Autora: Begoña Miguel
Pero… ¿no tienes alumnos “de verdad”?. La primera vez que lo escuché intenté aclararlo. Mi interlocutor no lo había entendido bien. Seguro que era eso. Me esmeré en explicarlo. Que si, que claro que tengo alumnos «de verdad”. Les doy clase online. A distancia. O sea, que ellos están en su casa -depende de la hora- , y yo… pues lo mismo, en la mía. Pero la reacción es casi siempre parecida… Que si, que lo entienden, pero que son alumnos online…
«Clara acaba de dar a luz, Ignacio trabaja en un e-commerce en China, Kevin presenta un programa de radio en El Salvador, Jéssica acaba de montar su empresa en Colombia…».
Otras veces es por parte de nuevos profesores. Desde que coordino dos másteres en modalidad online en la Universidad Nebrija, me he acostumbrado a entrevistar a futuros docentes que me manifiestan que les encanta la docencia… pero con alumnos «de verdad”.
“Chemi esta acabando su tesis , Iria también, Nuria la terminó y ahora trabaja en un e-commerce, Allen es experto en usabilidad web en México, Rubén se ha convertido en un experto en narrativa digital…”.
La actitud de estos profesores, sin embargo, cambia rápido. Cuando se acaba su primera docencia, el grado de satisfacción de los docentes ya es altísima. La experienca ha sido intensa y el 99% que prueba, repite. Han conocido alumnos especiales, motivados y muy trabajadores. Estudiantes dispuestos a dar y obtener lo máximo. El sueño de un profesor.
“Marta obtuvo la mención de honor por ser la mejor estudiante de nuestra facultad, Ángel hizo otros másteres, pero todavía nos echa de menos, Cristian es docente de marketing digital en Bogotá, a Laura no le da la vida con su trabajo, pero está sacando el máster a fuerza de horas de sueño…”.
Empiezo a pensar que la expresión “de verdad” es equiparable a “presencial”. Es decir, los alumnos son verdaderos si son presenciales. Esto me lleva a pensar si la docencia puede ser de mentira si los alumnos están a distancia. O que mis alumnos son de mentira. O que solo es verdad lo que se ve, o… en fin, mejor no sigo por ahí que me lío.
«Noelia ha venido de su Valencia natal a Madrid a hacer prácticas en una agencia, Miguelina ha dejado su trabajo en República Dominicana para pasar este periodo de formación es España, Victoria se ha dejado el alma en el máster”.
Cuando te asomas a la docencia online te das cuenta que los alumnos te necesitan igual que en cualquier modalidad. O más. Han puesto tu confianza en ti y no les puedes defraudar. Están lejos. Están solos. Y necesitan este máster. Cada historia, cada caso, cada vida, deja huella en todo el equipo docente que día tras día procura que estos estudiantes logren sus objetivos y que sus sueños puedan convertirse en realidad. Para no ser alumnos de verdad, lo disimulan bastante bien.
“Patricia nos dejó impresionados con su entrega, Javier pronto se doctora y ya dirige trabajos de fin de máster, Myriam es un ejemplo de persona y de profesional, Eva buscaba un máster “potente» y dice que lo ha conseguido».
Cada estudiante deja una muesca en el corazón, un motivo de satisfacción, un hueco para siempre. Algunos vienen a la graduación. Otros no pueden y se quedan en su lugar de origen. Los que vienen, se reconocen, se miran y sonríen. Recuerdan las entregas, los nervios, el agobio… Y también las risas, los ratos compartidos y el placer del conocimiento. Y nos miran y sonríen. Nos echarán de menos, dicen. Estoy segura. Y nosotros a ellos también. Nos hemos reído, hemos peleado, discutido y emocionado. Todo un curso de experiencias y aprendizaje. Como si fueran alumnos «de verdad».
Begoña Miguel
Directora del Máster en Marketing y Publicidad Digital
Precioso escrito Begoña, gracias por tus palabras y por expresar lo que muchos sentimos, conocemos y compartimos.
Un abrazo,
Lorena
A ti, Lorena. Los profesores también somos de verdad :-). Emociones, preocupación, alegrías y decepciones.
Es una experiencia compartida por todos que no deja a nadie indiferente.
Gracias por todo tu trabajo y tu involucración.
Un abrazo
Begoña.
Muchas veces se tiene desconocimiento del alcance que puedes tener con las nuevas tecnologías, se piensa que la vida digital es una vida diferente a la análoga, y que la vida digital es de mentiras un mundo ficticio donde puedo ser quien no soy, alguien irreal, pero habemos personas que no hacemos distinción de la vida digital de la vida análoga, es una sola y somos iguales y tan reales tanto en lo digital como en la análogo, vivimos tan pegados al móvil y al ordenador que también son parte de nuestra vida,
Ir a España a estudiar un máster y mover a toda mi familia se me hace algo ilógico teniendo las tecnologías de hoy ya que puedo estar cerca sin ni siquiera estar presente, puedo conocer a las personas sin la necesidad de tenerlas cara a cara, les tengo tanto aprecio a mis compañeros y profesores del máster como tanto o más que a mis compañeros de la licenciatura.
Yo sé que muchos no están acostumbrados a estos nuevos paradigmas, pero esto es el futuro que tanto soñamos de niños viendo a los super sónicos y conversar por medio de todo tipo de pantallas desde las del reloj hasta por medio del TV, pareciera de mentira, pero es muy real.
Allen, al final, como os cuento en mis clases, no se puede separar el on y el off.
La tecnología nos permite descubrir personas y vivir experiencias que no sería posible hace unos 20 años. El medio no importa. Has sido uno de los alumnos más brillantes que ha pasado por el programa y has sido un placer contar con tu generosidad, aportando en clase todo lo que podías para enriquecerlas, y de paso pasarlo todos muy bien.
Finalmente viniste a España a graduarte y pudimos conocerte «en persona», porque ya te conocíamos «de verdad». Todo un placer.
Un abrazo
Begoña
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MIL-gracias por pasar a palabras eso que tantos sentimos. Somos tan reales como lo es un email lleno de dudas y miedos por no saber si nos dará tiempo a entregar un trabajo fin de asignatura. Tan reales como nuestra conversación teléfonica de 45 minutos hace ya demasiados meses. Como lo eran mis ganas por dar con una formación planificada y “potente” que estuviera a la altura de mis expectativas. Como lo fueron las noches en las que dormí de menos porque quería que todo fuera simplemente perfecto. Como lo es Jorge Enrique, mi compañero de Bogotá con el que hice mi primer trabajo en grupo aquel mes de junio de 2016. Somos tan reales como las contracciones de Clara (Claris para mí) y su whatsapp pidiéndome que te escribiera, Begoña, para decirte que en unas horas volvería a ser madre por segunda vez.
La Universidad de Nebrija me ha supuesto mucho más que un título más en la carpeta de “Formación” del escritorio de mi PC. Es una experiencia REAL, magnífica y muy recomendable para todos aquellos que tenemos tantos sueños, tan pocas horas y tantas ansias de aprender que no podemos permitirnos ponernos fronteras que en realidad no existen.
Brindo por las nuevas tecnologías, por las redes entre personas, por ese momento mágico que supone desvirtualizar a alguien. Brindo por la formación real y online, por los profesores que son capaces de dar clases magistrales delante de una webcam, por la Universidad de Nebrija y por ti. ¡Muchas gracias, Begoña!
Madre Mia, Eva, lo acabo de leer. Se me ha puesto la piel de gallina.
Dentro de poco defiendes por fin tu TFM y acabas esta etapa. Pero te llevas puesta una mochila de experiencias, aprendizaje y amigos que espero que te acompañe siempre.
Nosotros estaremos observando tu viaje y esperamos que de vez en cuando nos escribas una postal para contarnos por donde vas, que seguro que es muy lejos…
Un abrazo
Begoña