Sabios términos de un popular dicho apuntan al destino relacionado con una particular historia repetida si su protagonista la desconociera. Coloquemos, por un momento, la habitual connotación negativa al margen para, con ello, dejar esas mismas palabras en el interior de la atmósfera que aquí nos une, una excelsa evolución sobre ruedas que, al ser admirada, bien puede derivar en la utópica posibilidad de ver cómo cada etapa nace de nuevo. Retromóvil es, durante unas pocas jornadas, capaz de hacer realidad esta fantasía mediante máquinas de ensueño y, por supuesto, la ilusión y curiosidad de muchos amantes de un pasado, visto lo visto, llamado a ser inmortal. A continuación, un breve resumen de lo contemplado. (Click en título para más)
El recinto ferial IFEMA albergó nuevamente la exposición por excelencia del vehículo clásico en la capital. La 17º edición de la cita fue también escenario para la celebración de ilustres aniversarios como son los de Barreiros (100 años hubiera cumplido en 2019 la, quizás, figura más representativa de este mundo sobre 4 ruedas en nuestro país, durante el pasado siglo), Mazda MX-5 (30 años en la cuenta del descapotable más popular en el planeta) o Seat 124 Sport, incombustible icono de deportividad con distintivo nacional.
La gracia de la cita, más allá de las maravillas vistas en el interior del pabellón, era la posibilidad de presenciar el desfile de coches clásicos que fueron cogiendo sitio en un parking reservado, impresionando a mayores y pequeños gracias a imágenes y sonidos inigualables que, en multitud de ocasiones, terminaron dejando paso a interesantes anécdotas y escenas narradas por el sector más veterano. Admirar los detalles de cada joya hasta la llegada inminente de una nueva reliquia al lugar fue una dinámica seguida gustosamente por muchos a lo largo de los días. Sin embargo, era imposible hacer caso omiso a lo salvaguardado en el interior de la instalación.
Espléndidas islas entre mares de flashes, miradas y sonrisas dibujaron una imagen provista de todos los elementos concebidos en ocasiones como ésta. Más allá de los selectos e incontables coches y motocicletas reunidos dentro del pabellón, destacaban otros focos como los situados sobre el atractivo concurso de elegancia (preciosa batalla entre vehículos de ayer y hoy), los puestos de venta con todo tipo de artículos acerca de colecciones de revistas, maquetas, recambios, manuales, ropa… o el simulador de rally bien empleado para la difusión del emergente SimRacing. Por si fuera poco, diversos sorteos y pruebas (cambio de neumáticos a un Fórmula 1 HRT del MSI en grupos de 4 personas…) no hicieron sino alimentar todavía más el ánimo de los asistentes. En definitiva, daba gusto caminar sintiendo que nuestros oídos captaban tiernos y enriquecedores mensajes entre generaciones más y menos jóvenes al tiempo que nuestra mirada evocaba tomas de un pasado que terminó coronando a todas y cada una de las piezas que se han podido ver en Retromóvil. ¡Larga Vida a los Reyes por excelencia del Motor!