El Centro Asturiano de Madrid, dentro de los Encuentros de Educación y Salud, entregó el título de Asturiano Adoptivo en Madrid a Jesús Martín Ramírez, director de la Cátedra Global Nebrija-Santander en Gestión de Riesgos y Conflictos. El profesor e investigador, que se comprometió a llevar esta distinción “con el orgullo y dignidad que se merece”, agradeció su nombramiento a Valentín Martínez-Otero, presidente del Centro Asturiano de Madrid y director del Grupo Complutense de Investigación Psicosociobiología de la Violencia: Educación y Prevención, y a Manuel Villa-Cellino, presidente del Consejo Rector de la Universidad Nebrija, por haberle permitido prolongar su actividad académica “al abrirme Nebrija, junto a su hasta hace poco rector Juan Cayón, tras mi jubilación forzosa de la Complutense”.
Precisamente, Manuel Villa-Cellino dedicó la laudatio a Jesús Martín Ramírez en el acto celebrado en la sede del Centro Asturiano de Madrid. En su opinión, el catedrático madrileño, “integrante distinguido de nuestro cuerpo docente”, es el epítome de las tres características que definen la Universidad Nebrija: esfuerzo, pasión por el aprendizaje y compromiso con el talento. De su “dilatada” trayectoria profesional, en la que ha combinado los estudios médicos, humanistas y jurídicos, Villa-Cellino destacó su labor en la educación comparada, la neuropsicología, la seguridad y defensa y en la psicobiología y sus investigaciones de la violencia desde el punto de vista biológico, materias sobre las que escrito unos 50 libros y más de 500 publicaciones científicas. “Referente en el análisis y prevención del terrorismo”, Jesús Martín Ramírez, miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York, ha asesorado a instituciones como la UNESCO o el Centro Reina Sofía para el estudio de la violencia.
Además de expresar su orgullo por la Cátedra Global Nebrija-Santander en Gestión de Riesgos y Conflictos, Manuel Villa-Cellino alabó el estudio de Jesús Martín Ramírez de las causas del comportamiento agresivo y la búsqueda de fórmulas para controlarlo. “A lo largo de su carrera esa preocupación por la salud de las personas se ha trasladado a analizar la salud del conjunto de la sociedad” añadió. Su carácter “multidisciplinar” y su visión “global y holística de todos los problemas” fueron otros de los aspectos del galardonado aportados por el presidente del Consejo Rector de la Universidad Nebrija.
“Damos la bienvenida al doctor Martín Ramírez a este grupo de amigos, unidos, no por la procedencia, sino por los afectos y las convicciones. A los asturianos pocos nos ganan en el amor a nuestra tierra y en el deseo de abrirnos a nuevos horizontes y nuevas personas. Por eso, Jesús, que nació en Madrid, es uno de los nuestros, porque si algo queda claro, es que el nuevo asturiano adoptivo en Madrid es también un hombre universal”, concluyó.
Sexo vs género
Después de la presentación de Villa-Cellino, Jesús Martín Ramírez, en su discurso titulado Sexo vs género, argumentó que los conocimientos científicos actuales “nos permiten afirmar que el sexo es una realidad biológica constatable, mientras que el género, además de su significado estrictamente gramatical, en las últimas décadas suele utilizarse también como un constructo cultural de estereotipos”. Su postura en esta materia se resumió en la siguiente tesis: “Hablar de `género´, en vez de `sexo´, aunque sea algo políticamente correcto, es incorrecto lingüística y científicamente”.
En este sentido, Martín Ramírez recordó que cuando en 2004 se propuso la ley contra la violencia de género en España, la Real Academia Española “desaconsejó utilizar la expresión `género´ en el nombre de la ley por razones estrictamente idiomáticas: es un anglicismo que contraviene los usos lingüísticos del español”. En castellano, apunta el investigador de Nebrija, “es un término técnico aplicable a palabras, no a criaturas, pues su uso idiomático común se refiere al género gramatical: masculino, femenino, o neutro. Consecuentemente, la RAE propuso toda una serie de alternativas para sustituirla: violencia doméstica, violencia por razón de sexo, violencia machista, violencia sexista, violencia sobre la mujer, o violencia en el entorno familiar”. Aplicar `género´ a este tipo de violencia “es muy desafortunado desde el estricto punto de vista de la lengua española, pues conculca aspectos gramaticales o léxicos firmemente asentados en nuestro sistema lingüístico”.
Asimismo, el director de la Cátedra Global Nebrija-Santander en Gestión de Riesgos y Conflictos aludió al sexo como “una realidad biológica constatable que muestra un dimorfismo sexual” y señaló que el género masculino, el femenino y el neutro, lo tienen las plantas, las cosas, las palabras, pero “biológicamente, los animales se componen de solo dos sexos bien distintos -macho y hembra”. Aunque dejó claro que hay que hablar de “complementariedad” y no de “superioridad” de un sexo sobre otro, Jesús Martín precisó: “El hecho de que, en el caso humano, varones y mujeres seamos ambos absolutamente iguales ante la ley -tenemos la misma dignidad y por lo tanto idénticos derechos y responsabilidades-, no significa que seamos psicobiológicamente idénticos. Por el contrario, muchas funciones fisiológicas están influenciadas directa o indirectamente por diferencias sexuales”.
Citando la Ley de Derechos Civiles de los Estados Unidos, que define gender identity como “apariencia, gestos u otras características relacionadas con el género de una persona, independientemente del sexo designado de la persona al nacer”, Jesús Martín Ramírez criticó el olvido del significado de gender en inglés “para convertirse en deudor de una ideología determinada, conocida como constructivismo: un constructo cultural, convencional y arbitrario de estereotipos que afirma que la identidad de género -ser hombre o mujer- es algo cultural, una mera vivencia interior, emancipado de la realidad psicobiológica del sexo”.
Péndulo en el centro
En este contexto, tildó de “absolutamente respetable” un feminismo “comprometido con la libertad, y con la limpieza argumental y que no tolere los ataques a la igualdad de derechos y oportunidades”. No obstante, el investigador de la Universidad Nebrija opinó: “El empeño en jugar la carta del género de una forma no solo reduccionista sino deliberadamente divisiva está llevando a una hipercorrección: en lugar de colocar el péndulo en el centro, se fuerza hacia el otro lado a la espera de que en algún momento vuelva al medio”.
Tras referirse a algún pasaje del libro Morderse la lengua: corrección política y posverdad, de Darío Villanueva, y a la idea de transgénero, Jesús Martín Ramírez sintetizó su discurso en la conclusión: “Hablar de `género´ -que ser hombre o mujer son solo una mera cuestión de sentimientos a elegir por cada persona- en vez de `sexo´, por tanto, puede ser políticamente correcto, pero lingüística y científicamente es incorrecto”.
Texto: Javier Picos. Fotos: Nacho Nava.
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