“Imaginaos un iceberg. La parte visible representa las expresiones externalizadas, es decir, la forma. El límite del agua es el límite de nuestro organismo y lo de dentro, la estructura sintáctica proposicional”. Con esta metáfora la lingüista Itziar Laka explicó a los alumnos de la Facultad de Lenguas y Educación de la Universidad Nebrija cómo “articulamos el lenguaje”. En su conferencia, titulada Lenguaje y lenguas, enmarcada dentro de la Semana de la Ciencia, la catedrática del departamento de Lingüística y Estudios Vascos y directora del grupo de investigación La Mente Bilingüe en la Universidad del País Vasco además de abordar la diferencia que existe entre el lenguaje y la lengua, compartió sus investigaciones sobre la incógnita de si las lenguas se procesan del mismo modo o si los hablantes recurren a distintas estrategias de procesamiento dependiendo de las propiedades de la lengua que usan.
Partiendo de la base de que el lenguaje tiene un componente biológico predeterminado con sus propias pautas de desarrollo y maduración y sin tener claro que la sintaxis se represente y compute en los mismos circuitos, Laka se pregunta cómo procesan el lenguaje humano hablantes bilingües y multilingües. Junto a su equipo lleva años investigando cómo se procesan lenguas con gramáticas muy distintas, y a qué estrategias recurren los hablantes bilingües que las utilizan.
Navegando en esa delgada línea roja que hay entre el lenguaje y las lenguas sostiene Laka que “no existe una correlación directa entre el sentido y la forma”. Es más, defiende que somos los humanos “quienes le damos sentido a los fonemas”.
La catedrática comenzó su conferencia poniendo hincapié en la diferencia que existe entre lenguaje y lengua y en la necesidad diferenciar entre el sujeto actante y el paciente. Recordó que “los animales tienen cognición, piensan y son capaces de categorizar conceptos naturales de la realidad que los rodea”. Sin embargo, existe una clara diferenciación entre el lenguaje humano y animal. “Los animales no han desarrollado elementos funcionales del lenguaje, es decir, no tienen estructuras sintácticas para formular preguntas, ni categorías discretas.
Si el lenguaje tiene un componente biológico, ¿por qué, llegados a una edad, cuesta tanto aprender un segundo idioma? “Esa es nuestra tarea, investigar qué cosas que son distintas de una lengua a otra son las que van a ser más fáciles de aprender y cuáles más difíciles”.
Lenguas acusativas y ergativas
Según estudios previos, el procesamiento del lenguaje es mucho más lento con las oraciones inacusativas que con las acusativas. “Eso funciona para las lenguas nomitativas, pero ¿qué pasa con otro tipo de lenguas como las ergativas? Pues hemos llegado a la conclusión de que no siempre implican más esfuerzo de procesamiento, eso solo se produce en las lenguas nominativas”.
La lingüista y su grupo de investigadores llevan años trabajando sobre el efecto que tiene la ergatividad en el lenguaje y han llegado a la conclusión de que el lenguaje humano tiene la propiedad de procesar de modo distinto las oraciones intransitivas dependiendo de si son unergativas (agente) o inacusativas (paciente). Itziar Laka comparó el euskera con el castellano. “Mientas que el euskera es una lengua ergativa, el castellano es de tipo nominal”. Esto significa que el castellano prioriza en su estructura sintáctica el agente de la acción y la acción, mientras que el euskera prioriza el agente paciente. “El euskera como las lenguas mayas, el georgiano o el tibetano tiene una manera de marcar los sujetos y los objetos distinta a la de las lenguas nominativas como las latinas. A un vascoparlante no le resulta complicado reconocer las frases inacusativas puesto que el sujeto siempre va con la terminación K”.
En más de una ocasión, la profesora ha criticado la actitud de algunos investigadores que han declarado en sus estudios que “las lenguas nominativas son lenguas más evolucionadas y más eficientes que las lenguas ergativas. “No hay evidencias que sostengan dichas afirmaciones”. Para ella, todas las lenguas son igualmente válidas. “Todas las culturas del mundo compartimos el mismo fondo del iceberg. Es más lo que nos une que lo que nos separa”.