Antes del contexto, aquí estás las referentes:
Dolores (Lola) Norte, la primera ingeniera de Minas de España, una mujer que abrió literalmente el camino en su ámbito y que completó además su formación en el prestigioso Massachussets Institute of Technology (MIT). Lleva toda la vida liderando proyectos en España y fuera de España; “desde luego, una pionera a la que dan ganas de imitar”.
María Rotondo. Estudió Ciencias Económicas y Empresariales en la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado buena parte de su carrera en el Banco Santander como analista de inversiones en el sector de las Telecomunicaciones, Media y Tecnología. Actualmente es consejera independiente de Telefónica.
Lorena Baeza, alumni de Nebrija que estudió Periodismo y sobresalió desde el comienzo. Ganó un premio Nipho siendo estudiante y diez años después fue distinguida con el premio a la Trayectoria profesional de antigua alumna. Trabaja en el programa El Objetivo, de LaSexta, y se ha especializado en el periodismo de datos y verificación.
Natalia Arias, investigadora de la Universidad Nebrija en el área de la neurodegeneración. Es licenciada en Biología, graduada en Psicología, Máster en Neurociencias y doctora en Psicología. Es investigadora principal del grupo BRABE, Brain Behaviour. “Un ejemplo de carrera investigadora brillante y prometedora”.
Las cuatro participaron en un coloquio moderado por María Gil, directora de Comunicación de la Universidad Nebrija, en el Campus de Madrid-Princesa, para celebrar el 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer. La Universidad dio voz a las reivindicaciones por la igualdad de salarios y oportunidades y por una mayor presencia en los puestos de dirección sin olvidar la defensa de la dignidad y de los derechos humanos. Las nuevas generaciones de estudiantes necesitan referentes femeninos, “un espejo en el que mirarse”, una inspiración que les permita crecer en su vida personal y profesional. Las estudiantes pudieron identificar a estas profesionales consagradas en una jornada que también contó con una entrega de premios a los mejores carteles relacionados con la niña y la ciencia y con el tradicional lanzamiento de sombreros en el patio, un gesto simbólico en honor a las Sinsombrero, un grupo de artistas y escritoras españolas de principios del siglo XX cuyas aportaciones han permanecido orilladas.
Ahora sí, el contexto, aportado por María Gil y Cristina Villalonga, vicerrectora de Educación Digital y Tecnología de la Universidad Nebrija:
“Hemos avanzado muchísimo, desde luego, tenemos más derechos que nunca, pero todavía la desigualdad entre hombres y mujeres es enorme, en especial en los países menos desarrollados”. En países como España sigue habiendo una brecha salarial superior al 28 %, según datos de los Técnicos de Hacienda. Un informe publicado por la ONU pronostica que nos harán falta casi 300 años para lograr una igualdad efectiva y completa entre hombres y mujeres.
Aprovechando la presencia de Norte, Rotondo, Baeza y Arias, “a las que desde luego nos gustaría parecernos en muchas cosas”, Cristina Villalonga apostó por avanzar en la igualdad y por la ruptura de estereotipos. “Los referentes femeninos de las niñas que nacimos en los 80 no estaban representados en los libros de texto; en estos 40 años ha cambiado todo mucho y el contexto digital, que nos ha conectado globalmente, puede ser un fantástico altavoz para dar visibilidad a discursos científicos, tecnológicos y de otras disciplinas”, comentó en alusión al lema del Día Internacional de la Mujer 2023 Por un mundo digital inclusivo: innovación y tecnología para la igualdad de género.
Última acotación, antes del intercambio de ideas y reivindicaciones: la de las referentes de las referentes:
Lola Norte las tiene presentes a Madame Curie, la única mujer en conseguir dos Premios Nobel en diferentes disciplinas, y a sus padres, que la animaron a una carrera “muy versátil en la que me lo he pasado muy bien”.
María Rotondo citó a su tía abuela, arquitecta; a Ana Fernández-Ardavín, decana de la Facultad de Economía y Empresa de Universidad Nebrija, y a todas las que trabajan “en mundos todavía varoniles”.
Para Lorena Baeza, las ·grandes fuentes de inspiración” fueron su familia, “que siempre veía el telediario en casa”; Almudena Ariza, por su “entereza” en las coberturas internacionales; Ana Blanco, por el tratamiento en la catástrofe del Prestige, y las mujeres afganas. También, su colega María Llapart, que le envió un correo con consejos para que bordara su primer directo de la televisión. “Este correo es un ejemplo de sororidad y solidaridad entre mujeres, yo lo sigo reenviado”, dijo.
Natalia Arias reconoció que en el mundo de la ciencia hay silenciados muchos nombres. En su caso, elogió a su tía abuela, la primera en licenciarse en Químicas en la Universidad de Oviedo y no pudo ejercer porque se dedicó a su familia y a criar a sus hijos, y a su madre, que siempre confió en su capacidad. Añadió a Martine Ammassari-Teule, catedrática del Consiglio Nazionale delle Ricerche (CNR), y Edda Thiels, catedrática de la Universidad de Pittsburgh, que le aconsejó que a las reuniones de trabajo, llenas de hombres, fuera “cafeinada”, porque el silencio “no era una opción”. “Siempre he agradecido a las mujeres inteligentes que intentaban ayudar para empoderarte; “el empoderamiento fue un proceso de aprendizaje en habilidades” para ella, para “esa niña que “se moría de timidez cuando intentaba vender las papeletas de navidad”.
Limitaciones a una misma
Hubo más asuntos que despertaron el interés de la audiencia y propiciaron un debate más allá del acto que conmemoraba el Día Internacional de la Mujer.
Sobre los obstáculos y dificultades que las mujeres encuentran en el terreno laboral, Lola Norte apostó por la formación y la mentoría para cambiar mentes y hábitos. Aprender todo el tiempo, haciendo hincapié en la tecnología y la sostenibilidad, es también la opción para María Rotondo, que todos los años se regala un curso académico. No obstante, a su juicio, más del 70 % de las limitaciones “nos las ponemos nosotras mismas”. Y puso dos ejemplos para demostrarlo. Uno, el de una joven que quería dejar el trabajo en el Banco Santander porque se había quedado embarazada. “¿Qué ocurre, estás enferma?, vas a faltar cuatro meses en una carrera profesional de cuarenta años”, le reprendió. El otro, cuando al final tuvo que tirar de creatividad para cambiar el encabezado del correo “Buenos días, señores”, por un “Buenos días” a secas, aunque ella fuera la única mujer en la lista de destinatarios.
“Conectar con otros cerebros que te van a oxigenar y gestionar los ruidos que surgen alrededor” fueron otros dos de los consejos de Rotondo.
Lorena Baeza, que aludió a alguna “sensación desagradable” por algún comentario y por “valoraciones personales por mi apariencia física como mujer”, sacó a colación el síndrome de la impostora, “esa autocritica, ese autoboicot tan enorme” que siguen teniendo muchas mujeres. Ante ese “discurso del miedo”, la periodista precisó que “hay que decirse que valemos”.
“Una galletita dura”
A Natalia Arias un jefe le decía que era una hard cookie -una galletita dura-. “Mientras la seguridad en los hombres se valora, en las mujeres se reduce a agresividad o exceso de confianza o de presunción”, criticó. Además, ante casos graves de acoso laboral, la investigadora animó a las mujeres a visualizarlo. En todos los asuntos, “debemos acompañarnos y trabajar en la sororidad, así como en la formación junto a los hombres”. Defendió la importancia de la actitud porque “tenemos dos opciones; sentirnos víctimas o ser las protagonistas”.
Muchas veces las personas que no forman parte del núcleo de la empresa donde trabajas son las que te reconocen tu valía. Esa idea, aplicada a las mujeres, la introdujo en el debate María Rotondo. Es una manera de empezar a cambiar las situaciones injustas, aunque no hay que descartar “dar puñetazos en la mesa en determinados momentos”. Ella reconoció haber dado cuatro o cinco a lo largo de su carrera profesional.
En la igualdad de género, los medios de comunicación pueden desempeñar un papel fundamental. Así lo cree Lorena Baeza: “En los casos de acoso y violaciones hay que cuidar mucho el lenguaje para que de ninguna manera la mujer sea la persona que se ponga en duda”. La educación en edades tempranas, la importancia de escuchar a las jóvenes y una mayor representación de las mujeres en los consejos de dirección son, a su juicio, una buena manera de avanzar en la equidad.
Natalia Arias, que admitió ser “muy guerrera” recordó la “responsabilidad” que, en este sentido, tiene cada mujer con las que vienen detrás porque cada una “es el faro de tu nicho, de tu sector”.
La necesidad de la formación
Al optimismo en los avances, la formación y la mentoría defendidos por Lola Norte, Lorena Baeza añadió “abrir los ojos y escuchar a personas diferentes a ti, más allá de tu comodidad”. En ejemplos concretos, Natalia Arias apuntó a no incluir tu condición de mujer u hombre en la documentación para ascender de puesto y evitar el sesgo que “aún se da” en determinados ámbitos. María Rotondo también propuso que en el paquete de bienvenida a las universidades se fomentara una formación en igualdad. El plantearse la realidad de las cosas también ayuda a avanzar en la igualdad. Como explicó Rotondo, antes los dummies -los maniquíes que se utilizan en las pruebas de seguridad en el sector automovilístico- recreaban la figura de un hombre de 1,80. Esta circunstancia ha cambiado hace poco tiempo.
En la jornada de la Universidad Nebrija, las profesoras Pilar Vélez, exrectora de la Universidad Nebrija, y Alexandra Delgado y Juan Carlos Arroyo, decano de la Politécnica Nebrija, entregaron los diplomas del concurso del Día de la Mujer y de la Niña en la Ciencia a los alumnos Jaime Vicens -primer premio-, Javier Jiménez, Ignacio García, Cristina Costas y Nuria Muñoz, que recrearon la figura de las siguientes científicas: Cora Dvorkin, Asha de Vos, Katalin Karicó, Jane Goodall y Marie Maynard Daly. Más referentes.
Texto: Javier Picos. Fotos: Zaida del Río.