El llamado efecto lock-in, en el que el consumidor se siente cautivo con el actual proveedor de servicios, y las prácticas abusivas de las grandes compañías tecnológicas que las competencias públicas empiezan a observar con lupa son dos de los riesgos presentes en el sector de la computación en la nube (cloud computing).
De nubarrones y cielos claros debatieron Fernando Díez Estella, profesor titular de Derecho Mercantil de la Universidad Nebrija e investigador principal de ARECO (Grupo Nebrija de Investigación en Antitrust, Regulación y Economía del Comportamiento); Patricio Pozo, docente de la Maestría en Derecho de la Empresa de la Universidad Andina Simón Bolívar; y Pablo Carrasco, profesor de Derecho de la Universidad de las Américas, en el seminario en línea Regulación y competencia en la nube: desafíos en la era digital.
Tras las palabras de bienvenida de María Elena Jara, coordinadora de la Maestría en Derecho de Empresa de la Universidad Andina Simón Bolívar (Sede Ecuador), Patricio Pozo abrió la jornada organizada por su universidad y ARECO con un contexto general sobre la computación en la nube entendida esta como el acceso bajo demanda a recursos informáticos, ya sean servidores físicos o virtuales, almacenamiento de datos, capacidades de red, herramientas de desarrollo de aplicaciones, software y herramientas analíticas impulsadas por inteligencia artificial a través de Internet con precios de pago por uso.
Avances en la digitalización de la economía
Con el apoyo de documentación académica y empresarial, Pozo consideró que la nube es “uno de los avances tecnológicos centrales para la digitalización de la economía” y resulta “esencial” tanto para las pequeñas empresas emergentes como para las corporaciones multinacionales. “Proporciona una flexibilidad y una escalabilidad superiores a las infraestructuras locales tradicionales, lo que permite una asignación dinámica de recursos y rentabilidad. Crea un marco para una interacción fluida, proporcionando una gran capacidad de procesamiento y otros recursos necesarios para aprovechar tecnologías de vanguardia como la inteligencia artificial generativa y la computación cuántica”, añadió.
La rentabilidad, una mayor velocidad y agilidad, la escalabilidad ilimitada – “se puede utilizar la red global de su proveedor de nube para acercar sus aplicaciones a los usuarios de todo el mundo” – y el mayor valor estratégico son las claves principales a su juicio, de un sector que movió en 2023 más de 600 mil millones de dólares y que va a crecer más del 20,3 % hasta 2030 en Estados Unidos.
Entre los riesgos competitivos, el docente de la Universidad Andina Simón Bolívar citó las dificultades para migrar entre servicios de nube y el aumento de barreras de ingreso y permanencia para agentes pequeños. “Existen serias y fundadas preocupaciones sobre la dinámica competitiva del sector cloud, dado que los agentes dominantes pueden aumentar la dificultad y coste para migrar la data y el software entre nubes”, dijo.
Ecosistemas cloud
En este sentido, Fernando Díez Estella llamó la atención sobre el consumidor “encerrado, cautivo de su proveedor” y los riesgos sobre seguridad y pérdida de datos. Considerando relevantes los ecosistemas cloud en la digitalización de la economía, que permiten “enormes” ahorros de coste a las empresas, ganancias en eficiencia y organización del trabajo con sus tres modelos básicos – IaaS (Infrastructure as a Service), PaaS (Platform as a Service) y SaaS (Software as a Service) -, el profesor de Nebrija alertó sobre un mercado “altamente concentrado, la ausencia de interoperabilidad, la poca posibilidad `real´ de cambio de proveedor y los costes de inversión inicial y de salida”.
El investigador principal de ARECO, que organizó en diciembre un encuentro junto al Real Instituto de Estudios Europeos sobre el derecho de la competencia ante el sector del cloud computing, apuntó algunas normas que intentan regular determinados aspectos como la comunicación de la Comisión Europea del 8 de febrero de 2024, sobre la definición de mercado, y la Ley de Datos, una iniciativa integral para abordar los desafíos y liberar las oportunidades que presentan los datos en la Unión Europea.
Cambios de paradigmas
Por su parte, Pablo Carrasco, se refirió al acuerdo de transformación digital entre Ecuador y Google para impulsar la modernización del sector público, fortalecer la ciberseguridad y fomentar la innovación tecnológica en un momento de competencia, innovación, “obsolescencia de productos y empresas” y emprendimiento en todo el mundo.
Ante riesgos como “posibles” acuerdos restrictivos, “posibles” abusos de posición dominante, “preocupación” en el control de concentraciones económica, el efecto lock-in y las tarifas de salida de un cliente con respecto a su proveedor de datos en la nube, el profesor de la Universidad de las Américas reflejó que existen cambios de paradigmas en el análisis del derecho de la competencia.
Conductas anticompetitivas
La segunda jornada del encuentro versó sobre la evaluación de conductas anticompetitivas en la nube. Patricio Pozo mostró un estudio del mercado minorista alemán de gasolineras que a partir del año 2017 dio un paso a una adopción masiva de algoritmos de fijación de precios.
“En el caso del mercado de gasolineras alemanas, al permitir ajustes de precios más rápidos y sincronizados, los algoritmos tienden a generar precios más altos y una menor volatilidad, lo que genera inquietudes sobre una colusión tácita”, opinó.
Un estudio más profundo
Para el profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar, los algoritmos potenciados por inteligencia artificial requieren en gran medida la provisión de los servicios de la nube para poder operar y adaptarse de forma dinámica, respondiendo a las fluctuaciones del mercado. No obstante, los riesgos y problemas derivados por esta tecnología requieren de “un mayor y profundo estudio”.
Resulta fácil, según Fernando Díez, que una compañía dominante de un mercado traslade su posición a otro mercado. De hecho, los europeos pagan un billón de euros al año por licencias de software abusivas. “La nube va a ser el gran terreno abonado para prácticas anticompetitivas. Va a ser un campo de batalla, pero Europa no necesita más reglamentos digitales”, expresó.
Aplicación del artículo 102 del TFUE
A raíz de este asunto, el profesor de la Universidad Nebrija citó entre los retos y desafíos la adaptación normativa antitrust al sector cloud, la posible designación de gatekeepers (guardianes) en el futuro, el freno a la concentración en el mercado, el aseguramiento de la interoperabilidad y el multi-cloud, la elaboración de informes y estudios, y la aplicación del artículo 102 del TFUE (Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea).
Por último, Pablo Carrasco aludió a las killer acquisitions, “la concentración económica que tiene por objetivo principal cerrar los productos o servicios de la empresa adquirida, eliminando así a un competidor potencial”. Esta práctica “se hace a menudo para proteger la posición de mercado de la empresa adquirente o para sofocar la innovación”. Conforme al informe de la OCDE (curso 2020-2021) sobre las tendencias mundiales de control de fusiones en el sector digital, entre 2015 y 2020, Amazon realizó 42 adquisiciones; Apple, 33; Facebook, 21; Google (Alphabet), 48; y Microsoft, 53. “Muchas de ellas han pasado por debajo del `radar´ de los umbrales de control de fusiones, y las pocas evaluadas fueron aprobadas”, analizó.
Texto: Javier Picos