“Salgo un día más de la facultad, debe ser una broma pesada, a dos semanas del final del curso y ¿otro trabajo por hacer? Imposible, ¡no puede ser! ¿Cómo voy a hacerlo? Trabajos de clase, exámenes, comidas familiares, ir a trabajar… demasiado, no puede ser. ¿Cómo puedo tener tan mala suerte? Imposible, no podré, no merece la pena ni intentarlo…”
Resulta curioso como en ocasiones nos encontramos sumergidos en una conversación interna que nos empuja hacia conseguir las cosas, a seguir hacia adelante, y en otras, esa conversación nos paraliza, nos dice que no hagamos algo.
Estos pensamientos que nos limitan son los denominados saboteadores internos. Surgen de nuestros miedos y temores, de las interpretaciones mentales de lo que nos sucede (Imposible, ¡no puede ser!… ¿Cómo puedo tener tan mala suerte?), de nuestras creencias (no podré, no merece la pena ni intentarlo) o de nuestras experiencias anteriores que nos han delimitado en el pasado; dando lugar a las ideas no realistas, “es imposible”.
Estas ideas no realistas explican en gran parte las frustraciones y el fracaso. Es esencial por tanto, la identificación de las ideas no realistas (“no puedo hacerlo”) ya que menguan la autoestima al hacernos dudar de nuestras capacidades y cualidades, disminuyen nuestra motivación y anulan la actitud proactiva dejándonos a la merced del devenir, limitados y atados, sin posibilidad de acción.
¿Cómo gestionarlos?
Ahora que sabemos de la toxicidad de estos pensamientos deberemos gestionarlos:
- Para superar esta voz que se cuela en nuestra mente y nos traspasa de un lado a otro abrumándonos, primero debemos ser conscientes del diálogo interno y las verbalizaciones negativas que generamos:
– ¿Cómo me puede pasar a mí?, parece mentira, siempre me pasa lo mismo, por mucho que me esfuerzo nunca consigo nada –
Podremos también identificarlos porque nos dejan un poso de mal sentimiento, de desasosiego y desagradables sensaciones físicas.
- Pregúntate: ¿Tengo razones para tener ese pensamiento?, ¿en qué me baso?, ¿me ayuda pensar así?, ¿puedo interpretarlo de otra manera?
A esto lo denominamos hacer confrontación, una técnica de interrogación en el que ponemos nuestras ideas a juicio; sentamos a nuestros saboteadores internos en el banquillo de los acusados para identificar nuestros sentimientos y los obstáculos que no nos permiten avanzar.
- No elimines tu idea no realista ni trates de evadirla, tan sólo reformúlala en un pensamiento más realista, en un diálogo honesto que te ayude a asumir la responsabilidad:
-No es cierto que por mucho que me esfuerce no consigo nada, el semestre pasado conseguí sobreponerme y ¡pude aprobar todo! Debo comenzar ya a estudiar, puedo hacerlo y trataré de hacerlo lo mejor posible. Tengo que tenerlo en cuenta para aprender y que no ocurra más.-
En definitiva, es un reto sumergirse en nuestro mundo interior y al comienzo puede ser complicado encararse con uno mismo/a, pero la consistencia de la práctica diaria nos ayudará; y es que no buscamos ser optimistas si no ser realistas, ajustarnos a la realidad de una manera positiva, que nos ayude a crecer y a vencer a las adversidades.
María López
Gestora de programas