Nuestra NEBRIJA 26 - Julio 2018

40 Artículo La última edición de ARCO Ma- drid, la feria española de arte contemporáneo más importan- te y una de las más reconoci- das en el mundo, se destacó porque sus tres exposiciones comisariadas habían estado gestionadas solo por mujeres. Ocho mujeres de relevancia in- ternacional, la primera vez que estos proyectos estaban en manos exclusivamente feme- ninas. Sin embargo, el informe facilitado por Mujeres en las Artes Visuales (MAV), un im- portante observatorio de des- igualdades en el sector, mos- traba que las obras de artistas mujeres expuestas en la feria representaban sólo el 25% del total, y únicamente el 5% eran artistas españolas. En el comité ejecutivo de la feria, las mujeres suponían sólo el 21,1%. El evi- dente desequilibrio también es habitual en las galerías de arte, donde se expone masivamente más hombres que mujeres. La paradoja reside en el hecho de que, desde los años 90, las facultades de Bellas Artes es- tán pobladas por mujeres en más de un 70%. En el caso de la Universidad Nebrija, la pre- sencia de jóvenes mujeres en nuestras aulas de Bellas Artes es masiva, llegando a superar esta proporción en algunas promociones. Si esto es así, si la nueva generación de artis- tas en el ecosistema del arte es mayoritariamente femenina, ¿por qué son tan poco visibles las artistas en exposiciones, en ferias y galerías? La lucha de las mujeres por conquistar la visibilidad y el reconocimiento que merecen y se les escatima es una cons- tante desde hace décadas. Se trata de una lucha del feminis- mo que se inició a principios de los años 70 con Linda Nochlin y el artículo “Why have there been no great women artists?” y que en los 80 sacudió las es- tructuras del sistema del arte con la aparición de las Gue- rrilla Girls y aquel “Do women have to be naked to get into the Met Museum?”. Estos 30 años de lucha feminista en el arte han permitido que se conozcan cientos de nombres de mujeres que habían sido borradas de una historia del arte patriarcal y sectaria, y nos han obligado a pensar más allá de los cánones establecidos en los que la cali- dad y el valor de la obra de arte estaban asociados al hombre- blanco-occidental. Las historiadoras Rozsina Par- ker y Griselda Pollock, en su li- bro Old mistresses: women, art and ideology , nos han permitido comprobar cómo ha cambiado la perspectiva de inclusión y reconocimiento del trabajo ar- tístico de la mujer –y reflexionar sobre la influencia que se gene- ra en la identidad social, en la herencia cultural y en el legado que dejaremos a las nuevas ge- Mujeres en el arte: ahora es el momento Marta Pérez Ibáñez. Profesora en la Universidad Nebrija Si la nueva generación de artistas es mayoritariamente femenina, ¿por qué son tan poco visibles en exposiciones, ferias y galerías? L a paradoja reside en el hecho de que , desde los años 90 , las facultades de B ellas A rtes están pobladas por mujeres en más de un 70 %

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjY=