11 de febrero Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia
Yo no tenía claro qué quería ser de mayor, pero tenía claro que quería estudiar Matemáticas. El reto que suponía para mí enfrentarme a un problema de matemáticas y la aventura de plantear la estrategia de resolución, solo eran superados por la satisfacción de verlo resuelto.
Durante mis años de BUP y COU, me fascinó especialmente la trigonometría, esas técnicas ancestrales que usan razones entre los lados de un triángulo para evitar la ardua tarea de medir ángulos. Tal vez de ahí mi inclinación posterior por la Geometría y el Álgebra.
Tengo que decir que gran culpa de todo ello tuvieron los excelentes profesores de Matemáticas del Instituto Sagasta de Logroño. Después de las clase venían aquellos ratos en el departamento de Matemáticas donde descubrí a Martin Gardner o Julio Rey Pastor y me enganché a la revista Cacumen , también escribí mi primer programa de ordenador (resolución ecuaciones de segundo grado) en un “espectrum” conectado a una tele de tubo.
Por supuesto, me licencié en Matemáticas, también me doctoré (en el programa de Algebra y Geometría), todo ello en la Universidad Complutense, y realicé un postdoc en el departamento de Matemáticas de la Universidad de Pisa. He desarrollado mi profesión en la Universidad Nebrija en el ámbito académico universitario, la docencia y la investigación han sido el centro, pero también he ocupado cargos de gestión en la universidad, como rectora o vicerrectora.
Mirando atrás con una perspectiva de género, no hay ningún obstáculo visible que se interpusiese en mi camino para estudiar y desarrollar una profesión en el ámbito científico-tecnológico. La mayor parte de mis profesores fueron hombres, sin embargo, en las aulas de la universidad y durante el doctorado, finales de los 80 y principios delos 90 éramos más o menos un 50% de mujeres. La cosa cambió cuando comencé a asistir a congresos internacionales de matemáticas, allí las mujeres no llegábamos al 10% y éramos básicamente españolas, francesas o italianas. Situación que no ha cambiado mucho, a excepción que se han sumado algunas asiáticas. Cuando pienso en los grupos en que he impartido docencia en titulaciones del ámbito de las Ingenierías Industrial e Informática en la Universidad Nebrija, el número de alumnas siempre ha sido testimonial.
Si atendemos a los datos del Ministerio de Educación y Formación Profesional reflejados en el Libro Blanco de las Matemáticas, entre 2000 y 2005 los porcentajes de mujeres en los estudios de Matemáticas superaron el 50%. Eran años en que la principal salida profesional de los matemáticos era la docencia o la investigación. A partir del curso 2006-2007, comienza a descender este porcentaje y hoy se encuentra cercano al 30%, cifra que se va acercando (según datos del Ministerio de Educación y Formación Profesional) al poco más del 25% de mujeres en titulaciones de la rama de Ingeniería y Arquitectura o del sólo 20% en titulaciones de Informática. Este descenso continuo se produce precisamente cuando las matemáticas se hacen más y más populares por su importancia clave en la digitalización y la inteligencia artificial, las empresas demandan matemáticos para puestos de prestigio, con buena remuneración.
¿Qué está sucediendo? ¿Por qué las chicas no quieren ser ingenieras, y ahora tampoco matemáticas?
No, no es una cuestión de discriminación explícita, tampoco una cuestión de ADN, es un tema cultural y educacional. Según diversos estudios, las preferencias de las chicas a la hora de estudiar responden a estereotipos muy arraigados con respecto a lo que se espera de nosotras o cuál es nuestro papel en la sociedad (cuidar, educar, darse a los otros…); así como, a una educación hacia la perfección en todos los ámbitos (ser guapas, educadas y ordenadas, estar arregladas y delgadas, sacar buenas notas…). Todo ello autoimpone limitaciones, baja autoestima y miedo al fracaso. Precisamente, para que las niñas puedan proyectarse en lo que quieren ser, es muy importante contar con referentes femeninos en profesiones STEM.
La Organización de Naciones unidas declaró el 11 de febrero Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia para, según reza en su resolución, apoyar a las mujeres científicas y promover el acceso de las mujeres y las niñas a la educación, la capacitación y la investigación en los ámbitos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.
Mi mensaje a las niñas es que no olvidemos que son precisamente los campos STEM los motores de la Cuarta Revolución Industrial y que, por ejemplo, ya se habla de sesgo en los algoritmos; por tanto tened en cuenta, no solo que los algoritmos precisan de una mirada femenina, sino también que la ciencia y la tecnología son apasionantes y están aquí para mejorar el mundo.
Prof. Dra. Mª Pilar Vélez Melón
Directora del Grado en Matemáticas Aplicadas
Defensora Universitaria
Universidad Antonio de Nebrija
Pilar, excelente relato. Eres ejemplo para todas las mujeres para que en el momento de decidir la carrera a estudiar vean el lado bueno de las carreras ESTEM.
Ojalá este escrito de un caso de éxito, llegue a mucha gente para que se interesen y escojan una de estas carreras, que tienen una gran demanda, y el país tanto necesita… Gracias Pilar
Pilar, Feliz Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
Gracias por ser referente e inspiración para muchas estudiantes y mujeres.
Que gran ejemplo y precioso recorrido profesional.
Gracias a tí, Mayra, por la invitación.
Muchas gracias, Pilar, por este post tan estupendo.
No encuentro mejor forma de agradecértelo que pasárselo rápidamente a mis sobrinas que están justo en una edad crucial, y espero que las inspire mucho tu bonito mensaje y tus experiencias.
Un millón de gracias.