“No habrá tercera temporada de Mindhunter. Lo bueno, si breve, dos veces bueno”. Joe Penhall acabó con las esperanzas de los admiradores de esta serie de culto en la masterclass organizada por la Universidad Nebrija dentro de la programación de la IV edición del Serielizados Fest en Madrid. “La verdad es que no deberíamos decir nunca jamás, pero tanto David Fincher como yo estamos muy liados con otros proyectos. Además, me temo que Netflix no nos volvería a dar el mismo presupuesto así que es mejor dejar las cosas cuando están en su momento álgido. Mindhunter es como una buena obra de teatro, tiene un tiempo finito”.
Dramaturgo, ganador de varios premios BAFTA, del Lawrence Olivier y del Critic’s Circle Award, sus obras dieron el empujón final a las carreras profesionales de actores como Tom Holland, Daniel Craig, Bill Nighy o Rys Ifans. Entre sus trabajos destacan películas como El Último Rey de Escocia, Rey de Ladrones o La Carretera. Precisamente fue durante el rodaje de esta última cuando Charlize Theron le convenció para adaptar y convertir en serie el libro Mind Hunter: Inside the FBI’s Elite Serial Crime Unit de John E. Douglas y Mark Olshaker. De hecho, la actriz surge entre los créditos como productora ejecutiva.
La trama de Mindhunter presenta a dos agentes del FBI (Jonathan Groff y Holt McCallany) que analizan y revolucionan las técnicas de investigación para encontrar las respuestas que ayuden a atrapar a asesinos en serie. A pesar de investigar historias macabras, nunca muestra sus crímenes. Por la pantalla sobrevuelan homicidas execrables, pero la mayoría ya está en la cárcel. El morbo de Mindhunter reside en la palabra. Salvo un par de escenas, la historia no rezuma la acción a la que nos tiene acostumbrados Hollywood. Son sus términos, el compás y el ritmo de sus frases los que perfilan y dan corporeidad a los crímenes más aberrantes. Los vocablos escogidos por los asesinos para reproducir sus actos, sus descripciones y el placer que muestran al rememorarlos suscitan una angustia que contagia a el entorno de la serie y por supuesto al espectador. “Para mí es la historia de un agente del FBI que realmente no encaja, hasta que se da cuenta de lo bueno que es entrevistando a asesinos en serie y todo lo que le aporta esa nueva faceta. Su profesión y su vida personal mejoran a medida que sus entrevistas con los asesinos avanzan”.
Especialista en la decodificación de la mente humana, Joe Penhall confiesa que siempre le han interesado estos temas. “Siendo niño, un amigo mío fue asesinado por uno de estos asesinos en serie y siempre quise saber por qué. Cuando estábamos trabajando con el guion de Mindhunter el equipo estaba obsesionado con el libro. Yo utilicé el libro como base, pero me documenté, hablé con agentes del FBI, con criminales y así surgió la historia de verdad”.
Sostiene Penhall que tuvo un momento de bloqueo, no sabía por dónde tirar y curiosamente al ver La isla mínima de Alberto Rodríguez encontró “la motivación que buscaba para la serie”. Le resultó crucial la “relación de esos dos detectives, sus silencios, su investigación y, por qué no decirlo, incluso ese Chrysler 180”.
No busca adoctrinar al espectador
Su proceso de creación tiene mucho que ver con su historial profesional. Periodista de sucesos antes de llegar a guionista, afirma que necesita una historia real que le seduzca. “Así comienzo a investigar, pero siempre suele ser en torno a un personaje concreto. Cuando tengo una cantidad ingente de material, tiro de esa documentación, perfilo al protagonista y luego creo todo el universo que le rodea”.
Ni sus guiones, ni sus historias pretenden adoctrinar al espectador. “No escribo guiones para iniciar debates. Nuestro trabajo como guionistas es plasmar los personajes desde un punto de vista emocional, necesito saber qué piensan. Yo fui periodista y creo que los periodistas son los que deben contar las cosas e iniciar debates”.
Su pasado como dramaturgo, poco le ha servido a la hora de enfrentarse al cine y a la televisión. “Son dos formas de trabajar muy diferentes. Ahora bien, la secuencia con Happy en la primera temporada tenía 11 páginas de guion. Fincher me pidió que esa escena se leyera como una obra de teatro. Me permitió pensar en esa escena con presentación, nudo y desenlace. Fue genial puesto que ese criminal pensaba sus asesinatos como si fueran obras de teatro”.
Actualmente, Joe Penhall admite que tiene muchos proyectos entre mano, pero ninguno es todavía una realidad. “Debemos aprender a convivir con la incertidumbre”. De todos ellos el que más posibilidades tiene de salir adelante es un proyecto basado en el libro The power couple que transcurre en Barcelona y narra la historia de un matrimonio (ella trabaja en el FBI y él es agente de seguridad) que sufre el secuestro de su hija. “Realmente trata de cómo son los estadounidenses cuando llegan a otro país avasallando con sus costumbres. Es más, para mí es la historia de una relación que se desintegra en 24 horas mientras buscan a su hija”, concluye.