Desde la transversalidad hacia la polimatía

Es común caer en el uso de aquellos términos que se ponen de moda. Todo es transversal, añadimos sostenible a cualquier frase, los asuntos se denominan la agenda, cualquier cosa que nos sucede es experiencial y se puede contar en lo que ahora llamamos, construir el relato.

Algunas de estas palabras y expresiones permanecen, y suelen ser aquellas que no son sinónimos de términos más usados, que no dependen de la moda, si no palabras que expresan nuevos conceptos o expresiones que detallan lo que antes no existía.

El mercado laboral no está libre de este virus semántico y cuando logra zafarse de la costumbre de usar palabras en inglés, para expresar lo que ya existe en español, descubre o recupera palabras que se ponen de moda, o que regresan del abandono.

Déjenme que les presente una palabra, que quizá no conozcan, pero que empieza a sonar de nuevo, ojalá como una de esas que vuelven para quedarse. Me refiero a la polimatía.

Con una tasa de desempleo cercana al 14% y agravada por la que muestra el desempleo juvenil, por encima del 30%, nuestros jóvenes se enfrentan a un mercado profesional impenetrable, que les obliga a ser mejores, para lograr sumergirse en su primer trabajo.

Hace unos años, estudiar dos carreras a la vez era territorio reservado a unos cuantos, identificados como los talentos del futuro, que duplicaban esfuerzos cumpliendo un horario infernal, mientras el resto de los mortales sudábamos tinta para superar una sola licenciatura. Hoy en las clases de cualquier universidad española, encontramos centenares de jóvenes que cursan dos grados en simultáneo, con una sensación de normalidad, que impacta en los que recordamos nuestros esfuerzos universitarios.

Es más, estos mismos estudiantes que ahora compaginan las matemáticas de C_ADE con el derecho mercantil, como quien disfruta de un plato combinado, son los mismos que demuestran un nivel de inglés que nunca soñamos los que pintamos canas, sin que por ello sientan nada especial.

La causa de esta fertilidad de conocimientos y competencias, no es solo el gusto por el saber y el saber hacer, es la respuesta a las dificultades que el mercado laboral les transmite, y que les obliga a ser especialistas en varios campos, con saberes diversos, para destacar entre los numerosos currículos que se agolpan en las bandejas de entrada de los empleadores.

Estas generaciones de superhéroes del saber, son una nueva fuente de posibilidades para las empresas y las instituciones, que han ido acomodando sus exigencias, a lo que los novatos candidatos les ofrecen. Si antes, para poder encontrar un empleo, tenías que asumir que valdrías para cualquier cosa, y a eso le llamábamos elegantemente “versatilidad”, hace unos años, evolucionamos a la antes mencionada transversalidad, es decir, a la capacidad para afrontar cualquier acción desde diferentes perspectivas. Para eso, te pedían ser capaz de trabajar interdisciplinarmente, o lo que es lo mismo, con personas de otras áreas. A medida que los nuevos titulados, demostraban su capacidad interdisciplinar y transversal, las empresas empezaban a subir el listón, para seguir buscando el deseado talento, y desembocamos en la polimatía.

Pero, qué es la polimatía. No es una competencia, no es algo que dependa solo de una actitud, como el valer para todo, es mucho más. Un polímata, que es lo que empieza a pedirse en los procesos de selección, es aquel que demuestra ser un especialista en áreas muy distintas. No es solo que estés dispuesto a hacer varia tareas, no es tampoco que sepas un poco de muchas cosas, es que sepas mucho, con un elevado nivel de profundidad de varias áreas.

En la historia encontramos polímatas fáciles de identificar, como Leonardo da Vinci, reconocido por ser un gran pintor, a la vez que arquitecto, poeta, músico, ingeniero y un largo etcétera que abruma enumerar. En un ámbito más doméstico, destaca como polímata Antonio de Nebrija, que si bien pasó a la historia por definir las reglas de la gramática de nuestra lengua, ejerció de traductor, experto en arqueología, medicina, derecho, pedagogía y arqueología, entre otras disciplinas.

De manera más reciente, figuras como Antonio Garrigues Walker, jurista, escritor de obras de teatro y político, o Natalie Portman, la oscarizada actriz, escritora de varios artículos científicos sobre psicología, disciplina que cursó en Harvard, muestran  perfiles polímatas admirables.

Como demuestran los nombres anteriores, ser polímata no es tarea de un día, ni alcanzable con libros de autoayuda. Es un trabajo de mucho tiempo, reservado a los inquietos, a los que se exigen un alto nivel de esfuerzo a lo largo de su vida, que acumulan años de estudio, pero que han aportado avances y progresos clave en la historia de nuestra sociedad.

Lo que llama la atención, es que ahora la polimatía empieza a abandonar el territorio de la exclusividad, ya no se reserva a pocos hombres y mujeres brillantes, sino que la estamos convirtiendo en moneda de uso común, que nuestros estudiantes asumen como dobles titulaciones, coronadas por un máster, acompañado de un buen nivel de segundos y terceros idiomas y un largo etcétera de saberes, demostrables con infinidad de certificados y diplomas, que no acumulan con el ambicioso objetivo de pasar a la historia, sino de lograr saltar la mayor barrera de entrada a la que se enfrentan las nuevas generaciones, que es la del primer empleo.

Es una alegría colaborar en la formación de estas nuevas generaciones de polímatas, que seguro van a construir un mundo mejor, pero inquieta comprobar que no siempre son ellos los que eligen serlo y que son presa de una inacabable carrera hacia la mejora continua y el alto rendimiento, que no siempre desemboca en el merecido éxito. Vaya desde aquí, mi reconocimiento y mi admiración.

Profesor Fernando Tomé

Vicerrector de Estudiantes y Empleabilidad, Universidad Nebrija Director de la Fundación Antonio de Nebrija

Elearning: Una ventana al campo competencial

Autora: Beatriz Cristóbal Magro

 

La educación basada en un paradigma competencial ha surgido en todos los países occidentales desde las últimas décadas gracias a la pura necesidad de innovar los sistemas educativos para adaptarlos a las demandas sociales y económicas de nuestros días.

Este elemento del currículo, que según Zabala es “la capacidad de efectuar tareas o hacer frente a situaciones diversas de forma eficaz en un contexto determinado”, enmarca la necesidad de movilizar actitudes, habilidades y conocimientos en un mismo tiempo y de manera interrelacionada.

Se puede decir, por tanto, que es uno de los actuales modelos en los que se basa nuestro Sistema Educativo Español, ya que da respuesta a las exigencias de hoy en día, las cuales vienen impulsadas por el avance tecnológico y los intereses globalizados, económicos y culturales existentes.

Ahora bien, ¿cómo es dicha sociedad y qué competencias nos exige? Hay dos aspectos clave en el análisis de nuestro círculo colectivo: es una sociedad del conocimiento y la información, y está caracterizada por su modernidad líquida (Zygmunt Bauman), donde todo está en constante y rápida transformación. Cada día surgen nuevos recursos digitales y nuevas metas, ante los cuales, tanto docentes como alumnos debemos estar preparados para saber actuar frente a la incertidumbre que traerá un nuevo cambio.

Sabiendo, pues, cómo es nuestra comunidad actual, se pueden deducir qué dominios exige, y, obviamente, uno de ellos es la llamada competencia digital. Ésta es propuesta por la escuela abarcando un conjunto de habilidades para hacer frente a nuestra era. Con ella, se pretende romper con los tradicionalismos, las incomodidades y la indeseada brecha digital.

Entre los métodos que enmarca dicha competencia, hay uno que llama la atención sobre todos los demás por el gran uso que se le está dando. Es el método elearning. Con este tipo de enseñanza y aprendizaje online, desaparecen las barreras espacio-temporales, la formación es flexible, ya que el elenco de recursos es directamente proporcional a las necesidades educativas de los estudiantes, los contenidos son actualizados, y la comunicación es constante y fluida.

Cabe destacar además, el modo de comunicación verbal inmersa en las distintas sociedades del ayer y el mañana, modos que hemos tenido y tenemos los humanos a lo largo de nuestro tiempo.  Así, se hace curiosa la comparación existente entre la primera oralidad, empleada en las costumbres tradicionalistas, y esta segunda oralidad vinculada con el hipertexto y la interconectividad propia del elearning.

A continuación, y para finalizar, se exponen dos infografías con las diferencias y similitudes de ambas.

 

Imagen: Infografía 1ª oralidad VS 2ª oralidad: Similitudes. Fuente: Elaboración propia.

 

Imagen: Infografía 1ª oralidad VS 2ª oralidad: Diferencias. Fuente: Elaboración propia.

 

Beatriz Cristóbal Magro

Alumna del Máster en Procesos Educativos de Enseñanza y Aprendizaje

Premio extraordinario en Maestro, Educación Primaria

 

 

Referencias:

– VVAA. 2007. e-Learning. Definición y características. http://www.cfp.us.es/e-learning-definicion-y-caracteristicas

– Zabala, A. y Arnau, L. 2007. Cómo aprender y enseñar competencias. Barcelona. Graó.

– Bauman, Zygmunt y Leonidas Donskis. 2016. Ceguera moral: la pérdida de sensibilidad en la modernidad líquida. (Reseñas). Iconos. Revista de Ciencias Sociales, 20/2(55):246-249.

– Villalonga, C. 2013. De la primera a la segunda oralidad. Principios de la comunicación digital. Presentación Prezi.