¿Se pueden compartir contenidos audiovisuales en familia en un momento en que cada uno tenemos entretenimiento a la carta a través de pantallas individuales? “Hay películas que consiguen ese factor familia, que gustan a todos, que provocan lecturas distintas y son entretenimiento; la clave está en la comunicación y en la educación”. Rocío Gago, investigadora de la Universidad Nebrija, lo tiene claro: “Tú no consigues nada quitando una tableta a un adolescente, lo mejor es hablar, hablar y hablar, que se sientan cómodos, que puedan hablar libremente, que pregunten, que se pueda compartir contenidos que den paso al diálogo”.
José Ramón Ayerra, Tapi, productor ejecutivo y director de series de ficción, pone en el centro del debate la “muy intensa” transformación digital con la aparición de dispositivos autónomos y un modelo de consumo que intenta “encajar” la oferta a una demanda personalizada: “Antes todos veíamos juntos Los Serrano con un huevo frito y ahora cada uno ve una cosa distinta”. Para Tapi, “nos hemos adaptado de una forma muy rápida a un mercado muy competitivo y la industria del entretenimiento, tiene que estar muy al día para estar en primera línea”.
En esta convivencia entre la oferta de ocio y la convivencia familiar, desempeña un papel fundamental la educación en casa. Rocío Gago apunta a los valores y principios de cada familia que puede decantar que se “imiten los comportamientos buenos” y se rechacen “los malos” que reflejan una película o una serie.
En la última sesión del ciclo de conferencias en línea Educación al rescate, organizado por la Universidad Nebrija y moderado por Marina Vega, asesora del Departamento de Admisiones, la profesora y guionista Nieves Álvarez evidencia que “la tecnología siempre va por delante de los contenidos”. Ante los más de 300 géneros que presenta la televisión de hoy y la irrupción de nuevas pantallas, “los padres tenemos también que educarnos”. Álvarez, autora de más de 830 guiones en series tan emblemáticas como Los Lunnis y dramaturga, cree que ahora “se reparte el tiempo en muchas maneras de ocio”. Además, a su juicio, ver contenidos audiovisuales “no está reñido” con la comprensión que otorga la lectura.
La forma de consumo, por lo tanto, ha cambiado con la irrupción de móviles cada vez con más definición y prestaciones. “Se han creado nuevos contenidos y formatos, hay tantas posibilidades de consumir como pantallas, aunque seguimos experimentando, esto no para. Por ejemplo, las series transmedia, distribuidas por distintos canales, fomentan el fenómeno fan”, concreta Rocío Gago.
Al encuentro con los espectadores más jóvenes, los productores han pasado, según Tapi, de hacer series en las que había adolecentes a “series de adolescentes con contenidos de adolescentes y, en ocasiones, con contenidos sugeridos por adolescentes”. El director de El internado, Águila Roja o Skam añade: “Antes había actores de 27 años representando papeles de jóvenes de 17, ahora buscas adolescentes de verdad con la misma problemática que los espectadores; ha habido cierta evolución en esa empatía”.
Precisamente, Tapi se refiere a la adaptación de la serie Skam, de origen noruego, que trata a fondo los conflictos de los jóvenes. “La productora noruega nos dijo que fuera un reflejo de los adolescentes españoles”, confirma. En el proceso, el equipo creó grupos de trabajo con adolescentes y sesiones con psicólogos especialistas para generar contenidos.
Texto: Javier Picos. Fotos: J.P.