Exposición 2018: Estado liminal

44 Acierta, en todo caso, el título de este proyecto expositivo curado por el grupo de alumnos del Máster en Mercado del Arte y Gestión de Empresas Relacionadas, de la Universidad Nebrija, cuando cruza la noción de “estado liminal” con el cam- po de las artes visuales. Porque el arte contemporáneo, tanto en su acercamiento a temas y conflictos como la migración, la alteridad o los espacios de reclusión, como en la relación institucional que se describe entre artista, obra y espectador, se refiere constantemente a una cierta territorialidad en disputa: a un lugar de posiciones inciertas, marcado por desplazamientos constantes, así como por un sentido escurridizo y tentacular que aun operando dentro de determinados códi- gos comunicacionales es capaz de ponerlos en entredicho, produciendo efectos inesperados que surgen del encuentro entre discurso, objeto y lugar. Aunque es posible que, en la actualidad, la idea de lo liminal haya perdido parte de su aura romántica. Sin duda, parece ausente de la manera en que la expe- riencia contemporánea es violentada por transformaciones ya no deseadas o puntuales, sino por alteraciones constantes y forzadas que caracterizan, en con- junto, una realidad atravesada por precariedades de todo orden. Donde viajar ya no supone un hito ni una gesta heroica, sino un momento de suspensión en aeropuertos, autopistas y aduanas distintas pero idénticas, dentro de una lógica que no distingue entre ocio y trabajo. De igual forma que las comunicaciones, cada vez más banales, tienen en la instantaneidad y en la disponibilidad total su destino y horizonte general. En ese sentido, los estados liminales de antes, en tanto momentos míticos y fundacionales, ha dejado de tener vigencia. O tal vez estén más vigentes que nunca, ya que en la actualidad esos tránsitos, ambiguos y dolientes, lo atraviesan todo, enfrascados como estamos en un ida y vuelta perpetuo. Que sin duda está emparejado con la obligación de ser, por encima de todo, emprendedores. Es decir, sujetos forzados a superar sus límites, que se reinventan ad infinitum, tratando de ser mejor a cada intento, para los que resulta igual de molesto ser uno mismo que verse forzado a transformarse incesante- mente, cambiando por ejemplo de residencia y trabajo. En ese sentido, más allá de lo celebratorio, o del supuesto éxito que entraña alcanzar un estatus que en realidad significa inscribirse bajo signo de la nor- malización biopolítica, lo realmente interesante de este proyecto curatorial es su apuesta por desplazar la noción de lo liminal fuera de los márgenes académicos. Me explico: el valor de la propuesta se sostiene en cómo ha transportado el conflicto de los ritos de paso del estudio de las culturas primitivas y del ámbito de la narratología a la pugna constante que constituye nuestra experiencia de vida actual. Porque si algo comparten los trabajos seleccionados para formar parte de esta muestra es la decisión con la que abordan esta pulsión de cambio

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