La máxima “Siempre hay una primera vez para todo” se consumó en este particular proyecto con una puesta de largo repleta de tributos a la exigencia de esta disciplina del Rally Cross-Country. Ni los mutantes derroteros del destino ni la deseable reacción ante ellos faltaron en nuestro primer paso por la popular cita aragonesa de ámbito mundial.
Los giros argumentales vividos hasta la fecha condujeron a la firma de una colaboración con la entidad Sodicars para llevar el BV2 de la familia Plaza al siguiente nivel en terreno dakariano. De esta forma conseguiría la iniciativa docente “Nebrija To Dakar” liderar una revolución tecnológica ideada a partir de una raíz que, además de contar con exhaustivos estudios de sistemas y componentes del vehículo, se nutriera de experiencias reales como la abordada en este capítulo. Centenares de participantes, entre los cuales destacaban más de 90 inscritos FIA, se citaron en tierra turolense para disputar la 38ª edición de la Baja Aragón.
Los estudiantes de Nebrija que vivieron el fin de semana desde el epicentro de la acción no tardaron en darse cuenta de hasta qué punto ésta se puede impregnar de un tinte increíblemente hollywoodense. La pareja formada por Manolo y Marta Plaza, tripulantes a los mandos del BV2, mostró una adaptación gratamente rápida al vehículo durante la mañana del sábado, sección en la que se celebraron unas primeras especiales cronometradas zanjadas de forma distinta y ni mucho menos tan dulce como este primer presagio. Un súbito instante de confusión sobre el rumbo a seguir por parte de varios coches terminó en colisión frontal que dañó la dirección de nuestro protagonista. Así, la supervivencia se hizo imposible sin un primer apaño de por medio que, como mandan los cánones desérticos, terminaron haciendo padre e hija en pleno tramo, con el reloj corriendo y empleando únicamente los medios dispuestos a bordo del Sodicars. Tras ello, el esperado paso por la asistencia se tradujo en media hora de rápidos arreglos que, aun siendo insuficientes, propiciaron un arranque seguro para afrontar la sección vespertina. Con el ocaso del sábado todos deseaban ver y sentir lo que finalmente terminó produciéndose. La vuelta al parque sin nuevos percances dio paso a un turno de reparaciones en el que todos los integrantes del equipo (mecánicos, ingenieros, estudiantes…) arrimaron el hombro con efectividad, ejecutando orquestadas maniobras que dieron pie a un prometedor desenlace que se celebraría durante la mañana del domingo.
En el control horario de salida del parque de asistencia se podía palpar el espíritu competitivo de una tripulación completamente mentalizada en pro de la remontada, horizonte que se iría haciendo más y más tangible conforme superaban a otros participantes en plena especial. Aun así, un pinchazo hizo que la tensión se mantuviera a flor de piel, obligando a la escuadra a mantenerse con ritmo alto para cerrar la herida de tiempo y en constante alerta hasta el final de la carrera, momento en el que conseguirían cruzar la meta en 40ª posición absoluta de coches, 13ª plaza entre los T1 y 1ª en la categoría T1.2.
Tocó entonces dar rienda suelta a celebraciones que no solo debieron entender de números, resultados o, por supuesto, de la valiosa realidad que suponía completar la prueba. Los festejos estaban llamados también a incluir merecidos reconocimientos a los miembros del equipo por su incuestionable compromiso, su intachable trabajo y la cálida acogida brindada a unos estudiantes de ingeniería que, desde el seno de esta familia motorizada, tomaron buena nota sobre el funcionamiento de estos eventos y la vertiente que debe tomar el proyecto para llegar más pronto que tarde a triunfar en ellos. La progresiva optimización técnica del vehículo, al llevar su sello, siempre los hará partícipes de este tipo de resultados que suelen ir ligados a sinceras sonrisas y especiales sentimientos de realización.
¡Seguimos avanzando!