pensar, de sentir y de actuar en función de la lengua con la que se exprese en ese momento. Con el sugerente título de ¿Procesamos el mundo en función de cada lengua? Un paseo por el relativismo neurolingüístico, Duñabeitia trazó su lección inaugural del curso académico por el vínculo entre el lenguaje y la mente. “Es obvio que existe, están intrínsecamente ligados. Hasta hace unas décadas se consideraba un misterio irresoluble y ahora estamos en un punto donde podemos dar explicaciones parciales”, reseñó.
Ahí se despliega la neurociencia cognitiva, que “está cerca de entender esta relación compleja” apoyándose en técnicas como la electroencefalografía y las investigaciones de profesores como Guillaume Thierry y Albert Costa, fallecido recientemente, a quienes el director del C3 citó durante su charla. De lo que no hay duda, a su juicio, es que el leguaje es “una ventana del pensamiento, pero al mismo tiempo, una ventana al pensamiento”. Asimismo, Duñabeitia defendió el uso del relativismo lingüístico, una versión “flexibilizada” del determinismo lingüístico, muy asociado a los científicos Sapir y Whorf.
El profesor de la Universidad Nebrija ilustró, con estudios propios y en colaboración con sus colegas, la respuesta a la pregunta ¿hasta qué punto nos afecta la lengua a nuestra comprensión del mundo? A través de secuencias de imágenes y palabras y concordancias con el género gramatical, Duñabeitia mostró diferentes conexiones entre el lenguaje y el pensamiento, aplicados al uso de uno u otro idioma. Por ejemplo, para designar taza, los españoles tenemos una palabra, mientras que los ingleses usan dos dependiendo de su forma: cup o mug. En cambio, con glass, ellos designan tanto copa como vaso. Los españoles percibimos los objetos cup y mug como más similares entre sí, mientras que los ingleses hacen lo propio con copa y vaso.
Otra muestra de esa percepción y sus conexiones con la lengua tiene que ver con los colores. Los griegos usan dos palabras para azul (azul claro y azul oscuro). Un estudio evidenció cómo los ciudadanos griegos que llevaban más tiempo en Reino Unido y tenían más destreza en inglés no distinguían ya ese matiz de color de su idioma, al contrario que los que llevaban poco tiempo y no eran bilingües. El tiempo de exposición a otra cultura había influido en la percepción de los colores. De nuevo, emerge ese vínculo entre lenguaje y pensamiento, o entre lengua y mente.
Además de citar a José Antonio Hinojosa, Eva María Moreno, Pilar Ferré y el grupo de investigación de Albert Costa en el campo de affective neurolinguistics y la ciencia cognitiva de las emociones, y de ponderar indicadores como la microsudoración de la piel y la dilatación de las pupilas como indicadores o “chivatos” en los diferentes experimentos, Jon Andoni Duñabeitia señaló cómo el método del hyperscanning, que permite ver la actividad eléctrica de dos cerebros conectados, demuestra que esa relación es similar cuando las personas usan una lengua u otra, pero los puntos de conexión son diferentes. Según los casos puestos en escena por Duñabeitia, por lo general, el impacto emocional que nos provoca un mensaje en nuestra lengua nativa difiere del mismo mensaje expresado en una lengua extranjera.
¡Que viene, que viene!
El director del C3 trajo a colación más ejemplos sobre esta idea. En un experimento en el que las personas tenían que decir los números que salían en dos cuadrados -uno azul y el otro amarillo-, se demuestra el efecto “¡Que viene, que viene!”, que activa un estado en nuestro organismo “similar a cuando nuestros padres se quitaban la zapatilla”. Aunque no se procedió a ello, a las personas se les comentó que, si no acertaban a decir los números correctos que aparecían en el cuadrado amarillo, se procedería a darles una pequeña descarga eléctrica. “Encontramos que dispararon sus mecanismos de alerta, pero esa alerta era menor, y más suave el miedo, cuando usaban el inglés”, comentó. De nuevo, el contexto lingüístico influye en nuestra respuesta.
En otra investigación transcultural, se preguntó a personas bilingües qué no harían jamás porque les diera asco. Usando el idioma español para las preguntas, el 40 %, el 19 % y el 55 % respondieron que no comerían carne artificial, no beberían agua reciclada y no tomarían galletas de insectos, respectivamente. Duñabeitia señaló que esa percepción cambiaba cuando las preguntas eran en lengua extranjera, no nativa, en este caso, en inglés, donde los porcentajes bajaban al 26 %, 9 % y 35%. “A pesar de que los mecanismos de repulsión son los mismos, son más proclives a aceptar esto solo por presentar la información en lengua extranjera”, evidenció.
De esta forma, “podemos tomar unas decisiones u otras dependiendo de si la información viene en mi lengua o en otra”. En el mundo de las marcas, Duñabeitia advirtió de que “podemos ser marionetas en manos de gente que moldea nuestra conducta y la lengua tiene su importancia en esto. Modificando el contexto lingüístico, las empresas pueden ganar millones”. Campañas como “Das auto” de Volkswagen, por “el coche”, o “I´m lovin´ it”, de McDonald’s, por “me encanta”, no seducen igual a los españoles usando el español o el alemán y el inglés.
Por último, Jon Andoni Duñabeitia animó a los asistentes a su lección inaugural en remoto a aprovechar sus estudios en los másteres de lenguas aplicadas y a adentrarse en los vínculos entre el pensamiento y el lenguaje a través de la neurociencia.
Texto: Javier Picos. Fotos: J.P.




