Charlamos con Ramón Ortega, profesor del Centro Universitario San Rafael Nebrija, uno de los guionistas del documental “Ser Médico”, presentado el martes 7 de marzo en el Colegio de Médicos de Madrid.
¿Qué destacarías del documental “Ser médico”?
La empresa que se propone el documental es muy interesante. Busca promover una serie de valores que debería de tener todo médico. Se trata de un alegato a favor de la humanización de la medicina tan necesario en estos tiempos en los que la tecnología distancia a estos profesionales del paciente. Sin ir más lejos, los escáneres, análisis, la diversa instrumentación y otro tipo de pruebas se anteponen al antiguo trato directo que tenía el médico con el paciente. Por ejemplo, Eloy Pacheco, uno de los entrevistados del documental, médico internista, pero también paciente, dice que durante todo su periodo de enfermedad ha echado de menos que algún doctor le explorara: “Nunca me han tocado la tripa y tenía metástasis hepática”, menciona textualmente. No podemos olvidar que como pacientes a veces nos ayuda de igual forma un contacto directo (y hasta cariñoso) como el haber hecho un buen diagnóstico. Este documental rescata ese papel integral del médico; no sólo del buen médico, sino del médico bueno.
Creo que el documental le va a gustar a cualquier persona que tenga inquietud por el mundo de la salud. Sin embargo, se escribió pensando en el estudiante de medicina. Se intenta mostrar que ser médico no se trata solo de una adquisición de conocimientos técnicos, sino de una conjunción de muchos otros valores. Si la medicina es una profesión admirada, no se debe meramente al hecho de que un profesional cuente con un conocimiento de fisiología, patología, bioquímica, etc., sino a otros aspectos que tienen más relación con la ética, la empatía o el hecho de comunicarse bien. La adquisición de estas otras dimensiones son las que diferencian al buen médico y el médico de excelencia. Aquel que se queda grabado en la memoria del paciente no solo por haberle curado, sino por haberlo cuidado.
Eres uno de los guionistas del documental, ¿cómo te embarcas en este proyecto?
Benjamín Herreros es el director del documental, pero también es el director del Instituto de Ética Clínica Francisco Vallés-UEM. Llevo ya un par de años colaborando con el instituto en varias actividades y un día, Benjamín, que conoce mi afición por las letras, las humanidades médicas y la divulgación científica, me propuso escribir el guión. Se trataba de resaltar los valores entorno a los que gira el documental a través de figuras relevantes de la medicina en España: Ramón y Cajal, Gregorio Marañón, Severo Ochoa, entre otros. A mí, desde el comienzo, me encantó la idea. Ya te imaginarás, con la afición que tengo por la historia de la medicina y lo que me gusta escribir, no pude encontrar nada más gratificante que me tomarán en cuenta para este proyecto. Por pensar en mí para ello, me siento muy agradecido con Benjamín Herreros.
¿Qué ha sido lo más difícil? ¿Y lo más gratificante?
Lo más gratificante, sin duda, es todo lo que se puede aprender cuando uno quiere escribir un texto sobre cualquier tema. Aunque uno considere que cuenta con conocimiento para emprender esta labor, lo cierto es que siempre se llega a matices que hay que constatar. Así se descubre que algunas de las ideas con las que se contaban previamente no eran del todo precisas, que hay muchos más detalles a tomar en cuenta y, en resumen, que a uno le queda mucho por aprender. Cuanto más se estudia un tema en profundidad, más fácil es darse cuenta todo lo que se desconoce. En lo gratificante que es la adquisición de conocimiento se encuentra, también, la dificultad o digamos el reto al que uno se enfrenta. No queda más remedio que leer, investigar y comprobar entre distintas fuentes que aquello que uno dice es verdad. Y esta labor implica muchas horas de trabajo.
El video se estructura en siete capítulos/virtudes que debe tener un buen médico. ¿Cuáles son esas virtudes?
Las virtudes son la voluntad, el sacrificio, la investigación, la humanidad, la excelencia, la universalidad y el compromiso. Se considera que un médico de excelencia debería integrar, además de sus conocimientos especializados, esta serie de valores. Ellos están a su vez representados en las figuras de Ramón y Cajal, Juan Negrín, Severo Ochoa, Gregorio Marañón, Carlos Jiménez Díaz, José María Segovia de Arana y Luis Buzón.
¿Podríamos incluir la capacidad de comunicar bien como otra de estas virtudes?
No se trata como uno de los valores, pero hay una reflexión detrás del documental que es fundamental y que Fernando Bandrés, director de Fundación Tejerina, supo explicar muy bien en la presentación del pasado martes 7 de marzo en el Colegio de Médicos de Madrid. El sentido del médico es el paciente. El paciente no es el centro, sino que es lo que da sentido a la profesión. Así como el sentido de una universidad no es el profesor, lo es el alumno. Como profesores no podemos poner en el centro al alumno, porque de hacerlo dejaríamos de ser los guías. Sin ellos las universidades no tienen sentido y nuestro papel docente tampoco, pero nosotros somos los que tenemos la responsabilidad de dirigir sus estudios, de que nos miren con confianza y, quizá, haciendo bien nuestro trabajo, con admiración. Lo mismo pasa con los pacientes, ellos dan el sentido a la profesión médica, pero es el profesional el que debe tener esa educación integral para poder atender al paciente en las distintas dimensiones que éste necesita.
Una de las mejores formas de comprender qué dimensión necesita el paciente en un determinado momento es la empatía. Creo que el documental termina conduciendo al espectador hacia esa idea: la importancia de la empatía. Y para poder ser empático hace falta tener una sensibilidad especial estrechamente relacionada con las habilidades comunicativas. No sólo hay que ser empático, hay que parecerlo.
Como profesor del Centro universitario San Rafael Nebrija, ¿crees que el sistema educativo prepara a los alumnos para tener todas estas virtudes de las que se hablan en el documental?
Creo que estamos en ello, aunque falta mucho trabajo. En la docencia también es necesario que el profesor tenga conocimiento, pero quizá sea más importante que sepa transmitirlo.
Sin embargo, se ha avanzado camino. Creo que este documental es una muestra de que el foco de atención ya no solo puede ser la obtención de conocimientos técnicos, sino que esta formación integral es indispensable en la confección de profesionales de excelencia. Sé que estoy abusando del término, pero es que es muy importante entender la siguiente idea. Hay ciertas profesiones que vertebran nuestra sociedad, es decir, son fundamentales en la articulación de lo que podemos entender como una sociedad saludable. Se me ocurren tres (quizá cuatro) profesiones que están en este rango: los políticos, los jueces y los profesionales de la salud (quizá el cuarto sea el de los profesores). Estos profesionales no pueden conformarse sólo con un cumplimiento mediocre de sus funciones, sino que deben ser verdaderos profesionales de excelencia. Es decir, deben ser éticos, rectos, prudentes y contar con una serie de valores sólidos. ¿Qué es lo que vemos en la actualidad? Pues que no podemos estar muy orgullosos de nuestros políticos, ni de nuestros jueces. Cuando estas profesiones dejan de ser de excelencia, la sociedad entra en crisis, se quiebra algo muy profundo e invisible.
Creo que este documental lanza el mensaje a nuestros futuros profesionales de la salud. No pueden conformarse con ser buenos profesionales, tienen que aspirar a la excelencia.
Fantástica entrevista y en especial, la última pregunta, sin duda nos toca reflexionar y procurar la excelencia.
FELICIDADES por el documental.