Jeff Brock, arquitecto, socio fundador de Moneo Brock, ofreció una conferencia a los alumnos de Arquitectura y Diseño de Interiores en la que compartió la actividad poliédrica en la que trabaja el estudio que comparte con su pareja, Belén Moneo. La conferencia de Brock se convirtió en el broche de oro que cierra el curso.
Con la presencia de Juan Carlos Arroyo, decano de la Escuela Politécnica Superior, Fernando Moral, director de departamento de la Escuela de Arquitectura, hizo las veces de maestro de ceremonias. “Moneo Brock no es una oficina de arquitectura, no es una oficina de diseño, no es una empresa que diseña espacios, sin embargo, es todo eso a mismo tiempo”, expuso.
Llegó en bicicleta a la Universidad Nebrija. Coherente con la filosofía que defiende su equipo en Moneo Brock, una empresa que desde su nacimiento ha estado interesada en la búsqueda y aplicación de soluciones sostenibles en todos los proyectos, Jeff Brock (Virginia, 1963) explicó a los alumnos que la misión sobre la que debe pivotar cualquier trabajo de arquitectura es “mejorar el medio en el que vivimos”.
Legado social
Este licenciado por la Universidad de Pricenton y Master de Arquitectura en la Universidad Columbia de Nueva York arrancó su conferencia compartiendo con los futuros arquitectos y diseñadores la pregunta sobre la que ha basado toda su trayectoria profesional. “¿Qué espero yo de la arquitectura? Para mí es un gremio en el que se puede ser colaborativo, pero realmente siempre me queda la pregunta filosófica: ¿Qué legado quieres dejar en este mundo?”.
Para que el alumnado entendiera el porqué de esa preocupación vital que ha pululado por su mente desde que era un niño, Jeff Brock verbalizó sus recuerdos del Londres de la década de los años 70. “Fueron los años del nacimiento del Punk y de otro movimiento antagónico, los skinheads, cuyos tintes racistas e hiperviolentos marcaron mi infancia y adolescencia. Estudiaba en el Colegio Americano en Londres, un lugar privilegiado en aquel tiempo. Un día un profesor de historia nos llevó a la fábrica para que entendiéramos cómo funcionaba el mundo y para despertar nuestras conciencias. Entre unas experiencias y otras tuve que tomar partido”, explicó.
Llegó a la Arquitectura por casualidad. Confesó que era la síntesis perfecta de sus intereses. “Siempre fui nerd. Un friki. Matemáticas y arte unidas a la preocupación social. Perfecto”. Realizó su tesis con un proyecto sobre la vivienda colectiva en un centro en Jamaica Queens en Nueva York.
Desde entonces, su carrera ha fluido entre una constante preocupación por mejorar la vida de los ciudadanos. “Tuve la suerte de trabajar en espacios que tienen la posibilidad de contribuir en el espacio público”.
Iglesia de Monterrey
Así las cosas, el conjunto de su trabajo ha abordado diferentes escalas, desde la urbanística hasta el diseño más cercano. Entre sus obras emblemáticas destacan las Termas de Tiberio en el Balneario Panticosa, la Iglesia de Monterrey (México) y la rehabilitación de Plaza de la Villa de Sencelles (Mallorca).
Brock compartió con los estudiantes cómo es su proceso creativo a la hora de poner en marcha un proyecto.
Comenzó con la exquisita y al mismo tiempo brutalista Iglesia de El Señor de la Misericordia en Monterrey (México). Partiendo de la base de que Monterrey es una ciudad infernal para la movilidad, cuestión que tiene un efecto directo en la arquitectura, llegó el encargo de diseñar una iglesia en medio de un desarrollo comercial “con calles pensadas para la gente, una zona a la que llaman pueblo, con zonas verdes. Un lugar muy agradable y que tiene mucho éxito gracias a su contexto”.
En ese espacio su estudio debía que colocar una iglesia. Brock comenzó su inspiración en la basílica de Santa María Novela en Florencia. “Me interesó esa idea de fachada plana”, matizó. Otra fuente de a que bebió fue la catedra de Los Ángeles (Los Ángeles EE.UU) ideada por su suegro Rafael Moneo. Como también estudió “las formas de admitir la luz natural de la Iglesia Marco de Canavese de Álvaro Siza. “Hay que admitir las influencias. Por su puesto, para el proyecto tuvimos muy en cuenta la relación entre las formas de la montaña y la forma de la iglesia. El resultado final de este proyecto es una iglesia ubicada en una plaza para donde se organizan celebraciones multitudinarias y cuyo frontón se emiten películas.
Laboratorios de la Universidad El Rosario
Otro de los retos que Brock compartió con los alumnos fue el proyecto de los Laboratorios de la Universidad de Rosario (Bogotá). El edificio de laboratorios se eleva sobre el barrio como un afloramiento mineral, dialogando tanto con la ciudad como con el paisaje de la ciudad. Este volumen se eleva sobre un basamento, unido a través de una cadena ascendente de espacios comunes de doble altura que se combina con espacios docentes y de investigación.
Plaza de la Villa de Sencelles
Por último, compartió el resultado de la rehabilitación de la Plaza de la Villa de Sencelles en Mallorca. Un proyecto que su estudio ha realizado pro bono, alineado con la esencia que ha dirigido su vida profesional desde sus inicios. “Nuestro deber como arquitectos es conseguir que los proyectos mejoren el entorno, que den algo más”, concluyó.