Exposición 2011: Do not disturb. Mi alma en otra parte.
notas 13 dorados, una docena de perros hambrientos, pinturas de celuloide, latas de cenizas, todos los horrores concebibles, los cuales para su tormentosa, aunque altamente sensibilizada percepción, se convertían en objetos de belleza formal. Y, exceptuando el trágico y siniestro entorno, habría de ser tan auténtico como, por ejemplo, el estudio de Brancusi en París, el de Picabia, o alguna de las muchas exposiciones del trabajo de los niños, de los lunáticos, de los dadaístas o surrealis- tas, los cuales en su revolución absorbían a los intelectuales de París y Nueva York” 5 Los objetos que a uno le rodeaban cobraban una significación estética que había de ser coherente con la propuesta ar- tística, y la propuesta había de construirse a contracorriente de aquel de la vulgar, y aborrecida, clase media, esto es, habría de valorar lo que nadie valoraba y aborrecer lo que a todo el mundo gustaba. Luego llego la televisión y la privacidad del estudio y la casa se puso en entredicho, nuestras casas se fueron transformando en luga- res de espectáculo seudo público y Andy Warhol se desdoblará, hará una factoría fordista de masiva producción de objetos artísticos, en su macro estudio “La Factoría” mientras, para preservar su pulida acti- tud de elegante disidencia, vivirá en una casa-museo de la pulga con una inmensa cama con dosel como la que su admirada Florine Stettheimer instalase en su única exposición individual. Desdoblará así el lugar de producción y el lugar de vida. Seguirá a sus dandyfica- dos padres apostando por hacer de si mismo una pieza de arte que justificara sus excentricidades cotidianas, pero se asegurará de gene- rar el suficiente número de objetos artísticos como para transformar el mercado del arte y la transcendencia del acto creativo. La incohe- rencia entre vida y obra se hará, desde entonces, legitima y no necesi- tará ser justificada. Donald Judd coleccionará coches, muebles mo- dernos, objetos indios y edificios, además de libros; Dan Flavin acumulará muebles Stickley, grabados de Rembrandt, porcelana asiática, dibujos japoneses, y bocetos de los artistas de la modernidad que más admiraba, como Brancusi y Malevich. También James Tu- rrel, el rey de lo efímero y lo insustancial iluminado, coleccionará inmensos coches y grandes aviones. Después de que lo privado dejase de serlo tanto, lo íntimo también saldrá a la luz y se mostrará, como acto de subversión y de reclamo, y sobretodo como posible juego con el público, público que ya andaba suficientemente escandalizado como para seguir escandalizándose. Tracey Emin expondrá su cama rodeada de los restos de una gripe 5 BIDDLE, George: An American Artist´s Story . Little, Brown. Boston. 1939, p. 140 12 Casi tan rápido como una computadora es capaz de poner la información junta, dijo; “Tenemos pinturas de Florine Stettheimer en el almacén del MET. Si quieres venir y verlas mañana, te las enseñaré”. ser brillante. Estaba encantado. Cualquiera que con solo mirar a esa mi habitación sepa que me gusta Florine Stettheimer tiene que Andy Warhol 2 2 WARHOL, Andy & HACKETT, Pat: POPism: The Warhol 60´s . Harper & Row Pu- blishers, NewYork, 1980, pp. 15-16
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