Carlos Polimón invita a visitar y admirar cien puentes “imprescindibles” de España

Entre la orilla de la primera página y la orilla de la última median cien puentes. La excusa es un libro, pero visten el relato cuatro curiosos que dialogan sobre los materiales de las construcciones y de la vida en un continuo tránsito por puentes de todo pelaje.

La guía De puentes por España la ha escrito Carlos Polimón, ingeniero de caminos, apasionado por estos testigos del paso del tiempo y de las acometidas de la naturaleza. Los tintes técnicos, históricos y paisajísticos ayudan a entender estas obras sorprendentes de la ingeniería civil.

El coloquio respira en la Universidad Nebrija. Los contertulios son Juan Carlos Arroyo, director de la Politécnica Nebrija; Carmelo Jordá, periodista y responsable de El Placer de Viajar, el pódcast de viajes de Libertad Digital y esRadio, y Luis Ruiz del Árbol, abogado escritor e ilustrador. A lado de ellos, escuchan una pila de ejemplares de la obra editada por GeoPlaneta en formación de tosco puente de papel. Los volúmenes buscan lectores y caminantes que visiten los puentes “imprescindibles” de España.

Calcetines de repuesto y botas de agua

Para encontrarse con estos gigantes de la ingeniería civil, el autor recomienda llevar un par de calcetines de sobra y tal vez unas botas de agua porque uno de los puntos de vista más interesantes para ver un puente es situarse en su parte inferior. Así lo remarca Carlos Polimón, reconocido por sus populares concursos de puentes, que en la actualidad repara, restaura y rehabilita estructuras en Retineo Ingeniería.

Su pasión, su conocimiento técnico y sus ganas por compartir conocimiento van acompañados en el libro por ilustraciones, fotos, croquis y códigos QR que te sitúan en el lugar desde donde mejor se puede ver el puente. La receta está aliñada de “un lenguaje asequible para todos” porque su autor, con “un trabajo alquímico de depuración del lenguaje”, quería dar “puntos de anclaje” a los lectores. Su estilo sale de su oficio en el antiguo Twitter donde en 140 caracteres “tenías que plasmar una idea cerrada”.

Libro al alcance de todos los lectores

En diez capítulos, cien puentes y mucha documentación con precisión divulgativa, Juan Carlos Arroyo -con apellido muy propio de este cauce de palabras (lástima que la fotoperiodista Zaida del Río no haya podido estar)- recomienda a pie juntillas la obra del “polímata de los puentes”. De hecho, ha marcado un sinfín de páginas con banderitas de colores para citar referencias en la presentación. “Es un libro que se lee muy fácil, que se lleva en el coche como la antigua guía Campsa. Carlos pretende, de forma generosa, cambiar la imagen que tienen las personas de la ingeniería”, señala.

Carlos Polimón recuerda que no hay un puente antiguo en España que no haya sido reparado o reconstruido. “Aprecio los puentes con cicatrices y con remiendos. El puente antiguo era un regalo para la sociedad, un objeto de lujo. Si el río se llevaba un arco, provocaba a veces jornadas de viajes para cruzar al otro lado, y esas reparaciones iban rápido para poder abrir cuanto antes el puente”, comenta.

El reciente derrumbe parcial del Puente Viejo de Talavera de la Reina por las acometidas del Tajo aparece en el debate. “La naturaleza siempre está por encima de nuestro conocimiento. Vamos hacia una época complicada con los puentes porque el clima está empeorando. Son tiempos duros”, explica Polimón haciendo referencia a los puentes de Talavera de la Reina, de Arroyo del Fresno o de Getafe.

Utilidad y belleza

Enamorado de “la belleza intrínseca” de los puentes de piedra, el ingeniero de Retineo indica que, además de un uso funcional, los puentes más modernos buscan que el viandante “viva una experiencia al cruzarlo y conecte con el entorno”, como ocurre con algunos de Madrid Río. Al periodista Carmelo Jordá le fascina “esa mezcla de algo utilitario y algo que pueda tener una dimensión estética, de belleza”. “Eso en los puentes me parece muy divertido y loco”, opina.

El responsable de El Placer de Viajar, que admira la capacidad diferencial de Polimón de estar en los sitios y transmitir su experiencia más allá de los datos, confesó su debilidad por el “atrevimiento” de los puentes al construirse. “Hay algo en los puentes que hace que el exceso quede excesivo, me gusta la decoración que casi no se nota”, confiesa.

Verlo para contarlo

En la loa colectiva al puente, Luis Ruiz del Árbol, abogado escritor e ilustrador, entre otras facetas, también alaba el “riguroso trabajo” de De puentes por España: “Los recorridos que Carlos va proponiendo, su entusiasmo y su pasión por el puente no es un ejercicio intelectualista, transmite lo que te da la vida; va a verlo y va a ir a contarlo”.

La “maduración” en el concepto de puente y su función “generadora de vínculos” son las aportaciones filosóficas de Ruiz del Árbol al coloquio de la Universidad Nebrija, aunque advierte de la relevancia de otros puentes, como los urbanos de Aluche o Juan Bravo, en Madrid.

Los favoritos, como en todas las familias, terminan acaparando la atención. Los puentes de Barrios de Luna, Alcántara y Medina podrían ser los tres puentes imprescindibles para Carlos Polimón. “El Puente de Alcántara -mi padre trabajó en la presa- es un puente que tiene la suerte y la desdicha de estar en España. Debería ser patrimonio de la Humanidad”, reflexiona. El de Requejo es la niña de los ojos de Juan Carlos Arroyo.

También los hay menos queridos. Polimón cita en esta categoría el del Milenio de Orense, pero el Puente del Dragón, en Alcalá de Guadaira, al que visitó con prejuicios le sorprendió. “Con su parque al lado, no está nada mal”, dijo.

Texto: Javier Picos / Fotos: Paula Narros.

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