Art Madrid Open Booth

Veinte alumnos de Bellas Artes provocan una avalancha en Art Madrid (e incluso doman un oso)

La vigésima edición de Art Madrid, la feria de arte contemporáneo que se celebra hasta el 9 de marzo en la Galería de Cristal del Palacio de Cibeles, sufre el empuje del talento emergente de los alumnos de Bellas Artes de la Universidad Nebrija. La vitalidad y la imaginación de los jóvenes artistas han creado cuatro pequeños proyectos – Avalancha, Constelar, Mar(ejada) Madrid y Un Oso llamado Tergiverso – para encarnar su idea de territorio y ciudad.

Sin dejar de lado las emociones ni la apuesta por lo simbólico, la tribu del profesor Luis Gárciga han tomado al asalto el espacio Open Booth, que Art Madrid en su segunda edición ha cedido a la Universidad Nebrija. Bajotierras/Sobrenubes. (DEL OSO, UN PELO), esta creación colectiva, ocupa veintidós metros cuadrados “con objetos modelados por el paso del tiempo, con lámparas flotantes que evocan la memoria y las aspiraciones, con una orilla conceptual pensada para la contemplación y el diálogo; y con Un Oso Llamado Tergiverso, que reinventa la ciudad como un organismo en constante cambio”.

Con el apoyo de Liquitex, Open Booth no solo es un lugar estático que atrapa miradas de los visitantes, sino que representa un acicate para que los artistas en ciernes “capten ideas y mantengan encuentros” con personas consagradas y galerías audaces. Así lo expresa Pablo Álvarez de Toledo, director del Departamento de Artes de Nebrija, en el sencillo acto de inauguración. Marta Saavedra, vicedecana de la Facultad de Comunicación y Artes, corrobora este aspecto con esta apuesta por la colaboración entre la academia y la empresa y con la constatación del “orgullo” que sienten los profesores por estos audaces pupilos.

Feliz, gratificante y necesaria

En la ronda rápida de palabras, entre el diálogo entre las obras y los amantes del arte, Yudinela Ortega, directora artística de Art Madrid, exterioriza su “felicidad” por dar cabida en esta edición al talento joven, una iniciativa “necesaria y gratificante”.

Luis Gárciga, profesor y comisario de este Open Booth X Universidad Nebrija, recuerda cómo un proyecto pequeño que nació en las aulas es capaz de llamar la atención en una feria tan relevante. “Gracias a las personas que desde el suelo hasta el cielo han levantado este proyecto, gracias a la pasión de los estudiantes. Es muy valioso disponer de este tiempo y lugar, pero hay que seguir creciendo hacia todas las dimensiones”, apunta.

Definido el trabajo colectivo como “efervescente, “casi un Alka Seltzer”, Gárciga mira a Lorena Palomino, directora del grado en Bellas Artes, y suelta, cómplice: “En esta profesión siempre hay que estar dispuestos a pasarnos. Es un lujazo participar, colaborar, amplificar e hilvanar esta cauterización. Ha sido un placer”.

Esta ilusión y esta frescura impulsan a los alumnos a defender su obra y perderse por las galerías de Art Madrid. Blanca Lanaspa, en representación del grupo de veinte artistas jóvenes, le da la razón: “Agradecemos la oportunidad de venir a la feria, instalar nuestra obra y ver los entresijos de la feria”.

Los veinte implicados

Tenemos la avalancha, el oso domado, materiales como cables y tierra de los pueblos aragoneses de Aguarón y Lechago. Solo queda ya recorrer el camino de ideas para hacer más humano el territorio (el arte puede proponer aparte de remover).

Aquí está la lista de estos veinte peregrinos: Blanca Lanaspa, Héctor Mendoza, Diana Díaz, Ainara Asensio, Rita Gentile, Ximena Couttolenc, Laura Nogales, Michelle Camhi, Lucía Patiño, Andrea Bornstein, Andrea Manjón, Alis Qiu, Carlota Arias, María López, Jaime Muñoz, Marialex Arcaya, Melina Fernández, Mónica Escartín, Inés Rebeca Rodríguez y Nerea Romero.

Por cierto, además de admirar las obras en su doble sentido físico y ético, es muy recomendable detenerse ante los textos que las acompañan. En uno de ellos se puede leer lo que puede ser el mejor resumen de lo que los alumnos de Nebrija quieren expandir acompañando a las avalanchas, osos, pelos, tierras, nubes y demás conceptos que se esconden en el título. Aquí va: “¿Qué pasaría si pudiéramos ver los rastros emocionales que cada persona deja en la ciudad, si cada calle, cada esquina, pudiera revelar las memorias felices de quienes la recorren?”.

Texto: Javier Picos. Fotos: Zaida del Río.

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