Inteligencia artificial sí, pero con cautela, con una implantación dilatada en el tiempo y sin sustituir la seguridad “humana” que ofrecen los maquinistas, los pilotos o los patronos. Diferentes representantes del sector del transporte, que representa el 10 % del PIB español, abordaron este asunto, junto a la sostenibilidad y la intermovilidad en una jornada moderada por Miriam Vieco, profesora de Economía y Procesos de Internacionalización de la Universidad Nebrija.
En el debate celebrado en el Campus de Madrid-Princesa, Óscar Sanguino, presidente de SEPLA (Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas), se mostró muy crítico con el proyecto, estudiado por “alguna” compañía aérea”, de suprimir un piloto de cabina. Además de “la eliminación de puestos de trabajo” que conlleva, “la propuesta reduce la seguridad, porque desaparece el sistema de cross-check (doble comprobación)”. Los pilotos, en su opinión, “estamos a favor de la tecnología, pero remplazar un piloto por inteligencia artificial no supone un avance, sino un riesgo; la inteligencia artificial sirve para apoyar lo que ya está, pero este aspecto conlleva una amenaza muy clara”.
En la misma línea, Diego Martín Fernández, presidente de SEMAF (Sindicato Español de Maquinistas Ferroviarios) opinó que un modelo de inteligencia artificial puede usarse en un circuito cerrado “donde está controlado el entorno y no hay un riesgo asumible, pero hay operaciones en los que tiene que interactuar un hombre con la máquina”. Sin perder de vista “el reto de crecer en movilidad, pero sin bajar los niveles de seguridad”, Martín Fernández defendió una transición “regulada y dilatada en el tiempo” en la implantación de estas tecnologías.
Cuatro grados de automatización
En el transporte marítimo ya hay sistemas de navegación autónoma donde no es necesaria la intervención humana. Actualmente existen cuatro grados de automatización en buques, pero, de acuerdo con Carlos Martínez, gerente de COMME (Colegio de Oficiales de la Marina Mercante Española), resulta “necesaria” una revisión “profunda” de la normativa internacional con respecto a la responsabilidad. “La inteligencia artificial no va a pagar las consecuencias del naufragio de un petrolero”, apostilló.
El gerente de COMME, que resaltó “la pericia la experiencia y la rapidez del ser humano ante la incertidumbre”, manifestó en la jornada organizada por la Universidad Nebrija que los marinos mercantes no están en contra de la inteligencia artificial; “al contrario, puede ser muy beneficiosa en la gestión de rutas, en el mantenimiento predictivo de los buques y en la gestión de las flotas”.
Sostenibilidad social y económica
Otra “turbulencia” del sector de los transportes gira en torno a la sostenibilidad y las maneras de aplicarla. El objetivo climático de la UE pretende reducir las emisiones en lso países miembros en al menos un 55 % de aquí a 2030. Para Óscar Sanguino y Carlos Martínez, este concepto ha de integrar no solo la “pata” medioambiental sino también la social y la económica.
“Reclamamos un proceso de adaptación para ser sostenibles, la hoja de ruta tiene que ser más clara y estable para que no sea una flor de primavera. Debe haber un equilibrio entre el impacto medioambiental y el económico y en el derecho laboral porque no somos conscientes de lo que nos va a costar esta integración. ¿Quién va a pagar esa factura?”, planteó Sanguino.
En este sentido, el presidente de SEPLA apostó por el liderazgo de España en la elaboración del SAF -un nuevo combustible que reduce hasta un 80 por ciento de emisiones de CO2- y la integración de todos los países -China incluida- en las normativas internacionales sostenibles-, y puso en duda la propuesta de eliminación de los vuelos de menos de dos horas sin la inversión necesaria para asegurar las conexiones de los viajeros así como la implantación de una tasa a los pasajeros de avión porque “España podría perder con esta medida entre cuatro y cinco millones de viajeros”.
Inversión en intermodalidad
Asumiendo las medidas medioambientales -el 98,8 % de los buques de carga siguen usando combustibles fósiles-, Carlos Martínez recordó que el crecimiento del comercio marítimo internacional debe llevar parejo una modernización de los puertos, una mayor innovación tecnológica y una “estrecha” colaboración entre las empresas públicas y las privadas.
En una mesa redonda que contó también con Óscar Gómez Barbero, director general de negocios y operaciones de Renfe, los cuatro representantes del sector de transportes pidieron una mayor inversión en las infraestructuras para garantizar la intermovilidad o intermodalidad, que implica diferentes medios de transporte. Esta petición se reforzaría, según Carlos Martínez, con un plan estratégico “real y eficiente” para conectar puertos, aeropuertos y vías férreas.
Texto: Javier Picos. Fotos: Zaida del Río.