El 22 de diciembre de 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió designar el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia para conmemorar y reconocer la trayectoria de todas aquellas mujeres que han contribuido al avance de la ciencia y la tecnología y cuya historia muchas veces ha quedado en el olvido. Se trata de fomentar en las niñas el amor por las carreras STEM [acrónimo en inglés de los términos ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas].
La Universidad Nebrija ha querido contribuir a esta celebración con un café coloquio protagonizado por María Pilar Marín Palacios, directora del Instituto de Magnetismo Aplicado (UCM); Blanca Travesí Bugallo, ingeniera Biomédica y co-fundadora de U4IMPACT, y Nerea Portillo Juan, investigadora predoctoral sobre cambio climático e Ingeniera de Caminos, Canales y Puertos (UPM).
Pilar Vélez inauguró el coloquio con una serie de datos recopilados del Informe sobre mujeres y formación STEM realizado por el Ministerio de Educación y Formación Profesional en 2022. “Las mujeres representan el 36% del alumnado en las titulaciones del ámbito de las STEM cuando en general suponen el 56% de las matriculadas. Por carreras, el 62% estudia Biología, mientras que Ingeniería Informática (14%), Ingeniería Mecánica (17%) e Ingeniería Eléctrica (19%) son las carreras en la que menos mujeres se matriculan”, señaló la directora del Grado en Matemáticas Aplicadas de Nebrija.
Pese a los grandes avances y logros de las mujeres en la historia, su presencia en los ámbitos científicos sigue siendo menor que la de los hombres. Al salir al mundo laboral en las carreras STEM estas cifras continúan bajando. “Las mujeres son el 52,1% de los graduados. Un 18,6% forman parte de las carreras técnicas, un 15,6% tiene un perfil técnico y, tan solo un 2% se decantan por las start ups. Con estas cifras vamos a establecer un coloquio”, señaló Vélez.
Si quieres puedes
Así, Alia Baroudi, directora del Grado en Física Aplicada, subió al estrado para presentar a María Pilar Marín Palacios, directora del Instituto de Magnetismo Aplicado, a la que le preguntó: ¿Cuál crees que es el motivo por el que esos datos descienden aún más cuando hablamos de doctorados?
“No es una pregunta sencilla, la verdad”, le contestó. “Aunque las cosas están cambiando, creo que hay un componente en el que las mujeres debemos convencernos de que podemos hacerlo, como también debemos convencernos de que se puede compatibilizar la vida personal con el trabajo”.
María Pilar Marín reconoció que para llegar a donde ha llegado ha tenido que ser “muy firme en el trabajo y en las convicciones”. Ella empezó rompiendo muros en un mundo de hombres, cuando hasta los tribunales de oposiciones los controlaban hombres. Defendió las primeras leyes de paridad políticas. Aquellas que exigían que las mujeres formaran el 50% de los tribunales, aunque hoy le pone sus peros. Es consciente de que abrieron puertas a las mujeres investigadoras, aunque en la actualidad prefiere que “se cuente con las mujeres por su valía”.
La directora del Instituto de Magnetismo Aplicado destacó la importancia del ambiente familiar para no dejarse llevar por los prejuicios sociales respecto a las carreras STEM. “Hay que empezar cambiando a la sociedad”. Firme defensora de la educación y, sobre todo, de la educación en libertad, Marín confesó que ella jamás sintió ningún tipo de presión en su familia. “Mi madre era ingeniera y mi abuela, química y catedrática en Pamplona”. Ahí es nada.
No quiso pasar por alto un reconocimiento a sus compañeros profesionales. “Mi carrera se la debo a los hombres. Fue mi director de tesis quien me encauzó bien y el que me dio una oportunidad que yo supe aprovechar. Me dedico al magnetismo porque era el hueco que había. Lo cierto es que podría haber sido otra cosa”.
Todo lo que le han ido enseñando, ella ha procurado implementarlo en el instituto que dirige. Donde llegó para sustituir a Antonio Hernando, un investigador con mucho predicamento y alguien muy importante en su campo. “Me propusieron la dirección y no me lo pensé. Acepté. La vida me había puesto ahí, pero yo también luché para ello”.
Sostiene Marín que como mujer ha tenido que “trabajar mucho para tener suficientes cimientos para argumentar las cosas y defenderlas”. Para ella, la empatía y la magnanimidad son cualidades sine qua non para conseguir cualquier meta que nos propongamos.
Quería ganar el Nobel
Nieves Cubo, investigadora principal del grupo de investigación Nebrija Inteligencia Artificial y Sistemas Emergentes, fue la encargada de presentar a Blanca Travesí Bugallo, una joven que “desde pequeña” supo que “quería ser científica”. Es más, “quería ganar el Nobel” y nadie en su casa le cortó las alas para estudiar una carrera STEM como es la de Biomedicina.
Siendo una adolescente se propuso leer todos los días una noticia sobre ciencia y se interesó por la vida de científicas como Marie Cuire, por ejemplo. Conoció a Margarita Salas y contó con un impulso fundamental: el del colegio. “Jamás me quitaron las ganas de ser científica”. Ella, como Pilar Marín, también creció en una familia con referencias científicas en la que el género no se convirtió en una lacra. Su abuela, sus nueve hermanas y sus dos hermanos fueron universitarios. Muchas de ellas escogieron carreras STEM.
Esta joven emprendedora aboga por “tratar a la gente como lo que va a llegar a ser y no como lo que es”. Subraya que no hay nada más estimulante que “decirle a alguien que puede llegar, porque con eso les das toda la perspectiva.
Cosas que me han pasado por ser mujer
Cofundadora de U4IMPACT, plataforma para conectar empresas y organizaciones sociales con universitarios para que su Trabajo Fin de Grado (TFG) o de Máster (TFM) influya en los objetivos de desarrollo sostenible aprobados por la Asamblea General de Naciones Unidas, Blanca lleva un bloc de notas en el móvil que ha bautizado “cosas que me han pasado por ser mujer”. Entre las que sorprende que una madre le dijera que iba a “contratar a un ingeniero de verdad” para las clases particulares de su hijo porque “ya entraba en Primero de Bachiller”. O que algún futuro socio consideró que ella no tenía capacidad de decisión en su empresa y se negó a entrevistarse con ella. Por no hablar de aquel que le dijo que llegaría un momento en el que “tendría que elegir entre ser buena madres o seguir siendo tan ambiciosa”.
Mi trabajo como mujer emprendedora y científica me ha permitido asistir a muchos foros para mujeres en los que he conocido muchas mujeres investigadoras, inversoras y emprendedoras. Ahora bien, el objetivo real de estas celebraciones es que lleguemos a tal normalidad que puedan desaparecer este tipo de foros de género dedicados a las carreras STEM”.
Investigación y maternidad
Clara Matutano, ingeniera de Caminos Canales y Puertos e investigadora del grupo ARIES, dio la palabra a su compañera de promoción Nerea Portillo Juan. Lo hizo abriendo un melón, en cierto modo, incómodo y que debería estar más que superado a estas alturas del siglo XXI. Se preguntó Matutano por qué la maternidad termina frenando la carrera profesional de muchas científicas. Ella, que es madre en solitario de un niño de cinco años, se niega a aceptar ese tabú que pulula entre la comunidad científica, y por qué no, en la sociedad. Un tabú que impide hablar con normalidad de la conciliación familiar. “No os desaniméis. Si los jefes no lo entienden, ese no es vuestro trabajo”, destacó.
A sus 25 años, Nerea aún no se ha planteado este tema, pero es consciente de que se puede madre y científica. “Mi madre estudio física y ella es el espejo donde me veo reflejada”, recalcó.
Como sus compañeras, está de acuerdo en que el entorno familiar es muy importante, “pero las que no tengan un entorno como el nuestro, el apoyo lo deberían encontrar en el colegio”, recalcó.
Brecha STEM
Lamentablemente, la brecha de las asignaturas STEM surge a los 6 o 7 años. “Hay muchas niñas que se creen que no pueden con ellas porque son muy difíciles y es muy importante que encuentren apoyo entre sus profesores”.
Como Pilar, la veterana de este coloquio, Nerea Portillo confesó que llegó a la investigación porque se topó con Vicente Negro. “Alguien al que le debo mucho y que ha encauzado mi carrera”, añadió. “Es cierto que hay que dejarse guiar. A mí me queda mucho que aprender. Siento que estoy haciendo algo para la sociedad, con mi trabajo aporto algo al cambio climático”, explicó.
Respecto a la maternidad, Portillo defendió la libertad de hablar libremente de la conciliación. “¿Por qué está mal visto que vayas al médico con tu hijo? ¿Por qué tenemos que renunciar a la carrera? Como si no pudiéramos hacer todo”, exclamó.
A lo que Clara Matutano contestó: “A raíz de ser madres hacemos más cosas de manera más organizada”. “La maternidad no nos anula, nos empodera”, añadió la directora del Instituto de Magnetismo Aplicado. “Yo tengo una hija de tu edad, es ingeniera y trabaja en una empresa. La carrera científica es una carrera que da mucha libertad. El futuro de un país tiene que ver con la investigación. El coronavirus no lo ha demostrado”, recalcó.
Tras establecer una pequeña charla entre los asistentes y las ponentes, ponentes moderado por Alexandra Delgado, investigadora principal del Grupo At-the-oUTSET, el café coloquio finalizó con el maravilloso minuto final de Pilar Marín. La investigadora se dirigió a las niñas de hoy y futuras científicas del mañana. A las estudiantes STEM.
“Cuando te encuentres dificultades no mires hacia atrás, no dudes, sigue adelante y da lo mejor de ti. Pide ayuda a tus padres, a tus profesores, a tus compañeros. No dejes que los problemas se acumulen y oscurezcan tu camino. Trabaja todo lo que puedas, pues las grandes obras son fruto del esfuerzo, pero sin descuidar a tus amigos y a tu familia. Cada momento tiene su afán y hay que saber divertirse también.
Cuando termines tus estudios, convéncete de que tus sueños y aspiraciones profesionales tienen un lugar en el mundo. Añádete retos a los que se enfrenta la humanidad y en cuyo logro tú tienes que jugar un papel fundamental.
Es bueno tener claro el tipo de trabajo que te gustaría desarrollar, pero debes estar abierta a las oportunidades reales que se te presenten.
Una vez en tu primer puesto de trabajo y a lo largo de tu vida profesional da lo mejor de ti. Ten la mente abierta. No pierdas nunca las ganas de aprender. Sé empática con tus compañeros y firme en tus convicciones.
Sigue cuidando a tu familia y amigos pues serán la roca a la que agarrarse en tiempos de dificultad”.