Autora: Vanessa Carrera
El entorno en el que vivimos está en continuo y rápido movimiento. Está cambiando nuestra forma de relacionarnos, de movernos, de comprar, de comunicarnos, de aprender…. La tecnología y la globalización marcan un ritmo de cambios acelerado y muchas veces imprevisible.
Esto nos demanda nuevas actitudes, nuevas habilidades y competencias, y nuevas formas de estar en el mundo. Una de ellas es la capacidad de aprender a aprender.
Sin embargo, en muchas ocasiones nos aferramos a lo que sabemos. ¿Por qué? Por una sencilla razón: nos da certeza y seguridad. Nos sentimos incómodos en el ‘no saber’. Preferimos aparentar que sabemos algo, o quedarnos con lo que ya conocemos, en lugar de aceptar que tener ‘un hueco’, es una oportunidad tremenda para llenarlo y seguir creciendo.
Puede resultar tremendamente útil en este proceso, entender las fases del aprendizaje:
- En la primera de ellas, nos sentimos Inconscientemente Incompetentes, ‘no sabemos lo que no sabemos’. Si le dices a un niño, ¿quieres conducir un coche? El niño seguramente dirá que sí, porque no sabe qué es conducir un coche.
- Luego, pasamos a Conscientemente Incompetentes. Este es el momento en el que ‘sabes lo que no sabes’. Siguiendo el ejemplo del coche, es el momento en que acabas de aprobar el examen, y aún tienes que pensar cuando cambiar de marcha, cuando pisar el embrague… En esta fase, es muy importante tomar consciencia de que estás aprendiendo, tener paciencia y perseverancia. Al sentirte torpe -ya te das cuenta de lo que no sabes- muchas veces te desesperas, dejas de aprender y abandonas. Saber que estás aprendiendo y que forma parte de tu proceso, te ayudará a mantenerte.
- Más tarde, pasamos a sentirnos Conscientemente Competentes. Aquí ya ‘sabes lo que sabes’. Te das cuenta de lo bien que aparcas, de cómo cambias de marcha sin problema…
- Y por último, llega un momento, en el que somos Inconscientemente Competentes. Este es el momento en el que ‘no sabes lo que sabes’. Es un estado en el que fluyes con la actividad que estás desempeñando. Es cuando te encuentras con otras personas que te dicen ‘qué bien conduces, eres un experto…’ y tú dices ‘ ¿Ah, sí? No me había dado cuenta.’
Entender y aceptar que estamos aprendiendo es muy útil para seguir creciendo. Muchos de los aprendizajes se ‘estancan’ porque las personas nos con capaces de pasar – y aceptar- la segunda fase: saber que no sabes puede ser muy duro cuando no sabes manejar la frustración.
Recuerdo un momento de mi etapa profesional en la que di un cambio importante en mi rol: cuando empecé mi etapa de Directora de Innovación. Me sentí muy feliz, y agradecida por el nuevo reto, y también asustada. Conocer qué nos pasa cuando aprendemos me ayudó a entender que mi ‘sensación’ formaba parte del proceso.
Hubo momentos en los que los resultados no llegaban como esperaba, y eso me generaba frustración – la frustración suele aparecer cuando nuestras expectativas no se corresponden con la realidad-. Me ayudó, en lugar de juzgarme y quedarme atrapada por la sensación de frustración, preguntarme:
- ¿Estoy haciendo lo mejor que sé en este momento?
- ¿Qué estoy aprendiendo de esta situación?
- ¿Cómo estoy utilizando estos aprendizajes?
- ¿Qué es lo que no sé?
- ¿Dónde puedo saberlo? ¿Quién puede ayudarme?
Y sobre todo, mantener la actitud curiosa y aceptar que estaba aprendiendo.
Vanessa Carrera
Experta en Innovación y Desarrollo de personas
Autora de Abraza los cambios: una guía de innovación personal