Si ya de por sí sustancias como aceites y lubricantes mantienen con vida a incontables máquinas de uso cotidiano, su apropiada gestión tras cumplir con su cometido inicial no es menos importante, ya que los riesgos que trae consigo un erróneo desenlace pueden desencadenar fatales consecuencias sobre el imprescindible medio ambiente.
Soledad Mateos, Técnico en Dirección de Operaciones de SIGAUS, nos recalcó en muchas ocasiones la necesidad de cuidar el manejo de aceites y lubricantes en múltiples sectores. Al fin y al cabo, la normativa vigente desde 2006 regula esta gestión como nunca antes, dando pie a que Sigaus crezca y se nutra a partir de fabricantes e importadores que pongan sus respectivos productos en el mercado (origen, a su vez, de estos desechos a tratar).
Aun siendo residuos peligrosos (por su escasa biodregadabilidad, toxicidad y efectos nocivos sobre salud y medio ambiente), aceites y lubricantes no son, ni mucho menos, sinónimo de eliminación tras la vida útil. Tomando el relevo de la tradicional economía lineal, la alternativa circular vela por brindarles nuevos fines a partir de valiosos procesos de reciclaje, regeneración o valorización energética.
Así, más de 170.000 toneladas de estos compuestos (solo en España) reciben al año tratamientos que terminan conduciéndolos hacia nuevas vidas, optimizando el aprovechamiento de los recursos mientras, por supuesto, la industria y el medio ambiente reciben parte del provechoso resultado. La labor de un Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor como Sigaus es, por ello, tan bienvenida como provechosa.