Debido a la gran cantidad de metodologías de dirección de proyectos que existen hoy en día, es necesario inventar una metodología ágil que no suponga mucha sofisticación y que elabore unos entregables rápidos y de fácil entendimiento.
Para ello se han generado en los últimos años, las metodologías ágiles, que suponen una innovación en estos procesos, pero sin olvidar ciertos procedimientos que provienen del PMBOK o de métodos tradicionales de dirección estratégica.
Es por ello, que esta introducción a las metodologías ágiles pretende ser una reflexión de cómo hay que cambiar nuestros antiguos métodos y realizar una nueva gestión de proyectos.
Antes de empezar a describir el método quisiera realizar varias reflexiones sobre la gestión del cambio y después pretendo desarrollar herramientas de la psicología aplicadas a la dirección de proyectos.
Empezaremos por características relacionadas con el cambio, incidiendo en qué parámetros debo cambiar en la dirección de proyectos o en la vida en general, que realmente es un proyecto. Unas primeras pautas que debemos o no tener en cuenta a la hora de definir el alcance de nuestro proyecto sería:
- No debemos obrar al primer impulso, sino después de trazar un plan.
- No diremos la mitad de lo que pensamos, ni la tercera parte de lo que sentimos.
- No debemos creer todo cuanto se nos diga; habrá un deseo, consciente o subconsciente detrás de cada una de las acciones que tomemos.
- Cultivemos la mundología, tanto lectura de gentes como trato con gentes; estudiemos la Naturaleza humana, psicología y pongamos en práctica lo aprendido con esta cultura.
- Hagámonos la pregunta, ¿qué desea ese hombre? Busca lo que necesita o lo que tiene escasez.
- El hombre, en general actúa por deseos, sino es sobre el más fuerte, es sobre los mejores que tenga en mente.
- Se deben tener principalmente 3 conceptos principales: Idealización, visualización y acción idealista.
- Tal como un hombre piensa, así es. Tal y como un hombre obra así es.
- El éxito será un favorable o prospero resultado o determinación de una tentativa acordada.
Para desarrollar un proyecto, debemos abstraernos de los moldes antiguos y desarrollar conceptos de una nueva Psicología, consiste en que cambiemos, modifiquemos, desarrollemos, fortalezcamos las cualidades y facultades mentales siguiendo con métodos apropiados.
Estas ideas se fundamentan en desarrollar el uso y el ejercicio, conseguir la realización de cualquier idea por medio de la imagen persistente. Por lo tanto, un arquitecto mental es aquel que inicia el proyecto y el constructor de la mente aquel que lo ejecuta.
La visualización es por tanto un proceso que sigue a la idealización y va hacia la materialización. Esta autogestión de nuestras propias ideas se puede resumir en un término “aptitud mental”.
Debemos crear una imaginación constructiva que constituya nuestro carácter, nuestras cualidades y nuestros rasgos mentales, que nos servirán para dirigir la empresa. Debemos ejecutar los proyectos, no solo en la fase pasiva, sino en una fase activa que los pensamientos se conviertan en acciones.
Para realizar este desarrollo mental, lo que necesitamos es práctica, práctica y práctica. Sólo realizando 10.000 horas estaremos en posesión de dominar un tema.
Debemos cultivar nuevos hábitos, con tanta frecuencia como sea posible, hasta que llegue a ser habitual y como una segunda naturaleza. Esto formará nuestro carácter completo y enriquecerá tanto nuestro interior como exterior. Hay que tener fe en uno mismo, sin ella es imposible marchar hacia adelante.
La mejor manera de llevar un proyecto adelante es «quiero y puedo».
Debemos tener presente que la atención es fundamental, una atención expectante, una atención como combinación de fuerzas mentales motivas y emotivas.
Pero todo esto no se llevará a cabo sin la voluntad, que la podemos dividir en voluntad deseada, voluntad decidida, o fase de deliberación y elección y voluntad activa o fase de acción. La fase de acción será la más importante, aunque muchas veces se esconda detrás de las otras dos.
Las cualidades o aptitudes personales de continuidad, firmeza, decisión y resolución se ven aplicadas en el concepto de voluntad persistente; términos como estabilidad, decisión, perseverancia, firmeza de propósito y tenacidad.
Esta voluntad persistente aparece del deseo insistente, de una expectación confiada, llevar el proyecto a buen puerto e insistentemente insistir en nuestro deseo.
Desde un punto de vista más humano, tendremos cualidades mentales positivas que nos acompañaran en el camino, como pueden ser el amor, la afabilidad, la bondad, la constancia, la paciencia, la perseverancia, la firmeza. Debemos conceptuar los proyectos como un esfuerzo persistente, conceptuarlo como una acción ejecución o diligencia constante, constancia en el proceso y continuidad, firmeza y constancia en la ejecución y seguimiento del negocio o del cierre del proyecto.
Afín a esta constancia hay que señalar el término estabilidad. Esta cualidad manifiesta firmeza, fijeza, fuerza para mantenerse y resistir toda tentativa, toda mutación o abandono en el proyecto. Podemos decir que el lema sería firmeza, tenacidad e impugnabilidad. Hay que resistir cualquier abuso, cualquier persuasión, irrisión o coacción, sin ceder un ápice.
Que nuestra mente en un primer momento sea plástica pero después sea mente fría y desapasionada que nos lleve al cierre de un proyecto tenazmente y siendo firmes en nuestras decisiones.
Conscientes de saber adquirir y acumular, debemos tener presente dos cualidades el valor u Ooadía y la acumulación. El primero nos mantendrá firmes antes nuestro cliente. Tenemos que, al igual que el hombre primate, la necesidad de procurar y preservar nuestro fondo de alimentación, “tener y guardar”. La empresa necesita “adquirir y acumular”. El valor lleva a la acción y la fortaleza lleva a la pasión, el director de proyectos debe tener valor para desafiar los peligros y fortaleza para resistir todas las incertidumbres del proyecto. La bravura se localiza en la sangre y el valor en la mente. El primero depende del temperamento físico y el segundo depende de la razón.
Una habilidad motriz que debemos desarrollar es la constructividad. Pero antes de construir lo nuevo hay que destruir lo viejo, después que lo viejo ha sido apartado hay que construir una nueva organización empresarial. Por lo tanto ensanchemos y extendamos nuestras actividades, añadamos más ladrillos a al cuerpo de nuestro conocimiento.
Practiquemos mejores construcciones y metodologías ágiles que nos lleven a mejorar la dirección de proyectos. Pero ante todo, seamos prudentes. La prudencia es una cualidad protectora que no hace gestionar un proyecto con deliberación y discreción; ser cauto en adaptar una acción o línea de conducta, ser sabio, cuidadoso. Pero ojo, que llevada al extremo, nos hace malograr el éxito, no debemos ser tímidos, no tener recelo o sujetos al pánico. Por lo tanto debemos mantenernos en un equilibrio entre el atrevimiento y temeridad y la timidez e irresolución.
Seamos pesimistas en el planeamiento pero optimistas en la fase de ejecución de nuestros proyectos. La prudencia y la cautela influyan en el desarrollo de la estrategia del proyecto, basémonos en razón y en el juicio pero sin que influya en la dirección del proyecto el temor o el recelo.
Seamos astutos, cualidad protectora que nos dará viveza, habilidad o destreza; los negocios son una batalla inteligente, el proyecto es un conflicto, una batalla. Al igual que el ajedrez, nos tenemos que valer de estrategias para conseguir nuestros objetivos empresariales.
También debemos tener presente cualidades egoístas, como la individualidad y la vanidad. Van asociadas a un sentido de individuo, no de empresa. Van relacionadas con el Ego; “yo siento, pienso, cojo, escojo”.
No debemos guiarnos por necios orgullos inspirados en el excesivo concepto de méritos personales. Ni por superfluas ideas que no nos aportan valor.
Como resumen de todas estas ideas trasgresoras podemos citar:
- Tú eres el responsable de ti mismo y según te veas, actuarás en la empresa.
- Desaprende, cambia la forma de dirección de empresas a una nueva.
- Sal de la zona de confort, utiliza nuevas metodologías de dirección de proyectos.
- Interioriza los cambios, provoca situaciones cambiantes.
- Vive el ahora: “carpe diem”. Disfruta del momento actual de la compañía que puede ser único.
- Aprende a diferenciar el riesgo real del riesgo percibido.
- En equipo se logra más.
- Formarás equipos de alto rendimiento.
- Ayudarás a tus compañeros.
- Verás que la cultura es copia, ser disruptor.
- No enfades al cerebro reptiliano.
- Dirigir un grupo o un ejército es lo mismo, es solo cuestión de organización.
- Conócete a ti mismo y conoce a los demás, ”nosce it ipsum”.
¿Os atrevéis a este cambio?
Javier Mata
Profesor del Máster en Dirección y Organización de Proyectos