Alicia Velasco, Irune Cabanillas, Claudia Cort, Alba Arroyo, Elena Barral, Lucía Trigo y Sofía Gil. Ahí quedan los nombres y apellidos de siete artistas con desparpajo y ganas de seguir creciendo. Siete alumnas de 4º del Grado en Bellas Artes a punto de presentar sus trabajos de fin de curso y con su obra recién desembalada en Planta 1 (calle de Victor Manuel III, 18, Madrid). Siete propuestas que respiran, bajo el título de Mudas, hasta el 9 de julio dispuestas al debate con el público, siete mundos interiores con capacidad de afectar mundos ajenos.
El Taller de Proyectos de la asignatura de Creación Contemporánea II es la semilla que desencadena la muestra. El profesor Luis Gárciga anima al septeto a ampliar sus recursos expresivos en torno a ejes como la identidad, la muerte, el delirio, la familia, la diversión, los cuidados, la belleza y los afectos. Desencadena en ese momento “un proceso de mudas en el que dejan parte de lo que tienen para seguir creciendo”. Lo que al principio no era más que “una nube de ideas” se transforma en “un cambio morfológico, en una búsqueda de la singularidad y de la voz propia de cada artista, en un viaje onírico para encontrar un hogar en la profundidad de nuestro ser”.
Los formatos, desde fotografías, esculturas, instalaciones y dibujos hasta cinemagrafías, intentan aglutinar la etapa de renovación y transformación de los artistas, “donde se produce un desprendimiento de capas antiguas y florecen nuevas formas y estados”, como ocurre con la naturaleza.
En Carabanchel empieza el camino profesional
“Van por muy buen camino, me sorprenden sus obras y cómo han hecho de la exposición un espacio suyo”, comenta Julio Pérez Manzanares, director del Grado en Bellas Artes. Los procesos de investigación y el resultado “muy avanzado” se palpan ya en estas artistas en ciernes que “se enfrentan al mundo profesional desde el entorno del barrio de Carabanchel, el epicentro del arte contemporáneo”, sede de diferentes galerías y hogar de pintores, escultores y fotoperiodistas ilustres.
Pablo Alvarez de Toledo, director del Departamento de Artes de la Facultad de Comunicación y Artes, confirma, durante la inauguración de Mudas, que la muestra es “un salto de gigante hacia la personalidad de las jóvenes artistas en un mundo de libertad y creatividad absoluta”, circunstancia que permite “coger el toro por los cuernos y atreverse a celebrar sus obras y reflexionar sobre ellas en un espacio modesto”.
Alicia Velasco e Irune Cabanillas, dos de las “osadas”, se muestran encantadas de participar en esta iniciativa “enriquecedora” que “supone un lujo para comenzar nuestras carreras”. Las siete parecen mimetizarse con sus siete propuestas cuando explican a los visitantes sus raíces y sus sueños. La frescura ya está esparcida, ahora falta el recorrido.
Algunos apuntes de las obras escritos por sus creadores:
- A las 9 y media en el cementerio. Irune Cabanillas. “Una fina línea entre la vida y la muerte” ideada en sus visitas en días de lluvia a cinco cementerios del País Vasco. “La vida es la lluvia; la muerte, el concepto del cementerio”. Las fotografías están en reveladas en un formato 13×13, “con todo su sentido simbólico”.
- Detrás de un flotador con forma de pato y amarillo chillón. Claudia Cort. “En la memoria se regresa al territorio de la infancia. Entre mis manos, un retrato familiar, un flotador. Un proyecto que recrea una experiencia sensorial inefable a través de la fotografía, donde vuelvo al lugar de veraneo”.
- La piel oculta. Lucía Trigo. “La imagen del cuerpo es la huella de la historia emocional de toda persona; es decir, construye y se modifica a lo largo del desarrollo de la vida humana”.
- Obertura analógica. Alicia Velasco. “En nuestra dimensión coexisten dos mundos paralelos: la realidad y un mundo fantástico. Creado a partir de una historia basada en los acontecimientos actuales”.
- Tiempo de despiece. Alba Arroyo. La artista no da respuestas, solo plantea estas dos preguntas: “¿Cómo puede desaparecer el cuerpo humano?, ¿cómo podemos desaparecer?”.
- The Everyday Show. Elena Barral. “Este proyecto pone el foco en el interés en la relación pasiva del espectador respecto a la obra de arte y su entorno. Hacer consciente al espectador de la necesidad de pasar de un estado contemplativo a su estado activo, dentro de lo cultural y lo visual a través del arte”.
- Delirio en calma. Sofía Gil. “A través de la exploración del inconsciente trato de establecer un vínculo entre el mundo real y el onírico en el cual se muestra una conexión entre el cuerpo, la mente y el entorno”.
Por cierto, Emilio Navarro, director de Planta 1, que reitera que el espacio no es una galería al uso sino una sala sin ánimo de lucro “donde descubrir obras interesantes”, apoya estas muestras porque aportan “una mirada joven de por dónde va el arte contemporáneo”.
Texto: Javier Picos. Fotos: Zaida del Río.