José Luis Alonso de Santos

José Luis Alonso de Santos: “Escribir es contar un desacuerdo”

El dramaturgo José Luis Alonso de Santos llega con su mujer, Marga Piñero, profesora de la Real Escuela Superior de Arte Dramático, a un nuevo encuentro del Rincón de Lectura Nebrija, coordinado por Diego Aduriz y Rocío Santamaría. En la charla, impulsada por la Asociación Colegial de Escritores, los lectores están ávidos de saber los recovecos creativos de su clásico Bajarse al moro, pero las palabras sobre la vida, el teatro y el oficio de emborronar con palabras el papel se imponen. Lo general se lleva por delante lo particular. No importa.

La provocación intenta descuajeringar cualquier derrotero lógico de conferencia académica. “Podemos hablar de sexo blando o duro, como sois gente curiosa ojalá podamos salirnos de la cultura, preguntad lo que queráis. Os diré que he dedicado mi vida a escribir sobre desacuerdos; escribir es contar un desacuerdo, escribir es poner a alguien en contra del statu quo, todo se anima cuando alguien dice `no´ o cuando alguien no quiere algo o está en contra de algo”. La piedra, metafórica, ya está arrojada. Hay réplicas y contrarréplicas del público.

Las dos escenas de Bajarse al moro, interpretadas por los alumnos del grado en Artes Escénicas de la Universidad Nebrija dirigidos por el profesor Carlos Moya, ofrecen un remanso de paz. Alonso de Santos se había resistido a esta iniciativa, pero al final se coloca en primera fila para ver cómo los jóvenes actores insuflan vida a su obra. Ofrece una justificación: “Zorrilla decía que se había pasado su vida viendo Don Juan Tenorio. Tiene gracia ver mi obra en muchos sitios, pero ya la he visto muchas veces”.

Más lanzas en el cuadro

El dramaturgo vallisoletano reconoce que como escritor siempre quiere pasar página a la siguiente creación, a su próxima etapa, porque sentiría la tentación de modificar su obra pasada. Encuentra una comparación: “Cuando ve sus cuadros, un pintor seguro que se los quiere llevar para mejorarlos. Velázquez se llevaría Las lanzas para poner más lanzas”.

Al final, tiene que haber un resultado, pero el arte “nunca se termina en ese proceso de indagar en lo oscuro, en el misterio, de meter el mundo en un cuadro o una obra… No me gusta volver a mis obras, pero sí las respeto, han cumplido su misión, han sido lo que en ese momento tenían que ser… y las que no cumplen con eso las rompo o las tiro”.

Confiesa un secreto de alcoba. Marga, su mujer, intenta rescatar sus apuntes de la papelera y él los vuelve a arrojar al olvido. “Un escritor serio procura tirar las tonterías que ha escrito en su vida porque todos, incluso Shakespeare, Lope de Vega y Calderón, tenemos momentos de brillos y momentos de tontos. Uno debe escribir con los impulsos, con el corazón, con lo que te pide el cuerpo y luego corregir o tirar y ponerse como tu peor enemigo. Si el resultado no tiene ese punto de dignidad, equilibrio, necesidad o rigor hay que tirarlo”, comenta.

83 años trabajando

José Luis Alonso de Santos dice que de sus manos han salido un centenar de piezas largas y cortas. “Llevo 83 años trabajando, desde que nací”. Lo dice un hombre de teatro total que ha sido también director escénico, guionista y actor. Autor de numerosos artículos sobre la escena, ha sido director de la Real Escuela Superior de Arte Dramático (Resad), director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico y presidente de la Academia de las Artes Escénicas de España.

Desde su experiencia conversa con los lectores sobre el lenguaje, “ese organismo vivo que se va creando dentro de nosotros desde nuestras experiencias a través de impulsos neuronales que se van canalizando en frases y que está tan vivo como un animal en la selva”.

Diego Aduriz le pregunta sobre su proceso de escritura. Responde raudo y veloz, pero se toma tiempo cuando enlaza las palabras: “Las normas generales para nada valen, ni para la alimentación. Para uno es bueno tener disciplina, para otros no… A mis hijos siempre les ha sorprendido mi capacidad de concentración, porque he escrito en el mercado, en el cine, en cualquier sitio”. Y de sus peripecias viene la pericia: “Escribir es pensar. Estar sin pensar es aburridísimo poque uno piensa en sí mismo. El pensamiento es un embarazo, luego el niño saldrá: déjale crecer”. Se lo pasa bien escribiendo desde que era pequeño. Su sonrisa lo delata.

Todas las profesiones, en su opinión, tienen una formación de conocimiento de materiales, desde los que construyen puentes a los que plasman sus ideas y emociones. “Eres escritor porque te has enamorado del proceso de elaboración de los materiales y cuando eso ocurre escribir es muy bonito y apasionante”.

“Para morirse de emoción”

El autor de La estanquera de Vallecas y Trampa para pájaros defiende ese “juego de luchar contra el mundo” contra viento y marea. “Hay que escribir, aunque sea en galeras o en un campo de concentración rodeado de nazis”. Localiza una nueva metáfora de ese toma y daca. Miguel Ángel, con 23 años, talló La Piedad en un bloque duro de mármol de Carrara en un trabajo “de desgaste mental y físico”. Pero al final lo hizo “porque el ser humano es capaz de crear cosas impresionantes y sorprendentes. La historia de la humanidad es para morirse de emoción”.

Ahora está enfrascado en una versión de Numancia, de Miguel de Cervantes, y la imagen de La Piedad y las maquetas que tiene en su casa le hacen sentir como “un dios infinito”, pero piensa que la diversidad actual ha cambiado el centro del mundo y del arte que antes explicaban los libros y mostraban “los cuatro o cinco estilos” de la escena. “El valor supremo para los jóvenes es la modernidad. Durante siglos se valoraba lo consagrado y ahora lo consagrado es dudoso. Antes importaba si lo que hacías era algo bueno o malo y ahora importa si haces algo que tiene un nicho de seguidores”, dice. Su Numancia va a estar programada dos meses en los Teatros del Canal, algo inédito porque hoy es todo es “más ágil y rápido” de acuerdo con “los tiempos que corren”.

Pasa la vida

José Luis Alonso de Santos no comenta mucho sobre Bajarse al Moro, estrenada en 1985 y muy popular gracias a la película de Fernando Colomo. Cede los argumentos, el contexto y sus aspectos literarios a los profesores y académicos. No obstante, deja en el aire algún apunte: “Yo la escribí porque hasta aquella época había mil cosas que no habían salido al escenario. Era una comedia actual de la vida con una declaración metafórica”. Esa intención, ese Pasa la vida, la reflejó muy bien el grupo Pata Negra en la película en cuyo guion participó el dramaturgo.

“Esa sensación existe; mientras vivimos, pasa la nube, el agua del río, los que no nos quieren nada, todos los que nos quieren… Todo eso pasa porque solo pasa la vida. Escribí Bajarse al moro para decir que pasa la vida”, explica. Eso sí, decidió en ese momento que como escritor ya no quiere participar en los guiones porque “todo el mundo te mira como si fueras el policía del texto”.

Al final del coloquio, reconoce que “la diferencia entre el mundo y uno mismo se cubre con el lenguaje”. Lanza una pregunta para abrigar las respuestas dadas: “¿Quién no es rabiosa y desesperadamente yo, ¿quién no es tan subjetivo?”. También reconoce su admiración por Cezanne y por cómo pintó ochenta y siete veces la montaña de Sainte-Victoire, a las afueras de la ciudad francesa de Aix-en-Provence. Toda una declaración metafórica de intenciones propias.

El horizonte del gusto

Antes de apagar los focos de la sala, José Luis Alonso de Santos desemboca en una síntesis de calma a la greña con las contradicciones de la vida: “Todo lo que hacemos en la vida está relacionado con el gusto. El horizonte de nuestra vida está marcado por el horizonte del gusto y a ese gusto nos acercamos por medio del lenguaje”.

El gusto es nuestro.

(Los alumnos de 2º de Artes Escénicas recogen sus trebejos entre bambalinas. Gracias, Adriana Hernández, Aníbal Vicente Ruiz de la Hermosa, Diego Díaz, Sofía Naira Burgos, Ruth Daniela Guzmán, Isabella Martinetti, José Adrián Ronquillo, Miguel Cárdenas, Santiago Rojas, Emily Sánchez y Lucía Romero).

Texto: Javier Picos. Fotos: Zaida del Río.

Los comentarios están cerrados.