El Encuentro Internacional sobre Violencia y Educación, promovido por el Centro Asturiano de Madrid y la Cátedra Global Nebrija-Santander en Gestión de Riesgos y Conflictos, celebró la publicación de los libros La violencia en la familia (Editorial Dykinson) y Violencia y salud mental (Universidad Nebrija) con sus directores, coordinadores, autores y lectores a través de una sesión virtual que unió España con Brasil, México, Colombia, Ecuador y Venezuela. Mientras el primero de los volúmenes es una obra colectiva, surgida por iniciativa del Grupo Complutense de Investigación “Psicosociobiología de la Violencia: Educación y Prevención, junto con la Fundación CICA International, y con apoyo del Vicerrectorado de Investigación y Transferencia de la Universidad Complutense de Madrid, el segundo refleja las ponencias y los debates del LIII CICA de abril de 2020.
Valentín Martínez-Otero, director del Grupo de Investigación “Psicosociobiología de la violencia: educación y prevención”, y Jesús Martín Ramírez, director de la Cátedra Global Nebrija-Santander en Gestión de Riesgos y Conflictos, directores y editores de las dos publicaciones, cedieron el protagonismo del acto al resto de los ponentes y solo intervinieron para expresar su gratitud a todos y para pronunciar unas breves palabras de presentación y clausura.
De esta forma, Martínez-Otero señaló que la violencia y la educación son dos términos “antitéticos”, porque “donde hay verdadera educación no debería haber violencia”. Ante el fenómeno de la violencia, el investigador de la Complutense enfrentó la mirada “esperanzada y de compromiso” de los autores de los dos libros. Desde esta postura, Jesús Martín Ramírez incidió en la obra colectiva Violencia y salud mental, fruto del último congreso CICA, que refleja dos de sus “características distintivas”: su internacionalidad, con la participación de autores procedentes de diez países de 4 continentes (Pakistán, Nigeria, Sudáfrica, Brasil, Colombia, México, Italia, Dinamarca, Polonia y España), y su interdisciplinariedad, con científicos con trayectorias diferentes (medicina, psiquiatría, psicología, derecho, consciousness studies o educación).
Dos libros “excelentes”
Por su parte, José Muñiz rector de la Universidad Nebrija, se marcó un objetivo en su intervención: que todo el mundo lea estos libros “excelentes y de relevante actualidad”. A pesar de admitir que la violencia “es consustancial” al ser humano y “transversal” en todos los ámbitos, Muñiz se enrocó en el optimismo: “Es posible modular la violencia y generar relaciones no violentas” entre las personas. “Los humanos somos violentos y agresivos –añadió-, pero, si en algo nos distinguimos de otras especies, es en nuestra educabilidad; se puede enseñar a las personas a utilizar esquemas no violentos”. Para abordar esta cuestión, según el rector de la Universidad Nebrija, no hay que predicar, sino dar ejemplo. Entre sus palabras, deslizó también reflexiones como la “banalidad del mal”, de Hannah Arendt, la relevancia del contexto en la conducta humana, de Philip Zimbardo, y el reto de Ashley Montagu: “La humanidad no es algo que se hereda, sino que nuestra verdadera herencia reside en nuestra capacidad para hacernos y rehacernos a nosotros mismos”.
A continuación, el nigeriano Damian Onyekwere, que ha seguido los encuentros CICA desde su primera edición, elogió la Declaración de Sevilla sobre la Violencia, adoptada por una reunión internacional de científicos y convocada por la Comisión Nacional Española para la UNESCO el 16 de mayo de 1986.
Mientras Juan José Delgado (Universidad Católica San Antonio de Murcia), coordinador del libro Violencia en la familia, resaltó la familia como “el pilar para la educación en valores y el mejor antídoto para el deterioro moral de la sociedad”, Ester Mocholí, decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nebrija, que ha aportado en esta obra su visión como jurista, recordó la importancia de la prevención y de los estudios en la erradicación de la violencia.
Los afectos
Mª Rosario Limón (Universidad Complutense), miembro de la Sociedad Iberoamericana de Pedagogía Social, y de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, entre otras asociaciones científicas, se centró en la violencia hacia las personas mayores. En su opinión, para atajar el maltrato psicológico, físico, financiero y de negligencia, resulta vital una participación “activa” de la sociedad, “aún más en este tiempo de pandemia”, y la colaboración entre el sector sanitario, el de servicios sociales, el educativo y la comunidad vecinal. Limón apuntó, en este sentido, los aspectos clave: combatir “con más firmeza que nunca” el edadismo, fomentar campañas de sensibilización, implantar programas intergeneracionales en las escuelas, dar apoyo a los cuidadores y formar a los profesionales en “los principios adecuados” de la medicina geriátrica y de la gerontología educativa y social. Todo ello, sin olvidar “el telón de fondo de la calidad de atención a las personas mayores: los afectos”.
Después de que Marlúcia Menezes de Paiva, profesora de la Universidade Federal do Rio Grande do Norte (Brasil), expusiera una investigación realizada en el periodo de los gobiernos de Lula da Silva (2003-2010) y Dilma Rousseff (2011-2016) que relaciona el fenómeno de la pobreza en Brasil y su extensión en la violencia familiar, Martha Leticia Gaeta, investigadora de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (México), fijó el papel de la educación y la promoción de valores como el respeto, la tolerancia y la libertad no solo en el día a día de los docentes sino también en la agenda de los políticos. Gaeta se mostró preocupada por el clima familiar y la violencia infantil en tiempos de la covid-19. Según un informe de Save the Children (2020), ha habido un aumento de casos, frecuencia y gravedad de violencia intrafamiliar. “El aislamiento social ha dado más poder al abusador. Los menores con temperamentos irritables, los más pequeños, las niñas y los bebés prematuros comúnmente son los más susceptibles de sufrir abusos y/o abandono”, afirmó.
Ética del cuidado
Djason Barbosa da Cunha, presidente del Instituto Internacional de Humanidades e Ciências Sociais Aplicadas (Brasil), reivindicó la “ética del cuidado” y la “pedagogía de lo sensible” en el aula para sumar a las tareas “más técnicas y rutinarias” los contenidos emocionales, “que pueden llevar a los niños al éxito o al fracaso”. En su defensa del vínculo entre el maestro y el alumno y del “placer de pensar”, el docente brasileño dejó un aforismo para la reflexión: “Toda relación recíproca es ética”.
Cerró el turno de intervenciones Miguel Bettin Osorio, director del Instituto de Estudios Psicobiosociales y de Intervención en Violencias (Colombia). El investigador denunció la violencia infantil en su país, vinculada tradicionalmente a la lucha armada, aunque, “después de los acuerdos de paz, hay una proliferación de crímenes ligados al tráfico de estupefacientes”.
Texto: Javier Picos. Fotos: J.P.
No cabe duda que ambos libros significan un avance en el camino del grupo de investigación. Problemas tecnológicos me impidieron participar. Gracias a todos los participantes por las magníficas síntesis.