A todos los estudiantes de arquitectura, en el sentido lato de la palabra, al numeroso grupo de personas que día a día seguimos estudiando Arquitectura.
Comenzaba Louis I. Kahn uno de sus discursos más recordados con estas palabras: “Amo los inicios. Los inicios me llenan de maravilla. Yo creo que el inicio es lo que garantiza la prosecución”. El inicio del aprendizaje de la Arquitectura posiblemente sea el comienzo más memorable que un arquitecto pueda emprender en su formación. Constituye el punto de partida de una actividad que le acompañará a lo largo de su trayectoria profesional. Un aprendizaje que, en los primeros años de su despertar a la creación arquitectónica, se vuelve emocionante e intenso.
La arquitectura se convierte así en un juego intenso y apasionante en el que es necesario que el alumno aprenda a disfrutar proyectando. La universidad es un periodo irrepetible, es una etapa necesaria donde se puede aprender a amar la arquitectura y a buscar ese soñado equilibrio entre el mundo de las ideas y la materia.
Es necesario mantener siempre ese entusiasmo e ilusión por lo que significa ser arquitecto. El campo de acción del arquitecto es vasto y la arquitectura es demasiado importante para dejarla en manos de alguien que no sienta esta pasión por la arquitectura.
Quizá nadie mejor que Alejandro de la Sota supo de esto y, por ello, nunca dejó de hablar de Arquitectura sino como divertimento: “Me gustó siempre hablar de Arquitectura como divertimento, si no se hace alegremente no es Arquitectura. Esta alegría es, precisamente, la Arquitectura, la satisfacción que se siente, la emoción de la Arquitectura hace sonreír, da risa. La vida no.”
Con esta sonrisa nos gustaría haceros llegar nuestros mejores deseos para el curso que comienza.
Departamento de Arquitectura. Maribel Alba