Paisajes verdes, gastronomía asturiana, ruta del Cares, descenso del Sella… Compañeros, risas y amigos.
Alumnos del Centro de Estudios Hispánicos, estudiantes internacionales de intercambio y alumnos españoles de la Universidad Antonio de Nebrija, disfrutaron el pasado fin de semana de un viaje a Asturias organizado por el Club de Deportes de la universidad. Rodeados por la naturaleza realizaron una caminata siguiendo el cauce del río Cares y descendieron en piragua el río Sella.
Hospedados en Cangas de Onís, los alumnos iniciaron el sábado por la mañana una caminata siguiendo la ruta del río Cares. Durante casi diez horas anduvieron por la carretera que surca los riscos montañosos de los Picos de Europa. Después, tras descansar y comer en el pueblo de Caín, siguieron marcha por un camino al borde de la montaña que zigzagueaba paralelo al río.
En el camino pudieron observar los paisajes, los colores verdosos y azulados del río, cuevas, cabras montesas, una presa de agua para generar energía eléctrica y una subida artificial para que los salmones puedan alcanzar a contracorriente la parte más alta del río. Durante el duro y largo recorrido fueron tomando fotos, charlando y riendo con los compañeros de viaje. “Las vistas son impresionantes, es una ruta preciosa, y hacerla con los amigos de la universidad es lo más divertido,” comentaba una caminante.
Antes de regresar al hostal pasaron por Covadonga, donde vieron la basílica y la ermita de la Santa Cueva en la que se encuentra la tumba de Pelayo. Después, en el pueblo de Cangas de Onís, visitaron el puente romano y pudieron comprar quesos y otros productos asturianos. (Para conocer más sobre la historia de estos lugares, pincha aquí.) Al final del día, tras la cena y el descanso, pudieron degustar la bebida típica de Asturias: la sidra. Los estudiantes la probaron y aprendieron a escanciarla con la explicación del encargado del local.
El domingo por la mañana, los nebrijos salieron hacia una estación de deportes acuáticos. Allí se vistieron todos con el traje de neopreno y se lanzaron al río en piragua. Descendieron el río Sella, agradeciendo el día soleado, envueltos por verdes montañas y saludando a los pescadores al pasar. El grupo remó esquivando cascadas, acelerando en los rápidos y maniobrando en las curvas de la corriente. Antes de terminar el recorrido pararon en una orilla para descansar, disfrutar de las vistas y, los más intrépidos ¡se bañaron en las frías aguas del norte!
De vuelta en el hostal degustaron una buena fabada con morcilla y chorizo, plato asturiano por excelencia. “Me encanta y es muy diferente de la comida de mi país,” contaba un alumno estadounidense. (Para conocer más de la gastronomía de Asturias, pincha aquí.)
Concluido el viaje, ya de vuelta en las clases de la universidad, quedan los recuerdos, las fotos, los amigos, las anécdotas… y las agujetas