Exposición 2018: Estado liminal

45 o -según la jerga neoliberal- crecimiento personal, que se expande por el cuerpo político, de lo más privado al espacio público, de modo que tanto lo que pasa por el cuerpo como lo referido a las instituciones y las formas de gobierno ha terminado adquiriendo una dimensión inestable, pasajera, casi caprichosa, que irremediablemente desemboca en síntomas como la ansiedad o la depresión, propios de un malestar estructural. Desplegando estrategias formales y poéticas que debaten la subjetividad do- minante, existe un grupo de propuestas en la exposición que literalmente se en- redan en problemáticas referidas a cómo el poder disciplina los cuerpos con normativas y representaciones oficiales que, si bien resultan seductoras, según el léxico spinoziano han de ser calificadas como pasiones tristes, en la medida en que nos restan potencia. Pienso en los casos, más evidentes, de Núria Güell y Paula Rubio Infante. Dos trabajos que, operando con lenguajes distintos, re- producen gestos y documentos tomados de la parte más pesadillesca de la bu- rocracia, como la estructura identitaria de los estados-nación, las institucionales policiaco-penales o los aparatos de reclusión. O también en el caso de Jimena Kato y de Mario Espliego, aunque de forma más elíptica, cuando recurren a pro- ducciones estéticas como banderas o bustos para reflexionar sobre temas como la errancia o la fragilidad del sentido. Gestos poéticos que se deben extrapolar fuera de la estética o la ideología, a ejemplos menos grandilocuentes como las personas migrantes que, igual que las estructuras pictóricas de Kato, transitan con sus pertenencias y sus frustraciones de frontera en frontera. Así como en el conjunto presentado por Espliego, formado por un vídeo y varias esculturas de distinto tamaño, con las que el artista evidencia la capacidad de los discursos públicos y de los líderes para construir relatos hegemónicos. Algo que se pue- de emparentar, en cierto sentido, con el trabajo que presenta Andrés Pachón, Untitled I de la serie Tropologías I (del estudio de Fernando Debas). Una inves- tigación que parte de archivo del Museo de Antropología de Madrid, sobre los usos coloniales de la imagen. Pachón interviene una serie de fotos tomadas por Fernando Debas a “modelos” filipinos delante de exótico escenario con técnicas infográficas, desvelando así la idealización y domesticación que marca la repre- sentación del otro. Pensar, también con las manos, produciendo imágenes y gestos, según Gilles Deleuze, supone una forma de resistir: una fuerza de choque que desborda el pensamiento hacia el afuera, en dirección a la vida cuando ésta es comprendida como un campo de encuentros, y no como un rito orquestado por las necesida- des y los ritmos que impone el mercado. Menos evidente, la participación de Nacho Martín Silva consiste en un díptico compuesto por una pintura de una

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