En el mundo en el que vivimos, el acceso a la información es más fácil e inmediato que nunca. Por tanto, el refrán “no es sabio el que más sabe, sino el que más pregunta” sintetiza perfectamente lo que defendemos. Si es cierto que nuestro cerebro tiene una capacidad de almacenamiento, esta sirve de poco cuando nuestra voluntad de desarrollar interés por aprender es mínima; a fin de cuentas, es lo que más importa. Una persona curiosa jamás cierra su mente a nuevos descubrimientos y aprendizajes.
Tener interés por saber es fundamental para nuestro crecimiento personal. Solo con él, conseguimos llenar nuestra “aburrida” vida de belleza, matices y dotar de conocimiento y, por tanto, de sentido a nuestra existencia. Realmente, sin interés por aprender viviríamos una existencia monótona, en la que todo está ahí pero no le encontramos sentido, ni razón. Sin curiosidad, observaríamos el mundo sin mover un dedo para cambiarlo. Tampoco tendríamos criterio propio para analizar la realidad que nos rodea. En definitiva, dejaríamos pasar la vida, sin más.
Además de hacernos personas con un enfoque abierto y positivo, la curiosidad por el saber nos realza como individuos. Nos empodera y nos muestra de dónde venimos, a dónde vamos e, incluso, de lo que podemos ser capaces de conseguir. Nos reta a diario, nos inquieta y nos anima a vivir con ilusión. Observar el exterior, nuestro entorno y pensamientos nos enseña que somos más que un cuerpo y nos hace valorar todo mucho más. Por tanto, la curiosidad es una de las herramientas más poderosas que nos permite buscar más allá de lo que ven nuestros ojos; y así encontrar un hueco en la sociedad y una misión a nuestra vida.
En el ámbito laboral, también es necesaria la curiosidad. No solo para tener una motivación que nos permita disfrutar de cada jornada, sino porque es una cualidad humana muy valorada por las organizaciones a la hora de contratar personal. ¿Acaso sabías que los empleados curiosos tienden a tener más estudios y un mayor afán de superación? Esta cualidad también es positiva para los líderes, ya que escuchar a sus plantillas, conocer a sus equipos y acabar con las actitudes interpersonales negativas, que se generan a veces, permite incrementar nuevos conocimientos y sacar adelante retos. Todo ello beneficia el desarrollo de cualquier proyecto.
Tener la mente abierta impacta enormemente en nuestra personalidad. Logra que perdamos menos la paciencia, nos adaptemos con más facilidad a los cambios, y nos volvamos más perseverantes frente a dificultades a la hora de buscar soluciones de forma creativa. Siendo positivamente inconformistas, nos atreveremos a desafiar lo establecido y a cuestionar el mundo. La mente abierta despierta nuestra mirada y sana nuestro aburrimiento.
Además, el psicólogo Todd Kashdan nos recuerda que las personas que viven más y mejor son aquellas que se muestran más abiertas al saber, ya que la curiosidad flexibiliza nuestra mente y nos anima a tener esperanza cada día. Nos hace fijarnos en las personas que nos entusiasman y querer convertirnos en fuente de inspiración para los demás. Buscarle un propósito a la vida nos hará levantarnos cada día con optimismo y animarnos a dar un paso más. Porque, en definitiva, los estímulos emocionales y cognitivos contribuyen significativamente en un estilo de vida sano y, desde luego, más positivo.
En resumen, “el saber no ocupa lugar”, y, además, no te lo puede quitar nadie. No es una maleta que pese, ni que tengas que cargar, sino que te da alas para volar más lejos. Permanece dentro de ti, te renueva, te llena de vida. Recuerda: “El saber es el único espacio de libertad del ser” (Foucault). No te acomodes en la ignorancia y en la procrastinación. Sal, viaja, conversa, abre tu mente, aprende, descubre, … Lo agradecerás, y lo sabes.
Pablo Sánchez-Capuchino
Alumno de 1º de Doble Grado de Artes Escénicas y Comunicación Audiovisual
Fuentes consultadas:
Jericó, P. (2013, 13 mayo). Despertar la Curiosidad. El País. https://elpais.com/elpais/2013/05/13/laboratorio_de_felicidad/1368397149_136839.html
Que bonito e inspirador mensaje nos deja hoy el blog, y me hace recordar un principio que recoge el documento Carta de la paz dirigida a la ONU.
«Punto IX: Los jóvenes tienen derecho a ser motivados y entusiasmados en la alegría de existir, por el ejemplo de sus padres, familia y la sociedad»:
Por consiguiente, como adultos tenemos una gran responsabilidad, dar ejemplo de inspiración, belleza y alegría por aprender y vivir.