En noviembre aproximadamente, el personal de la Universidad PDI y PAS recibe un correo con información sobre una beca llamada Erasmus +. Cuando lo lees detenidamente, piensas si merece la pena, si realmente es tan bueno como te cuentan.
Al principio agobia un poco: el papeleo, las preguntas, la incertidumbre, la desconfianza, la búsqueda de academias, foros…el comienzo es todo gestión, por ambas partes: por tu empresa y por tu destino. Pero llega un momento en el que has decidido la fecha, el destino, tienes la academia, el alojamiento, el visto bueno de tu jefe y llega el día de partida.
Este año mi destino fue Dublín, una ciudad que no conocía, pero no nos engañemos, al final lo económico siempre te hace buscar destinos lo más baratos posibles… Mi escuela: Delfin School me acogió con los brazos abiertos desde el principio (incluso antes de formalizar cualquier cuestión). Con gran acierto, decidí ir a una residencia que me facilitaba la propia escuela, donde conviví con gente de distintas nacionalidades y que no entendieron por qué me traía jamón serrano, chorizo, lomo, aceitunas, mejillones en la maleta, hasta que lo compartí con ellos, claro.
Con mis compañeros de clase.
El primer día, sientes nervios, te espera una mañana intensa, bienvenida, entrevista para valorar tu nivel de idioma, conocer la escuela, a los profesores y a los que serán tus compañeros de clase durante los siguientes días.
De repente, vuelves a ser estudiante, pero de una manera totalmente distinta, tienes compañeros de diferentes países: Japón, Brasil, España, Polonia, Francia… Todos sonríen y te dan la bienvenida. Tu profesora te mira y empiezan las preguntas típicas: de dónde eres, cuánto tiempo te quedas, qué haces en tu país de origen, te gusta Dublín… Al principio te cuesta seguir el hilo, estos irlandeses y su acento, pero el desconcierto inicial desaparece. Enseguida hacemos ejercicios de grupo, se explica lo que no se entiende, siempre entre todos, aunque te manden deberes, no te importa, estás ahí para aprender lo máximo en un período de tiempo muy corto. Es difícil mantener activa y con entusiasmo a una clase con perfiles tan diferentes, pero desde luego mi profesora Marien lo consiguió.
Y sin darte cuenta, entre clases, amigos nuevos, inglés, lluvias, frío y esa ciudad ya no tan desconocida, tienes que volver. Te da pena, pero vuelves con muchas experiencias, con nuevos amigos que no sabes si volverás a ver, con más fluidez y deseando que llegue el siguiente año para poder volver a pedir la beca Erasmus +.
Paloma de Cruz
Gestora de programas
Vivir en el extranjero siempre es una experiencia positiva aunque sea por poco tiempo. Salir de tu zona de confort, volver a ser estudiante por un tiempo, como bien cuentas, te aporta una serie de valores que podrás aplicar a tu vida personal y profesional. Y gracias al Erasmus + puedes seguir sintiendo estas sensaciones que describes cuando ya estás trabajando.
¡Me alegro que disfrutaras de la experiencia y que la hayas compartido!