Los arquitectos del estudio b720 conservan la tranquilidad en medio de la vorágine de proyectos. Pararse para luego solucionar. Esta dinámica, aderezada de” ilusión, eficiencia, responsabilidad y sostenibilidad”, la defendió Fermín Vázquez, socio fundador, junto con Ana Bassat, de b720, durante una conferencia organizada por Fernando Moral, director del Departamento de Arquitectura de la Universidad Nebrija.
“Nos tenemos que parar a pensar en qué es lo necesario y lo inevitable en arquitectura”, dictaminó Vázquez. En un ejercicio crítico con sus propios encargos, expresó que el aeropuerto de Lleida-Alguaire (2010) “seguro que no hacía falta porque apenas aterrizan aviones” o que el Pabellón de España para la Expo de Milán en 2015 se levantó “para ser desmontado porque no hubo nadie que quisiera acoger el edificio entero”.
Ante los estudiantes, el arquitecto madrileño, que ha ejercido como profesor de proyectos en la École d’Architecture et de Paysage de Burdeos o la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, desgranó varios de los trabajos de su estudio, integrado por más de 40 profesionales entre las oficinas de Madrid y Barcelona. Si a la plaza del Torico en Teruel la dotaron en 2008 de líneas “atractivas” y luminiscentes en la pavimentación adoquinada, en el Hotel VP-Plaza de España, integraron el granito y los vidrios curvos en un edificio con 18 plantas de altura sobre rasante y más de 200 habitaciones.
En el aeropuerto de Lleida-Alguaire, “con humildad ejercimos de ingenieros” para “relacionarnos con el entorno de forma discreta, con una obsesión por el camuflaje para que la terminal no pareciera un alienígena”. En la citada instalación de la Expo de Milán, dedicada a la alimentación y la energía, b720 ideó un recorrido de los visitantes que empezaba en un “digestorio”, pasaba por diferentes salas y luego desembocaba en la salida, que se situaba junto a la tienda.
Antes de centrarse en el Liceo Francés de Barcelona, Fermín Vázquez también se refirió al Mercat dels Encants de la ciudad condal, una auténtica referencia de los artículos de segunda mano. “Aquí construimos una gran marquesina que dignificaba al mercado y la hacía reconocible en la distancia”, señaló. Al poco tiempo, El Periódico publicó en su primera una foto de la instalación con la siguiente pregunta “¿Esto vale 56 millones?”. Vázquez, esbozando una sonrisa, comentó que realmente costó 37 millones: “Estábamos en el pico de la crisis –se levantó en 2013-, pero el mercado era rentable y estaba injustamente tratado”. Al poco tiempo, los titulares se centraron más en el “encanto turístico” del lugar.
La organización de charlas de profesionales de referencia forma parte del ambicioso programa del Departamento de Arquitectura de la Universidad Nebrija, que ya prepara un acto, enmarcado en el V Centenario del Fallecimiento de Antonio de Nebrija, para celebrar el ingreso de la Universidad en la Nueva Bauhaus Europea, “un proyecto de orden cultural aposentado en una sólida tradición continental”.
Texto: Javier Picos. Fotos: Zaida del Río.