Autor: Jordi Regi
Llevo muchos años en la docencia tanto presencial como a distancia y como escribí en el post ¡La pasión por enseñar nunca muere y la del profesor a distancia aún menos!, me considero un “profesor apasionado”. Me apasiona (valga la redundancia) la docencia, mis estudiantes y el aprendizaje por descubrimiento. En mi recorrido personal cada día intento aprender algo nuevo que, de algún modo, mejore mis clases haciéndolas más amenas, ilustrativas e incluso diferentes respecto del año anterior.
La innovación docente ha sido una constante en mi manera de entender el aprendizaje colectivo. Desde siempre he intentado que mis alumnos descubran la materia mediante herramientas y recursos que fueran complementarios al estudio dentro de las aulas. Así, desde hace ya más de 7 años, coordino un viaje de estudio donde un grupo de alumnos tiene la oportunidad de conocer personalmente las instituciones de la Unión Europea en Bruselas gracias a una subvención del Parlamento Europeo. Al alumnado preseleccionado para participar se le aporta una formación específica y se realiza una simulación de Consejo Europeo, de forma que pueda luego sacar el mayor partido posible. Ese proceso formativo adicional nos sirve para poder seleccionar a los alumnos que podrán ir al viaje de entre los muchos que se presentan, ya que no tenemos plazas para todos. De esta manera, se complementa una formación tanto dentro como fuera de las aulas en algo tan apasionante para mí como es el Derecho de la Unión Europea. 😊
Pero ese tema lo dejaremos para otro post, hoy quiero contaros lo que he hecho durante el curso pasado en mi asignatura de “Derecho Comunitario” en el Máster en Acceso a la Abogacía a distancia, titulación que tengo el orgullo de dirigir. ¡Una de mis experiencias de aprendizaje colaborativo en online!
Como miembro del Proyecto de Innovación Docente DREAM-TIC de Global Campus Nebrija estuve reflexionando sobre cómo mejorar y llevar la innovación a entornos digitales y que a su vez, el alumnado a distancia sintiera ese apoyo y esa cercanía en su aprendizaje haciéndoles partícipes del mismo. Fruto de esas sinergias y de las líneas de colaboración con la gestora del programa Patricia Ibañez, decidimos iniciar una serie de mejoras aplicables tanto al conjunto del máster, como a las diferentes asignaturas, que sirviesen para aumentar su calidad. Estas propuestas se tradujeron en actividades en las que queríamos despertar la curiosidad y las ganas de seguir aprendiendo del alumnado y del profesorado y, en concreto, en mi asignatura, mediante una fórmula muy conocida en el ámbito de la investigación y del mundo docente: la evaluación por pares.
Sin duda, la necesidad de que el alumno se implicara en el aprendizaje y, sobre todo, que además participara de él mediante un trabajo colaborativo, suponía un reto que debía acercar e implicar a los alumnos a distancia como si trabajaran en el mismo espacio físico. Para ello, debíamos empezar mediante el cuidadoso diseño de la actividad a realizar, que, como no podía ser de otro modo en el caso del Derecho de la UE, pasaba por ser una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. ¡El reto estaba servido! A partir de ahí se trataba de identificar una sentencia que tuviera una interpretación conflictiva y que a la vez fuera “como una cebolla”, con capas y capas de aprendizaje de conceptos de la materia. Por ejemplo, empezando por la libre circulación de mercancías y sus excepciones, continuando con los incumplimientos de los Estados miembros, graves deficiencias procesales, arbitrariedad de la Comisión Europea, déficit democrático de las instituciones de la UE, grupos de presión… En fin no se podía pedir mucho más… Bueno, sí… que el que escribe estas líneas hubiera sido parte del equipo de defensa del Reino de España y que en ella existiera un conocimiento del caso enorme y de todo lo contable e incontable sobre esa situación.
El caso era algo tan sencillo como la denegación de entrada de un producto al mercado español por publicidad engañosa y protección de los consumidores. ¡Fácil! ¿Verdad?
Fruto de mi propuesta el alumnado debía leer la mencionada sentencia y elaborar un análisis/dictamen de la misma que debía subirse al campus virtual en el plazo de una 1 semana y media desde el comienzo de la asignatura, utilizando en este caso la “evaluación por pares” de nuestra plataforma Blackboard Learn. A partir de ahí, ¡la suerte estaba echada! Ahora les tocaba el turno de ponerse en el rol del “profe”, ¿cuántas veces hemos escuchado frases como “ojalá pudiera calificarme o me gustaría hacer propuestas…”? Los alumnos recibirían, finalizado el plazo dos dictámenes anónimos de sus compañeros que deberían valorar y comentar de acuerdo con lo aprendido de manera objetiva y pasada una semana subir esas valoraciones y calificaciones a la plataforma. Además, para enriquecer este trabajo y aumentar el aprendizaje, se les pedía que argumentasen la valoración que otorgaban.
En resumen, parece simple y sencillo igual que cuando alguna vez habíamos hecho en nuestras clases de corregir el examen de otro compañero, eso sí, ahora se trababa de intentar valorar, aprender, comprender y enseñar a tus compañeros. Todo ello sin duda en una titulación como el Máster en acceso a la Abogacía, título habilitante para el acceso a la profesión de abogado.
Este ha sido un maravilloso reto que los alumnos han apreciado mucho y que cuando nos vemos en los exámenes presenciales o a través de los mails siempre me siguen pidiendo más información de la clasificada como “incontable” y además han estado encantados de poder aprender con las tecnologías.
¡Se abren las apuestas de nuevo! ¿Quién da más?
¡¡¡Aprendamos innovando sin parar!!!
Jordi Regi
Director del Máster Universitario en Acceso a la Abogacía