El método ya se ha probado en 33 municipios de Madrid y Toledo y podría aplicarse en otras localidades de características similares
Sergio Zubelzu, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, y Roberto Álvarez, de la Universidad Nebrija, han desarrollado una herramienta que calcula la huella de carbono dentro de la planificación urbanística con el objetivo de reducir las emisiones de efecto invernadero que se generan en una localidad.
El método «es novedoso porque, a nivel de diseño urbanístico, resulta muy sencillo implementar medidas preventivas de las emisiones sostenibles en el tiempo», explica Sergio Zubelzu, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Complutense de Madrid.
Roberto Álvarez, profesor de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad Nebrija, afirma que el principal objetivo de esta investigación ha sido “analizar los efectos que sobre la huella de carbono tiene el conjunto de infraestructuras urbanas que constituyen fuentes de emisión de gases de efecto invernadero, como el suministro de agua potable, el tratamiento de aguas residuales, el transporte, el suministro de energía eléctrica, el suministro de gas y los residuos”.
El método, que ya se ha probado en 33 municipios de Madrid y Toledo, podría aplicarse en otras localidades de características similares, “especialmente, si se sitúan en el entorno de un gran centro económico y cuentan con actividades industriales”, destaca el profesor Roberto Álvarez.
Según señalan los investigadores, el conjunto de publicaciones va encaminado a la elaboración de metodologías para el cálculo de las emisiones de gases de efecto invernadero, ya que constituyen una de las principales preocupaciones a nivel ambiental en la actualidad. Entre esta clase de emisiones se encuentran las procedentes de los sectores residencial, comercial, institucional, del transporte o del industrial.
El trabajo, publicado en Energy Policy, revela que las industrias químicas son las más contaminantes, como consecuencia de su elevado consumo energético, con 1.110,71 kg de dióxido de carbono por metro cuadrado.
Fotografía de portada: M. Peinado
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