Mar Santamaría, cofundadora del estudio de arquitectura y urbanismo 300.000Km/s, tuvo un encuentro con los alumnos de Urbanismo para explicar el estudio que han realizado sobre la morfología y los usos de la población del distrito de Ciutat Vella de Barcelona.
Santamaría comenzó explicando, para aquellos que no conocían la ciudad Condal, cómo es este distrito, qué tipo de actividades económicas y sociales se llevan a cabo en él y la principal problemática a la que se enfrenta. Ciutat Vella es una zona céntrica de Barcelona, parte del casco antiguo, con un “entramado de calles residenciales con una demografía muy densa y una morfología urbana frágil”. En las mismas calles residen muchas personas mayores “que llevan viviendo allí toda su vida” y una gran acumulación de plazas turísticas de hoteles y apartamentos. Esto se traduce en “una convivencia difícil entre al ámbito residencial y el sector del ocio nocturno y turístico masificado”.
Este es el problema que la ciudad de Barcelona quiere solucionar y para ello, 300.000Km/s ha llevado a cabo un proyecto de análisis formado “por perfiles transversales de urbanismo, analistas de datos y abogados, contando con nuestra experiencia en planificación y análisis urbano y añadiendo las nuevas tecnologías”.
Mar Santamaría explicó que “con la revolución del Big Data generamos un gran volumen de datos que nos permite describir la ciudad de forma más precisa y nos pide aplicar este análisis de datos a la planificación del urbanismo creando análisis basados no en la forma de la ciudad, sino en el comportamiento”.
En 2017 su estudio fue consultado para comenzar un proyecto que comprendiera los usos de la ciudad mediante datos, generando un primer diagnóstico sobre el distrito de Ciutat Vella: “Una zona de muchas presiones turísticas y de ocio, con muchas personas en el espacio público y problemas de convivencia”. El estudio comprendía el análisis de datos de los usos económicos de la zona, los puntos más saturados por la actividad económica, y los niveles acústicos generados que “vimos que se disparaban durante la noche y la madrugada”. Estas mediciones evidenciaron que “no bajábamos de los 50 decibelios y hay patologías ligadas a la exposición continuada a este nivel de ruido”.
Junto a entrevistas cualitativas a perfiles diversos de los habitantes de esta zona comprobaron que muchos de ellos sufrían de estas patologías, “por lo que es un problema de salud pública”. Por eso, desde el estudio, determinaron que el plan ideado tras el diagnóstico se basaría “en el vector salud”.
Se pusieron en marcha debates organizados con los principales actores del panorama del ocio nocturno de la zona, responsables técnicos y políticos, ciudadanos y comerciantes “para construir la propuesta después del análisis”.
Actualmente, explicó Santamaría, “estamos en el proceso de definición de detalles”. Han estipulado algunas estrategias como tomar el distrito como una zona única para valorar las actividades económicas existentes y las que quieran comenzar a operar en la zona. También generar un sistema de control de impacto de las actividades económicas según su naturaleza, horario y aforo para poder dar permisos a estas actividades. Es lo que Santamaría calificó como “una regulación dinámica, flexible, basada en los datos para el Plan de usos de Ciutat Vella”.