Rompiendo límites

Dos alumnos de la última promoción del Máster en Marketing y Publicidad Digital nos cuentan cómo han vivido este programa y qué les ha aportado.

Es un placer contar con estudiantes como vosotros, queridos Zolange y Edgar. Muchas gracias por compartir vuestra experiencia con tod@s nosotr@s y… ¡Mucho éxito!

 

Victoria Zolange Arias

Si me preguntan cómo fue mi experiencia en Nebrija, lo primero que respondería sería: “Deseaba que el día tuviera 48 horas”.

Hace ya tres años aproximadamente quise y soñé con seguir avanzando en mi carrera profesional, dar el siguiente paso y realizar un máster relacionado con mi área de estudio. Me encontré con el pequeño detalle que en mi país no había oferta académica en el sector que estaba buscando, es entonces cuando decido que debe ser en el extranjero.

Sin embargo, no podía irme a estudiar al extranjero estando casada y con dos hijos (de 12 y 5 años) que amo y adoro. Es ahí cuando empieza a menguar el ánimo y comienzo a ver un poco lejos cumplir mi sueño.

Y sucedió lo inesperado: Nebrija llegó a mi vida, trayendo consigo la oportunidad de crecer y avanzar desde la comodidad de mi hogar. Llena de entusiasmo comencé mi viaje por el sendero del aprendizaje online. Estaba feliz, sentía que lo tenía ¡todo! Y de repente… ¡Pum! Llegaron las asignaciones, los trabajos finales, las reuniones del grupo de trabajo, profesores que exigían lo mejor de ti… Claro, todo eso agregándole el trabajo en la oficina, el hogar, las tareas de los niños, el esposo, la familia, los amigos (quienes sintieron mi ausencia durante 9 meses)…

Entonces, fue ahí, entre el paso de una materia a la otra, durante el cumplimiento de las asignaciones, durante las investigaciones (de madrugada), mientras estudiaba a las 3 am para un examen, cuando rápidamente en las noches acostaba temprano a  los niños para que las horas rindieran un poco mas, cuando en algunos momentos creí que no lo lograría, cuando el día en la oficina no rendía (pues interrumpía el trabajo para tomar las clases sincrónicas), fue en esos momentos en aclamaba a Dios por 24 horas más.

Y no, no recibí 24 horas adicionales, pero sí obtuve fuerzas para seguir adelante, esperanza e ilusión para ver cumplido mi sueño un día. Recibí ángeles que me acompañaron durante este trayecto, como lo fueron mis compañeros, mi familia…

Y sí, sí DUELE. Duele bastante, porque este período de tu vida que consagras a Nebrija, saca lo mejor de ti, te hace ir más allá, te desconectas del resto del mundo, y por ciertos momentos sólo somos la universidad y yo buscando probar que no hay límites para nuestros sueños; y por ésta razón y muchas más #MereceLaPena estudiar en Nebrija.

 

Soy Zolange y a partir de ahora soy Nebrijilla…

 

Victoria Zolange Arias

Máster en Marketing y Publicidad Digital

 

 

Edgar Peña Bello

“No hay límites”, esta es una frase que me identifica en lo personal, una filosofía de vida que, de manera inequívoca, pienso que debería llevar consigo todo aquel que tenga un propósito en su vida. Es que una vez que has entrado en este máster entiendes que cada segundo cuenta. Duele, pero #MereceLaPena. Las noches se hacen interminables, los días parecen no tener descanso, pero la satisfacción una vez haz logrado alcanzar lo que tanto esfuerzo te costó, es un sentimiento que no tiene precio. Eso es lo que te convierte en un #HéroeNebrija.

Cada día, durante mi trayectoria en Nebrija, queda grabado en mi corazón con tinta indeleble, y es que en cada uno de los retos que ponía este máster nunca me sentí solo, siempre estuve trabajando en medio de un equipo de excelentes profesionales que a pesar de no pertenecer al mismo país o tener una cultura diferente perseguían el mismo objetivo que yo. Eran mis compañeros de clase los que me hacían sentir confiado en mí mismo, esos compañeros que se convierten en tus mejores aliados, tus hermanos, tus cómplices y hasta en tu familia. #Somoshéroes.

¡¡ROMPE!! Rompe tus límites, tus miedos, tus barreras. Si acostumbras a ponerte límites en tu vida, poco a poco se proyectará en todo lo que hagas. Se propagará en tu trabajo, en tu vida social, incluso en tus relaciones personales. Hay etapas en la vida, pero no debes quedarte estancado en ellas. No debemos competir con nadie sino más bien ser mejor que ayer. Quizá de muchas cosas no estoy seguro en esta vida, pero de lo que sí estoy muy seguro es que ¡NO HAY LÍMITES!

 

Edgar Peña Bello
Máster en Marketing y Publicidad Digital

 

 Si queréis más información sobre el Máster en Marketing y Publicidad Digital o cualquier otro programa online o blended de Nebrija, podéis solicitarla aquí.

 

Aprender haciendo

Autora: Marta González Caballero

 

Existe una correlación directa entre ese gran principio vital de nuestro Global Campus que es “Duele, merece la pena”, y el modelo metodológico en el que creo firmemente: el de aprender haciendo. Esa relación, que es inevitable pero también muy conveniente, produce efectos muy beneficiosos en los estudiantes a largo plazo, algo que ellos no son capaces de vislumbrar o de poner en valor mientras están “sufriendo”.

Mi abuela, que era una mujer sencilla y de gran sensatez, siempre me decía esto mismo: “lo que te llega regalado no te proporciona ni la mitad de satisfacciones que lo que logras por ti mismo a base de lucha y esfuerzo”. Ella lo sabía bien, porque había sacado adelante a su familia a pesar de las penurias de una guerra civil que le había dejado viuda, con cinco hijos pequeños y dos hermanos menores a su cargo. Pero, pese a todo, superó las dificultades, esas que ahora nos ahogarían a todos y nos convertirían en depresivos crónicos, enfermos de ansiedad descontrolada, o pacientes de psiquiátrico puro y duro. Esas dificultades que provienen de la necesidad más básica que existe como es la supervivencia, han sido sustituidas hoy día por dificultades menores a las que hemos otorgado un estatus que no les corresponde y ante las que nos paralizamos por no saberlas enfrentar, puesto que asumimos que “no tenemos todas las herramientas necesarias”.

Quizá alguno esté pensando que me he puesto a divagar sobre algo que no parece tener relación con lo que se supone que era el tema de este artículo, pero resulta que tiene mucho que ver. Mi abuela aprendió a sobrevivir, sobreviviendo, así de simple -y de complejo al mismo tiempo-. No tenía un manual que le sirviera de guía para saber qué tenía que hacer, cómo tenía que enfrentarse al día a día en una España de cartilla de racionamiento. Pero sí sabía que, si no se esforzaba todos los días al máximo, si no luchaba, si no sentía que había hecho todo lo que estaba en su mano, entonces es cuando todo se vendría abajo. De forma que tuvo que aprender a sobrevivir cada día, probando, fallando, inventado, imaginando, pensando en los pros y contras de cada decisión que tenía que tomar. Mi abuela, como tantas otras de su generación, hizo un máster en supervivencia en la mejor universidad que existe en el mundo: la universidad de la vida.

Nuestros alumnos -y nosotros mismos seguramente- formamos parte de una generación que no ha tenido que luchar de esta manera para sobrevivir, pero nos hemos inventado otras guerras, otras luchas ligadas a la superación de metas, en su mayoría dentro del ámbito profesional. El éxito, que parece medirse casi en exclusiva dentro de él, no ha ido dejando huecos a las equivocaciones, a las que ha desterrado como sinónimo de fracaso. Como consecuencia de ello, se han dejado de hacer cosas, se han dejado de pensar proyectos y de expresar ideas por el miedo irrefrenable a que no salgan bien. Esto es lo que se conoce como proceso de “autocensura”, la que uno ejerce sobre sí mismo y que es la madre de todos los proyectos nonatos, todos los que forman parte exclusiva del limbo de las ideas. Duele, sí, duele parir proyectos o ideas, dedicarles tiempo y esfuerzo, duele pasar horas y días dándole vueltas a lo que no tenemos resuelto. Duele ver que no salen, que se desvirtúan por el camino, que otros las toman prestadas sin tu permiso. Duele incluso que crezcan fuertes y sanas, que se desarrollen de tal modo que se acaban desligando de ti, como si nunca hubieran sido tuyas. Duele, pero merece la pena. Todas y cada una de las circunstancias, porque de todas ellas se aprende algo, de todas ellas se aprende una verdad a voces: si no lo has probado, si no te has planteado el reto de enfrentarte a lo que no conoces, a lo inseguro de un trabajo, de un proyecto nuevo, jamás sabrás si podría haber salido bien.

Esta lección, que los alumnos no siempre están dispuestos a aprender, es la base del aprendizaje en competencias, es el andamio que permite construir un futuro exitoso firme, seguro ante los bandazos que siempre nos traerá la universidad de la vida. Aprende haciendo, equivócate, siente que duele. Créeme, merece la pena.

 

Dra. Marta González Caballero

Coordinadora del Máster en Guion de ficción y entretenimiento

Profesora de la Facultad de Ciencias de la Comunicación

Duele. Merece la pena.

No eliges voluntariamente el dolor. Nunca. A menos que sea el camino que te lleve a conseguir tu meta, tu sueño. A menos que sea el precio a pagar por disfrutar de una victoria: tu victoria más personal.

Y las victorias llegan después de muchos tropiezos, y eso las hace aún más grandes, más dulces. Detrás de cada campeón hay muchas derrotas. Detrás de cada visionario hay muchos fracasos. Es un reto, un desafío. El camino no es fácil y, sin embargo, podemos disfrutar de él, como lo hacen Abel, Laura, Íñigo o María Jesús. Si te acercas a sus historias, podrás ver el esfuerzo, los nervios, el sudor, el cansancio… Y en todos ellos, verás también la pasión y la satisfacción de disfrutar de lo que les hace sentirse únicos. Historias de superación, de búsqueda de la perfección, de confianza en sí mismos y en el equipo de personas adecuadas para lograrlo.

 

Abel, Laura, Íñigo y María Jesús
Abel, Laura, Íñigo y María Jesús.

“Diseñamos cada programa para alcanzar la excelencia profesional a través de la enseñanza learning by doing

“Cada programa de NGC responde a las mayores exigencias de la alta competitividad internacional”

“En NGC la recompensa es tan grande como la exigencia del equipo que te ayuda a conseguirla”

“En NGC cada estudiante encuentra un programa a su meda que va completando junto a sus profesores”

 

Perseguir tu sueño, duele.

En Nebrija Global Campus creemos en ese espíritu de superación, aunque duela. Trabajamos la formación online y semipresencial. Un tipo de enseñanza que hace unos años nos pintaban como “más asequible”, “más fácil”. No te vamos a engañar. Nuestra metodología es exigente y nuestros profesores también lo son. Este tipo de formación requiere mucha disciplina y constancia. Robará tiempo de tu vida personal, de tu ocio, de tu descanso. Será duro. Y desde Nebrija Global Campus, te acompañaremos en todo ese proceso. No vas a estar sol@. Siempre tendrás a una gestora de programa de referencia que responderá a tus preguntas e inquietudes. Siempre tendrás a mano a los profesores para resolver tus dudas y ayudarte a aprender. La dirección del programa te asesorará en lo que necesites. Somos un equipo, y apostamos por ti. ¿Y sabes por qué?

 

Perseguir tu sueño, merece la pena.

Aprenderás. Mucho. De los profesores y de tus compañeros. Sacarás lo mejor de ti. Tendrás una formación de calidad, desarrollarás las competencias necesarias para ser un gran profesional y tendrás el respaldo de un claustro excelente. Crecerás personal y profesionalmente. Y un día, mirarás hacia atrás y te darás cuenta de que lo has conseguido. Ese día, te darás cuenta de que has ganado, que ese dolor te ha ayudado a ser quien querías ser, que todo esto ha merecido la pena.

 

El momento es ahora. ¿Por qué no?

 

Nebrija Global Campus