Nuestra NEBRIJA 28 - Enero 2019

47 se debe a que, históricamente, las mujeres no han tenido un papel importante en la socie- dad, “por eso el lenguaje solo ha recogido la versión mascu- lina”. El ejemplo más claro son las profesiones cuyo femenino, hasta hace poco tiempo, no existía porque las mujeres solo se habían desarrollado en pro- fesiones consideradas “de me- nor importancia”. Actualmente, el femenino de palabras como presidente, ministro, médico o juez está ampliamente exten- dido “porque las mujeres están ocupando su lugar en estos ámbitos”, explica Alberdi. Javier Mayoral Sánchez, doctor en Periodismo y filólogo por la Universidad Complutense de Madrid, opina que “el lenguaje es sexista porque forma parte de la vida que, aún hoy, rezuma sexismo”. Es decir, que el len- guaje que describe la vida co- tidiana, y es herramienta para comunicar la realidad en la que vivimos, refleja esa misma rea- lidad. No obstante, Mayoral establece una importante diferencia entre el género gramatical y el sexo de la realidad que el lenguaje describe: “Es una simplifica- ción terrible –y muy sexista– confundir lo gramatical con lo biológico, lo idiomático con lo sexual. Pensar en el sexo de las palabras tal vez sea un error de enfoque”, explica el filólogo y periodista. A menudo nos quedamos en el género de los sustantivos y los adjetivos como ejemplo del machismo en el lenguaje, olvi- dando que una parte importan- te del sexismo, más sencilla de evitar, está en las expresiones y la intencionalidad de las mis- mas. Algo en lo que los lingüis- tas están de acuerdo, por lo que aconsejan evitar el léxico que resulte discriminatorio y feminizar los cargos y profesio- nes ejercicios por mujeres. La identificación del género y el sexo es uno de los puntos que está llevando a una mayor confusión en el debate sobre el sexismo en el lenguaje, he- cho en el que coinciden tanto Mayoral como Alberdi. En la búsqueda de un lenguaje más inclusivo, esta equiparación lle- va a una parte de la sociedad a plantear el masculino genérico como principal campo de bata- lla. El masculino genérico es un recurso aceptado por la RAE y los lingüistas para designar grupos de hombres y mujeres. Estos sustantivos –“los estu- diantes”, “los profesores”, “los padres”– tienen género grama- tical masculino, lo que, en par- te, invisibiliza a la parte femeni- na que compone esos grupos. María Márquez, profesora del E l lenguaje está lleno de expresiones que perpetúan estereotipos machistas

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