Escribir junio 2022

Reflexiones de una «nebrijilla» online: escritura, viajes e introspección

Hace algún tiempo, alguien me preguntó: “¿Por qué escribes?” Sin duda es una pregunta que podría tener muchas respuestas, pero que en el momento en que surgió, me dejó sin ninguna de ellas.

Escribo (de forma consciente y con algo más de sentido) desde que tenía 12 años. A lo largo de ese tiempo, mi enfoque y mi escritura han ido cambiando. Antes escribía con esfuerzo, intentando que todo cuadrara perfectamente, que cada palabra y cada verso fueran hacia el mismo objetivo; sin embargo, actualmente no escribo así. Hoy, escribo poniendo en el folio todo lo que pasa por mi mente, sin importar si tiene sentido alguno, o si he cambiado de tema a mitad de la obra.

Debería ser al revés, claro está, pero creo que a medida que creces, te das cuenta de que gastas demasiada energía en tareas que no la necesitan, en oportunidades que surgen de forma natural, como lo es la escritura para mí. Escribo con el fin de dejar fluir todas esas ideas repentinas e inesperadas.

Curiosamente, la misma persona que me hizo aquella importante pregunta me incitó a escribir acerca de mi última gran experiencia, el viaje que le dio una vuelta a mi vida, esta nueva etapa en la que me encuentro, la universidad. Pero claramente nuestra conversación tenía un punto de reflexión; su propósito era averiguar si aquello que escribía me ayudaba a procesar todos los cambios que he estado viviendo.

Toda mi vida escuché historias acerca de lo que suponía ir a la universidad, de lo exigente y divertido que es. Del primer día de clases, los primeros amigos, etc. Lo que yo no había imaginado nunca era que, en mi caso, la universidad sería algo totalmente distinto. Comencé mis clases online, con una diferencia horaria de 6/7 horas, eso significaba estar despierta a las 00:30 o 1:00 am, encender mi cámara y hacer un gran esfuerzo por no quedarme dormida y prestar toda mi atención a la persona que se encontraba del otro lado de la pantalla. Por si fuera poco, el hecho de estar del otro lado del mundo no hacía las cosas más sencillas. Hacer amigos e interactuar con los que iban a clase presencial era todo un reto. Un año y medio después, logré venir a España, y otra vez tuve que adaptarme a las cosas nuevas que estaba viviendo, y que aún sigo experimentando.

Lo que más le llama la atención a la gente que conoce acerca de mi «pequeño talento» es que no he escrito nada sobre mi vida aquí. ¿Cómo es posible que yo, que poetizo mis relaciones en cada trayecto de metro y que escribo en un diario con el fin de reflexionar, no haya escrito nada sobre lo que ha significado mudarme de continente y empezar la universidad?

He estado pensando mucho en esto, porque sorprendentemente no lo había notado, pero por fin creo haber encontrado una respuesta, que a su vez me ayuda a contestar la pregunta inicial de todo este vaivén reflexivo.

Lo que sucede es que cuando escribo intento dejar salir lo que llevo dentro; lo exteriorizo, para que lo que me esté pasando se detenga o encuentre claridad en el proceso. Y en el caso de mi viaje, y de mi experiencia como alumna internacional, ocurre que me siento viviendo en un sueño… Motivo por el cual, me aterra que, al ponerlo en papel, se esfume.

¿Pero entonces, por qué cuando me enamoro escribo? ¿Acaso quiero que todo termine? Claramente no. Creo que la escritura real, pura y natural, no es algo que se piense, es algo que se plasma en las hojas, sin pensar mucho. Es el momento en que tus pensamientos atraviesan dimensiones y toman el control de tu mano, y simplemente traspasan la barrera intangible de lo imaginario, quedando atrapados allí, en unos cuantos versos.

Entonces, si tenemos todo eso en cuenta, ¿por qué escribo? ¿Y por qué no escribo sobre mi nueva vida en Madrid?

Escribo por lo mucho y por lo poco. Escribo porque guardo tanto en mi interior que me aterra que, si no lo pongo en papel y sale por sí solo, acabe con todo a su paso.

Escribo porque quiero conectar con la gente evitando charlas innecesarias que no tienen inicio ni final.

Escribo porque soy una over-thinker, y así le doy un break a mi cerebro.

Escribo para conocerme mejor, para aprender la importancia de los momentos que estoy viviendo y que he vivido.

Escribo para darle vuelo a mi imaginación. Escribo por los románticos empedernidos que vamos suspirando por la calle.

Escribo por aquellos que nos enfadamos sin sentido. Escribo por las anécdotas, por la familia y los amigos.

Escribo por mis alegrías y mis enfados.

Escribo por las rimas y los cuentos raros.

Escribo para las historias terminar. Escribo para encontrar paz.

Pero, sobre todo, escribo porque para mí escribir es otra forma de vivir.

Y aún en medio de estos versos, me parece imposible describir cómo es mi vida ahora en Madrid. Parece un poco tonto, teniendo en cuenta lo anterior, pero tal vez no quiero dejar ir el pasado ni afrontar la realidad de donde estoy.

Gabriela López Restrepo

Alumna de Lengua Modernas y tutora del Centro de Escritura Nebrija

Cuentos infantiles

El poder sanador de los cuentos infantiles

Los cuentos infantiles están llenos de magia. Esta va más allá de sus contenidos fantásticos o de su invitación a hacer volar nuestra imaginación y llevarnos a lugares impensados. En este artículo hablaremos del poder metafórico de los cuentos y su magia de sanación.

Puede sonar esotérico y misterioso, pero hay mucho de ciencia en el hecho de que la narrativa nos puede ayudar a trabajar emociones, a resolver conflictos o tratar temas complejos, tanto a los niños como a los adultos.

Bien explica Schiavello1: “Los sujetos somos narradores y re-escritores permanentes de historias”. La identidad es básicamente una cuestión de narrativa y nuestra vida se organiza como una novela que conforma nuestra realidad psíquica. Las narrativas intervienen en la construcción de nuestra identidad, modelan nuestra interpretación de los acontecimientos y organizan la experiencia de la humanidad.

Uso de los cuentos en psicoterapia. ¿Por qué funcionan?

Hay dos mecanismos descritos por el psicoanálisis que explican por qué la narrativa es una herramienta tan poderosa a la hora de tramitar emociones complejas. Estos son la proyección (la cual se da como consecuencia de la identificación con la trama o con las características de los personajes), que sucede a la vez con una separación de la realidad. La proyección permite que la persona pueda depositar sus emociones, miedos y pensamientos en la historia. La separación de la realidad disminuye o elimina la angustia que el problema genera. Así, la persona observa la situación desde “afuera” y la relaciona con su propia experiencia.

Para el niño es mucho más fácil comunicarse a través de la fantasía y el juego, las cuales le son familiares y atractivas. Se aleja del problema y lo despersonaliza, de manera que no afecta su propia identidad, pero a la vez toma responsabilidad al encontrar soluciones2.

Escribir es una recomendación terapéutica frecuente. La creación artística o el juego alrededor de una historia también tienen el mismo efecto. Se trata de la simbolización de lo que la historia representa; pasar las palabras y los pensamientos por el filtro de nuestras emociones y de nuestro cuerpo. Literalmente, incorporarlos; y al incorporarlos los asimilamos y los trascendemos. Castillo2 señala que al contar a extraños nuestras historias personales nos libramos de ellas y las convertimos en pasado, y esto nos permite comenzar a diseñar un futuro a nuestro gusto.

El enfoque narrativo tiene varias ventajas. De Pablo3 cita algunas de ellas:

  • Ayuda a exteriorizar el problema.
  • Permite que el niño use el lenguaje no verbal a través de sus juegos, dibujos, relatos y cuentos.
  • Es posible representar conflictos que pueden ser abordados con una perspectiva “fuera del problema”, proyectada en los personajes y situaciones de la historia.
  • A la vez, “saca” al niño como foco del problema, que traslada a las relaciones y a la situación, lo cual hace más sencillo su abordaje y protege la identidad del niño.

Estudios han encontrado que al aplicar cuentos infantiles en grupos escolares, se observa una mejora significativa en conductas disruptivas, que abarcan desde la poca integración a las actividades hasta la agresividad con otros.4

Al usar este tipo de producciones, el terapeuta o educador no apela al razonamiento del sujeto, sino a su imaginación o sensibilidad, accediendo al conocimiento o a la reflexión de un modo indirecto. En su dimensión metafórica, un relato se convierte en una analogía a otro. Así, una historia sobre una familia que va de vacaciones, puede ser modelo de valores como amor, colaboración, trabajo en equipo, entre muchos otros. Aquí, las metáforas no son un fenómeno meramente lingüístico, sino que funcionan como puente entre las experiencias y su representación mental, que incluye pensamientos, sensaciones y emociones. Son la vía por excelencia para incorporar creencias y valores, así como para simbolizar y crear nuestra comprensión del mundo5.

“En el cuento son las palabras de otro las que le muestran al niño una forma de comprender la realidad, es por esto que el infante se identifica con el relato a la vez que se sorprende6”.

Los cuentos infantiles como herramientas para padres y cuidadores

Los cuentos se pueden usar, como señalamos, para educar y transmitir valores.

El cuento infantil se usa como recurso pedagógico, debido a particularidades como su brevedad, la capacidad para inculcar valores, que son parte del acervo cultural de la comunidad, y el uso de las imágenes simbólicas que ofrecen una explicación del mundo social. Este tipo de recursos permiten fomentar vínculos afectivos, a la vez que ofrecen modelos de conducta y favorecen el desarrollo ético4,7.

Pero no tiene que quedar exclusivamente para el uso de los psicólogos o educadores. Los padres y cuidadores pueden echar mano de los cuentos infantiles, siendo una vía segura para abordar ciertas problemáticas coyunturales. Así, si nuestros niños están viviendo un cambio o si manifiestan modificaciones repentinas en sus conductas que pueden ser dañinas para ellos mismos u otros, una manera efectiva para que puedan elaborar y solucionar estas situaciones es utilizando cuentos con contenidos relacionados.

Los cuentos constituyen un complemento eficaz para trabajar con niños, pues estos ponen su fluida imaginación a su propio servicio para salir de la situación problemática. Por otra parte, permiten superar miedos, ya que no implican una amenaza para el niño, captan su interés y fomentan su independencia. Pueden también ser utilizados para eludir la natural resistencia al cambio, e imprimen su “huella” en la memoria, haciendo que la idea expuesta sea más recordable7.

De Pablo3 hace una propuesta sistémica de psicoterapia para niños, en la que la narrativa tiene un rol muy importante, enmarcada en un entorno lúdico, que bien puede incluir cuentos, relatos, narraciones o dramatizaciones; mediante libros, otras personas o con títeres o muñecos. Este autor, en una cita a Freeman y otros, señala que los niños tienen una capacidad sorprendente para resolver sus propios problemas, donde el rol de quien les acompaña es básicamente acceder a su imaginación y a sus conocimientos y colaborar con ellos.

Nuestra invitación es a que tengamos conciencia del poder metafórico de los cuentos y deseamos ratificar que su uso como herramientas no está reservado solamente para los profesionales. Padres y cuidadores podemos echar mano de ellos siempre, y serán grandes aliados para lidiar con conversaciones difíciles, entender emociones y manejar el cambio.

Ahora bien, por esta misma razón, es muy importante también que seamos cuidadosos en la escogencia y supervisión de los contenidos a los que nuestros niños tienen acceso.

Formatos y contenidos digitales

En cuanto a la responsabilidad que al adulto compete sobre la información a la que el niño accede, no está de más decir que cualquier contenido va a tener este efecto metafórico, por lo cual es tan importante que leamos entre líneas y verifiquemos siempre contra nuestros valores primordiales antes de que el niño tenga acceso a él.

Si bien esto aplica claramente para todo tipo de contenido, deseamos hacer énfasis en el digital, que nos acompaña cada vez más en nuestra vida diaria y además está generando un gran interés en nuestros niños, quienes no solamente hoy en día son receptores de información a través de estos medios, sino que también interactúan y empiezan a convertirse en creadores de contenidos de alto alcance, ayudados por el poder multiplicador de las redes sociales.

Así, ahora es común ver niños incursionando en el mundo de los youtuber o que viven con emoción los videojuegos, que comparten con otros a través de diversas plataformas, por solo citar dos ejemplos de esta nueva manera de comunicación que parece haber llegado para quedarse.

Como ya asomamos en un primer artículo, respaldamos el uso (racional) de la tecnología con fines didácticos, y esta no es una excepción. Muchos beneficios y ventajas se han encontrado en el uso de contenidos digitales para el aprovechamiento de sus mensajes implícitos.

El formato multimedia nos proporciona recursos adicionales que juegan a nuestro favor a la hora de ayudar a nuestros niños a conectar con los contenidos, así como a reflexionar. Es una alternativa de acceso fácil a recursos como la dramatización, y que sustituyen o mejoran el uso de muñecos, títeres u otro tipo de representaciones audiovisuales, que captan la atención del niño y le permiten involucrarse con la historia.

Se ha encontrado que el uso de los formatos audiovisuales, apoyados en las buenas historias y los personajes bien descritos y desarrollados, permiten captar y mantener la atención incluso de los niños más pequeños, que en el formato puramente escrito pueden tomar un poco más de tiempo para involucrarse. Sobre esto, Berdik8 comenta: “Antes se creía que los niños más pequeños no podían comprender una larga narrativa o mantenerse atentos por períodos de tiempo más largos, pero luego, en la década del 2000, comenzamos probando narrativas más formales y nos sorprendimos de que incluso los niños de tres años estaban prestando atención. Y no solo se mantenían comprometidos y atentos, sino que la narrativa les estaba ayudando a aprender y comprender el contenido»8.

Lo anterior lo hemos podido ratificar con nuestros cuentos infantiles, donde historias escritas bajo parámetros descritos para edades de ocho años en adelante, al narrarlos o animarlos en video, captan una maravillosa audiencia de niños de cuatro y cinco años, interesada en detalles de la trama y ávida de interactuar con los personajes.

Otro beneficio de la narrativa a través de la tecnología tiene que ver con la capacidad interactiva de las aplicaciones de hoy en día, donde los niños pueden fungir incluso como co-diseñadores, lo cual les provee una experiencia de empoderamiento. Así, sienten que la tecnología no es algo que simplemente “les es arrojado”, sino que están activamente contribuyendo en la solución del problema8.

Sobre lo anterior se plantea una advertencia importante. Siendo la tecnología en general abstracta y simbólica, es importante que podamos hacer el esfuerzo de basar todo en el mundo real, mezclando interacciones digitales con el mundo real, cara a cara. De manera que el niño pueda conectar ideas abstractas con la exposición a cosas que puede manipular con sus manos: «No solo quieres ver un video de la manzana en el huerto: vas al huerto, recoges la manzana y prueba la manzana. Y eso nunca va a cambiar»8.

El Joan Ganz Cooney Center se ha dedicado desde la década de los 70 a estudiar el potencial educativo de las tecnologías multimedia. Berdik, en un estudio llevado a cabo en el año 20208 bajo el auspicio de este centro, plantea que este potencial se ha incrementado con el avance de la tecnología. No obstante, señala que hay un serio problema del que debemos estar conscientes, ya que las mismas tecnologías que ofrecen acceso a un universo en constante expansión de conocimientos, herramientas y colaboración, también pueden exponer a los jóvenes a contenidos inapropiados, violaciones de privacidad, ciberacoso y torrentes de desinformación.

En respuesta a lo anterior, plantean que para aprovechar al máximo las nuevas tecnologías es vital la co-visualización y participación de los adultos: «Si podemos dar un paso atrás y dejar de estigmatizar algunas de las novedades, ya sean juegos o la creación videos en YouTube, entonces podemos interactuar con esos nuevos intereses, así como nos hemos involucrado en otras cosas, hacer preguntas a nuestros hijos y tratar de aprovechar los beneficios en las dimensiones sociales y creativas de las cosas que los niños hacen por diversión.”

“Necesitamos pensar cómo construimos y nos abrimos a ese tipo de experiencias y conexiones utilizando la tecnología, en lugar de buscar reemplazarla».

Sostiene también que, si bien es importante tratar de aprovechar lo que es llamado “aprendizaje basado en intereses”, es indispensable proporcionar orientación e instrucción, en primer lugar a los padres, cuidadores y educadores. Se requiere partir de cierto grado de conocimiento y experiencia para realmente catalizar ese aprendizaje y motivación.

El artículo citado cierra resaltando la importancia de la alfabetización mediática. Recalca que nunca ha sido tan importante como en este momento, no solo para los niños, sino para todos, ser capaces de utilizar nuestra capacidad de cuestionamiento crítico para discernir qué información es confiable, cuál es la fuente de la información y cuál es la motivación por la cual accedemos a ella. “Así que ya no es ‘¿Qué medios consumo?’. Es, ‘¿En qué medios participo? y ¿qué generan los medios que comparto en las personas que los reciben?’”.

Nuevamente, una oportunidad para que los profesionales en el área trabajemos en la concientización y en la promoción de la alfabetización mediática, para que contribuyamos a que tanto adultos como niños puedan navegar esta era digital, de manera que aprovechen sus beneficios, a la vez que reducen o eliminan sus riesgos.

Hacemos nuestras las palabras de Berdik y del “Joan Ganz Cooney Center”8: Esperamos que las ideas compartidas en este documento ayuden a informar e inspirar una visión positiva para el futuro, donde los medios y la tecnología se puedan utilizar para promover el aprendizaje y el desarrollo saludable de los niños.

Paula Sicard

Instagram @smallbigtalk

BIBLIOGRAFÍA

  1. Schiavello, María Gabriela (2020). La eficacia de los cuentos infantiles en la constitución psíquica del sujeto. XII Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología. XXVII Jornadas de Investigación. XVI Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. II Encuentro de Investigación de Terapia Ocupacional. II Encuentro de Musicoterapia. Facultad de Psicología – Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires. https://www.aacademica.org/000-007/672
  2. Castillo L. Iván; Ledo G., Hilda; del Pino C., Yasiel (2012). Técnicas narrativas: un enfoque psicoterapéutico. Norte de Salud Mental, ISSN-e 1578-4940, Vol. 10, Nº. 42, 2012, págs. 59-66. Técnicas narrativas: un enfoque psicoterapéutico – Dialnet 
  3. De Pablo U., Juan M. (2019). Psicoterapia Infantil Sistémica. La integración de diferentes enfoques psicoterapéuticos. Revista de psicoterapia,Vol. 30, Nº. 112, págs. 189-218. Psicoterapia Infantil Sistémica. La integración de diferentes enfoques psicoterapéuticos
  4. Salinas C., Rosa E. (2021). Programa de cuentos infantiles para disminuir problemas de conducta en niños de 5 años de la I.E.I. Nº 651 Amiguitos de Jesús – Paita, Perú. Trabajo de investigación. Universidad César Vallejo, Perú. ESCUELA DE POSGRADO
  5. Villegas B., Manuel y Mallor P., Pilar (2010). Recursos analógicos en psicoterapia (I) metáforas, mitos y cuentos. Revista de psicoterapia, Vol. 21, Nº. 82-83, págs. 5-63. Revista de psicoterapia. 2010, Vol. 21, Nº. 82-83 – Dialnet
  6. Russo de Sánchez, Ana R.; Galindo M., Jorge I.; Acosta M., Doralis; Cuesta de la Hoz, Gina I.; Salas S., Sandra: Siado B., Darlys C. (2013). Psicoterapia infantil: La Metáfora como técnica de devolución. 1ra edición. Editorial Universidad del Norte. Psicoterapia infantil: La Metáfora como técnica de devolución. on JSTOR
  7. de Jongh González, Olivia (2017). Psicoterapia infantil: elementos distintivos y propuesta de intervención. Revista Alternativas en psicología, No. 37. Universidad Iberoamericana, Ciudad de México. Psicoterapia infantil: elementos distintivos y propuesta de intervención
  8. Berdik, Chris (2020). Revisiting the Potential Uses of Media in Children’s Education. Future of Childhood Magazine, Joan Ganz Cooney Center at Sesame Workshop. Revisiting the Potential Uses of Media for Children’s Education
Escribir

Escribe: lo llevas dentro

Uno de los significados que el diccionario de la Real Academia Española le atribuye a la palabra escritor es: “Persona que escribe”. Esta acepción del término es la más afín a mi punto de vista ya que reconoce a cada persona como escritora en potencia. Considero que todos podemos hacernos escritores y que, para ello, lo único que hace falta es sentarse y comenzar a escribir.

Tal y como señala Dahl (2008): “[…] prácticamente todos los escritores que han acabado por alcanzar el éxito en el mundo de la ficción han empezado en otro oficio: maestro, quizás, o médico o periodista o abogado”. Esta verdad universal nos hace pensar de inmediato en que independientemente de en qué estás ocupando tu tiempo, a qué dedicas tu empeño académico o profesional, todos tenemos un escritor dentro que puede eventual y óptimamente salir y brillar.

Sin duda, aquello que diferencia a un escritor de alguien que no lo es, es la motivación. Para desarrollar el hábito de escribir y, por lo tanto, “ser escritor”, resulta fundamental sentir necesidad por decir algo, incluso de gritarlo. Aquel que no tenga nada que reclamar, ningún sentimiento que expresar, un desahogo pendiente u otro motivo que lo empuje a escribir, es muy probable que no lo haga y que mantenga inéditos los textos de su escritor interno.

Lo cierto es que la vida misma nos expone a infinitas experiencias y, por ello, a múltiples sentimientos. Me atrevería a afirmar que quien diga que no encuentra fuentes de motivación o inspiración para escribir, miente. Además, hoy en día, gracias a la tecnología y a la globalización, no es necesario publicar libros para compartir producciones literarias o académicas con el resto de personas. Esto hace mucho más sencilla y diversa la difusión de lo que escribimos. En todo caso, lo que sí aleja a las personas de convertirse en escritores es la falta de interés.

Pedro Suárez-Vértiz, el máximo exponente del Rock en Perú, es el ejemplo vivo, tanto de la ya mencionada inquietud de expresión, como de que nunca es tarde para hallar en la escritura un hábito e incluso una profesión. Siendo de los músicos peruanos más populares de la historia, fue diagnosticado con disartria, una enfermedad que ataca al sistema nervioso y produce dificultades al hablar que se agravan con los años. Como es lógico, esto lo alejó de los escenarios para siempre. Desde entonces, fue poco a poco adentrándose en la escritura, impulsado por la misma llama que lo condujo a una carrera musical exitosa. Ya ha publicado un libro titulado “Yo, Pedro” y trabaja escribiendo columnas para El Comercio, el periódico más importante del país. Si bien como escritor tiene ciertos detractores, nadie puede decir que no lo sea. Es un claro ejemplo de que todos podemos escribir y nos ha dado la lección de que cuando tienes algo que contar, puedes encontrar la manera de hacerlo.

Para terminar, quiero destacar que estamos acostumbrados a ver a los escritores como personas tocadas por una varita mágica. Quizás lo sean aquellos que logran cautivar a millones de personas y vivir de ello; sin embargo, todos podemos ser escritores si nos lanzamos a la aventura de lo desconocido, nos lo proponemos y damos el paso de materializar por la vía de la escritura nuestras ideas, experiencias, historias, sueños, reflexiones, conocimientos, entre otros. Nadie nos obliga a ser genios literarios, pero tampoco nos impiden escribir y, por ende, ser escritores. Por lo tanto, si realmente tienes algo que decir y ganas de escribirlo, hazlo. Las únicas barreras que te separan de convertirte en un escritor serán aquellas que tú te impongas.

Salvador Galdós Moreno

Estudiante de 2º curso de CADE

Referencias bibliográficas: Dahl, R. (2008). Historias extraordinarias. Anagrama.

CEN_abril 2020

¿Por qué escribir?

Escribir es pensar. Es canalizar miles de pensamientos en tu cabeza para que vayan de uno en uno. Es organizar, agrupar, tachar, concluir, aclarar… Escribir es una actividad solitaria porque tienes que procesar las ideas, madurarlas y encontrar tu voz para ponerlas sobre el papel. Y escribir puede ser en este tiempo de coronavirus una forma de calmar el torbellino de información, deseos e inquietudes que habita en nuestra cabeza. El Centro de Escritura Nebrija ayuda con el proceso escritor. Ofrecemos tutorías en español y en inglés para guiar con la expresión académica y creativa. Nos encanta nuestro trabajo porque leemos y porque conocemos a través de los textos y de su retórica, pero también nos entusiasma ver que cuando las piezas del puzle van encajando, esto se ve reflejado primero en la cabeza del escritor y luego sobre el papel. Y es esta última parte por lo que creo que escribir puede servir de ayuda a muchas personas en esta cuarentena. En una época de incertidumbre, de confinamiento y de preocupación por los tuyos, un papel y un bolígrafo pueden ayudar a tranquilizar, organizar el pensamiento o comprender.

          Una de las actividades que podemos hacer es escribir un diario que nos ayude a procesar todo lo que estamos viviendo. No tiene por qué ser un fiel reflejo de nuestra rutina casera en chándal, sino que podemos dejar fluir la consciencia si estamos nerviosos y permitir que nuestra mano vague por el folio para liberar el cerebro de inquietudes (aunque solo sea un placebo). O podemos reflexionar sobre las pequeñas cosas que vemos y oímos: la libertad del gato que dormita solo sobre un coche en la calle mientras las personas aplaudimos a las ocho en las ventanas o las voces de los niños que se despiden del vecino, el que es profesor de inglés, a través del ordenador con numerosos y alegres bye bye. Dejarnos llevar por las letras o reflejar la normalidad dentro de la anormalidad.  

          Siguiendo la idea del diario y de la escritura como medicina para aclarar la mente, otra posibilidad que tenemos es crear una lista de las cosas que queremos hacer cuando esto termine. Por ejemplo, cómo de largo va a ser ese paseo o cuánto va a durar ese abrazo.    También podemos hacer una lista de las cosas en las que podemos mejorar en el futuro y preguntarnos si no es raro que visitemos tan poco a nuestros abuelos cuando podemos o que ahora que estamos encerrados podamos oír a los pájaros. Podemos incluso hacer una lista de las cosas que sí estamos haciendo bien ahora como quedarnos en casa, hacer reír a alguien por teléfono, ofrecer ayuda a los vecinos o dar las gracias a los cajeros del supermercado. Hacer listas nos da la ilusión temporal de control y al mismo tiempo es una oportunidad para reflexionar sobre esta situación y sobre lo que aprendemos de ella.      

          Escribir sirve también para evadirse y qué mejor momento que ahora para dar rienda suelta a nuestra creatividad. Si preferimos empezar con algo más sencillo, la aplicación Leemur nos permite crear historias con forma de WhatsApp. Si nos atrevemos con un relato, en internet se encuentran fácilmente temas o writing prompts en caso de que necesitemos un empujón. Por ejemplo, “Son las cuatro de la mañana y te despiertas porque la televisión se enciende sola. Cuando te acercas a apagarla, se corta el programa y aparecen unas letras en la pantalla que dicen No mires directamente a la luna. Hay luna llena y la ventana está abierta”. Además de inventar relatos, podemos adelantar a nuestra cuarentena el NaNoWriMo o National Novel Writing Month, que es un proyecto de escritura creativa creado por Chris Baty en 1999 y que se realiza cada mes de noviembre. De una forma u otra, debemos tener en cuenta que podemos fallar. Los niños son más creativos porque no pretenden ser perfectos. Se limitan a escribir cuentos, dibujar o tocar instrumentos sin ningún temor y se divierten. Podemos planificar las tramas de nuestras historias y describir minuciosamente a nuestros personajes, pero tampoco es necesario porque es algo que hacemos por pura diversión.

          No solo tenemos por qué escribir para nosotros, sino que regalar palabras es una opción. Muchas personas están enviando cartas de apoyo a los aislados de los hospitales que solo reciben la visita de los sanitarios con buzos. Otras publican poemas y canciones en internet para conectar y aliviar. Los hay que creen fervientemente en la biblioterapia y recomiendan y reseñan libros en las redes sociales o en largos WhatsApps a sus seres queridos. Hay gente que cuelga mensajes de ánimo en el ascensor junto a los arcoíris de los niños. Todo esto porque la humana es una especie curiosa y paradójica.       

          En el Centro de Escritura nos gusta observar cómo los escritores construyen puentes y aprenden sobre ellos mismos. Por eso, el propósito de esta entrada es sencillamente animar a escribir. No pretendo descubrir el mundo a nadie con estas sugerencias porque sé que ya muchos las aplican. Solo quiero seguir pasando la pelota informativa porque escribir es muchas cosas, pero ante todo es una herramienta con la que podemos buscar distintos efectos. Si el papel ayuda a liberar tensión, gestionar las emociones, pensar, entretener, expandir los horizontes o hacer sonreír a alguien, pues bienvenido sea. Enfrentarse a la hoja en blanco es para muchos como el miedo del portero al penalti, sobre todo si no estás acostumbrado, pero vale la pena.

Ana Heredero

Centro de Escritura Nebrija (CEN)