Nebrija Escena desmonta el cuento de la lechera en un cuadrilátero de boxeo

Todos conocemos el cuento de la lechera, de Félix María Samaniego, aquel en el que el cántaro de leche termina rompiéndose después de que su dueña hubiera ideado jugosos planes de futuro. El elenco y el cuerpo técnico del Grado de Artes Escénicas, que dirige Antonio Sierra, lleva el mito a un cuadrilátero de boxeo a través de monólogos íntimos, diálogos trepidantes y una puesta en escena de gimnasio de barrio. Tras La dama boba, de Lope de Vega, Nebrija Escena lanza con (Des)de los escombros, de María Prado, la traca final del curso académico teatral.

La propuesta de las directoras Nerea Lovecchio y Luna Paredes, con las diez actrices y el actor sin salir del escenario, juega con las luces, con el patio de butacas y con la imaginación del espectador. En un espacio minimalista, vemos el diálogo de una abuela y su nieta, una agresiva entrevista de trabajo de una empresa láctea, un concurso de televisión, una arenga de una mujer que pide “escupir sobre el futuro” o una madre que arrulla a su bebé, entre otros pasajes; sin embargo, son las escenas colectivas las que tensan la cuerda (del cuadrilátero y la de nuestras vidas) y sacude conciencias ante el desilusionante futuro laboral que espera a los jóvenes que llevan el cántaro de leche sobre sus cabezas.

Nebrija Escena. (Des)de los escombros cuento lechera

Ahí surgen frases manidas, terrenos comunes como “estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades” “al que algo quiere algo le cuesta” que arrojan más leña a la leche del cántaro, que, al final, termina rompiéndose en mil pedazos. No queda otra que pegar los trozos rotos y empezar de nuevo, aunque la crítica y la rebeldía no se agoten. Los boxeadores -más bien, las boxeadoras- empiezan en la misma postura que empezaron y la rueda de la vida sigue girando. ¡Qué mala leche!

El múltiple uso de los guantes de boxeo, ora vaso, ora teléfono, ora el propio cántaro, y el ajustado tráfico de boxeadoras por el ring ofrecen otras dos de las claves más llamativas del montaje de Nebrija Escena.

Puesta en escena “cruda y visceral”

“En este ring de boxeo, transita la supervivencia, el amor, las diferencias generacionales y las herencias colectivas, desde la individualidad de cada uno de los personajes. Se ha optado por una puesta en escena cruda y visceral, que aporte una belleza singular a la que ya viene dada por el texto”, señala Nerea Lovecchio.

En la misma línea, Luna Paredes añade: “La obra de María Prado es un regalo, porque habla de nosotros y nosotras, de cómo somos, qué nos preocupa, que nos impulsa hacia adelante y cómo lidiamos con ese cántaro de leche que se hizo pedazos. El elenco se entusiasmó con el texto desde la primera lectura y su pasión y su dedicación les ha hecho exprimir un proceso creativo que ha sido enriquecedor para ellos y para mí. Deseo que el público sude tanto como los actores en nuestro ring de boxeo”.

Nebrija Escena. (Des)de los escombros

“Es una cuestión de actitud… ¿o no?”

María Prado, la autora, desvela la intención de su texto: “Escribí (Des)de los escombros como un grito desesperado y mordaz de una juventud que siente que le han robado el futuro, envueltos en una incertidumbre que se ve ya infinita después de varias crisis. Nos vemos inmersos en una precariedad asfixiante, que no nos deja espacio para la ilusión. Nos ahogamos en la sensación de que nunca es suficiente, empezando a vislumbrar que la idea de progreso continuo con la que nos educamos ya no nos sirve. Nos tambaleamos en cuerdas flojas, tratando de resistir, pero con las piernas temblorosas. Aún me duele el cántaro de leche que se le rompe a la niña en el cuento de la lechera. Tantas esperanzas y sueños en algo tan frágil. ¿Y ahora qué? Nos enseñaron que todo dependía de nuestro esfuerzo, a trabajar incesantemente porque llegaría la recompensa. Es una cuestión de actitud… ¿o no?”

Obra Nebrija Escena

Ficha de (Des)de los escombros

Elenco: Mónica Asensio, Lara Cerqueira, Lucía de Cabo, Marta Galisteo, Paula González, María González Peña, Thais Iyo, Isabel Martín, Álex Paz, Arey Pérez y Amaya Yepes.

Dirección: Luna Paredes y Nerea Lovecchio

Dramaturgia: María Prado

Codirección: Luna Paredes y Nerea Lovecchio

Ayudantía de dirección: Antía Goyene

Vestuario y escenografía: Tania Basen

Ayudantía de vestuario: Alba Maestro

Iluminación: José Luis Varo

Espacio sonoro: canción Till I Collapse, Eminem

Diseño de espacio sonoro: Luna Paredes

Maquillaje: Makeup Creative y Eloy Noguera

Coach vocal: Carlos Moya

Coreografías de boxeo: Álex Pastor

Diseño gráfico: Miguel Ángel Ruiz-Peinado

Dirección general: Antonio Sierra Queimadelos

Agradecimientos: Teatro Tyl Ty

Texto: Javier Picos. Fotos: Zaida del Río.

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