Dar la bienvenida a una nueva temporada cargada de emociones de esta manera es, cuanto menos, impresionante. Los compañeros del Club del Automóvil Nebrija tuvimos el pasado sábado la oportunidad de conocer bien los entresijos de la disciplina más exigente del automovilismo gracias a la inestimable implicación de un copiloto con una década de notas y anécdotas a sus espaldas, Alejandro “Jandrín” López, gran representante de un grupo de luchadores que, desde la sombra, manejan los hilos de las mejores guerras. Revivamos la memorable jornada. (Click en título para más)
¿Qué se siente cuando de tu voz depende el rumbo a seguir por la increíble máquina dirigida por un par de manos bien experimentadas que buscan, junto a este director de orquesta, alzarse en las mejores pruebas nacionales y mundiales? Difícil detenerse a meditar sobre los sentimientos que prevalecen por debajo de la descarga incesante de adrenalina que aparece en cada Rally, una prueba que, como bien hemos podido saber, cuenta con varios cientos de kilómetros que, a la vez, están planeados al milímetro por estas implacables mentes.
Jandrín López, copiloto asturiano con diversas victorias en más de 140 Rallyes disputados en terreno nacional y mundial, comenzó su presentación con una completa exposición de las partes en las que estas extenuantes e históricas pruebas se dividen, colocando mucho énfasis sobre las fases de reconocimiento en las cuales se toma contacto con diversos tramos para fijar las notas que, a la postre, servirán como “instrucciones” sobre cómo exprimirse al máximo en el sinuoso camino. Ya inmersos en el Rally, pudimos hacer frente a un carnet de ruta que, con crucial importancia, debe ser rellenado en los momentos adecuados para ello, siendo sancionables múltiples situaciones de adelanto o retraso en la entrega del mismo en diversos controles horarios que nuestro protagonista pudo explicar a lo largo de la mañana. Paso a paso, las circunstancias ficticias fueron complicándose hasta el punto de un supuesto accidente que nos tuviera como testigos presenciales, siendo ésta una situación en la que, como pudimos comprobar con ejemplos reales, el componente humano siempre impera sobre la compleja maquinaria que, hasta entonces, orientaba al tándem hacia la meta. Visualizar, avisar y socorrer en un momento de tensión extraordinaria que pone de manifiesto el riesgo constante que esta disciplina lleva consigo, una sensación que, como Jandrín pudo explicar con su propio testimonio, es merecedora de respeto y no de un miedo que pueda conducir a nuevos fallos.
Las personas presentes en Kartpetania (Segovia), lugar del encuentro, tuvimos la oportunidad de apreciar los detalles y probar el equipamiento que estos contendientes deben llevar a bordo, observando las complejas medidas de seguridad de los mismos que, al igual que las licencias necesarias para llevar a cabo esta meritoria labor de copiloto, requieren una importante inversión de varios miles de euros que, en la mayoría de los casos, debe renovarse cada cierto tiempo con nuevas homologaciones . El coste de la máquina, por supuesto, sigue siendo tan grande como las prestaciones que son capaces de ofrecer, costando un vehículo preparado con especificaciones R5 alrededor de 250000-300000 euros al tiempo que una temporada de WRC2 oscila el millón y medio de euros, una inversión que puede quedar inservible con cualquier mínimo error de estas personas capaces mantener un increíble nivel de orden, ánimo y concentración al dar lo mejor de sí mismas para desempeñar varias tareas al mismo tiempo, como puede verse en unos enlaces entre tramos cronometrados en los cuales ponen al día al equipo sobre sus necesidades en la siguiente asistencia al tiempo que comprueban la ruta a seguir sin olvidarse de las cuestiones que el piloto necesite resolver, todo ello dentro del espacio de tiempo establecido.
Una vez descubrimos las herramientas adicionales (luces de ayuda en tramos nocturnos, bridas, vaselina, manómetro, cinta americana…) que un copiloto profesional lleva en maletines para atender cualquier tipo de situación en la cual solo valga usar lo que haya a bordo, fue turno de plantarse delante del punto álgido de la jornada, aquel en el que pudimos codearnos por fin con la faceta más llamativa de estas personalidades del mundo del motor, las notas. Un amplio abanico de posibilidades en cuanto a vocabulario entre miembros del equipo guarda siempre en común una serie de patrones y reglas para crear la mejor atmósfera posible a la hora de afrontar el reto que cada tramo cronometrado supone. Las representaciones de lo que el piloto va a encontrar responden a patrones más o menos subjetivos, descriptivos o un sistema híbrido entre ambos, buscando dar con un factor diferencial dentro de un recorrido visto por todos los participantes. En cuanto a terminología, Jandrín expuso los detalles de las notas latinas, francesas e inglesas antes de mencionar el necesario trabajo de los Ouvriers y la correcta colocación de los símbolos que un copiloto quiera usar para orientar a su compañero. Pudiendo poner en práctica todo ello con vídeos de etapas reales, el objetivo buscado por los alumnos era dar con un sistema legible a gran velocidad que, al mismo tiempo, no distorsione el clima de concentración que la persona a los mandos necesita para enseñar su mejor versión.
La apuesta por el silencio se extiende, por tanto, hasta el momento de la verdad. Quizás ésta sea la clave para entender la importancia de unas mentes que, desde la sombra más cercana, enseñan al piloto el camino a seguir hacia los triunfos más preciados de esta incombustible especialidad del automovilismo. Sin llamar la atención, sus voces son la catapulta empleada por muchos de nuestros héroes hacia el estrellato y, teniendo en consideración la cantidad de trabajo que son capaces de ejecutar en situaciones límite, un “Enhorabuena” siempre será lo mínimo ante la dedicación y el talento de copilotos como Alejandro, capaz de exprimir lo mejor de 44 personas distintas que, en su desarrollo en la competición y al igual que los más ilustres protagonistas de esta historia sobre ruedas, necesitarán siempre encontrarse al lado de la mirada más clara y la voz más decidida para la puesta en escena de lo mejor que lleven dentro. Una conexión inigualable de la que hemos podido ser afortunados testigos y, esperemos, buenos proyectos para poner en práctica lo aprendido en el futuro.
Fotografía portada: Crónica Balear
Fotografía cierre: @jandrinlopez (twitter)