Nuestra NEBRIJA 29 abril 2019

48 Santiago Budría. Investigador principal en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nebrija. El mundo ha experimentado un progreso educativo sin prece- dentes a lo largo de las últimas décadas. Si en 1980 alrededor de 175 millones de personas te- nían estudios universitarios, hoy la cifra es de casi 850 millones. En el mismo periodo, el diferen- cial educativo entre mujeres y hombres, siempre favorable a estos últimos, se ha ido redu- ciendo paulatinamente hasta alcanzar hoy en día práctica- mente la paridad en los países desarrollados y Sudamérica. Parte de este progreso se ha producido gracias a políticas públicas destinadas a favore- cer el acceso de niños y jóve- nes a todos los tramos del ciclo educativo. Las personas con estudios son más productivas, encuentran más rápidamen- te trabajo, ganan más dinero, viven más tiempo, tienen más patrimonio y pagan más im- puestos, contribuyendo así a generar recursos que poste- riormente pueden ser utiliza- dos en políticas de inversión y redistribución. La formación ofrece, además, un excelente seguro contra el desempleo y la precariedad, uno de los pro- blemas estructurales que tradi- cionalmente más ha preocupa- do a los españoles. Algunos datos son bastante ilustrativos. Las personas con estudios universitarios viven una media de 5 años más que el resto. Este diferencial puede alcanzar los 10 años en algunos países del este de Europa (Es- lovaquia, Polonia, Hungría) y es en toda la OCDE más alto entre hombres que entre mujeres. Es decir, la educación supone un excelente seguro de salud. Por otro lado, y aunque los datos varían sensiblemente entre paí- ses, los trabajadores con estu- dios de grado y postgrado ga- nan alrededor de un 50% más que aquellos que tienen apenas estudios secundarios. Es muy probable, además, que este di- ferencial se amplíe en los próxi- mos años, ya que el proceso de internacionalización de las tran- sacciones económicas iniciado tiempo atrás ha redundado en un deterioro de la situación rela- tiva de los trabajadores menos cualificados. De hecho, en mu- chos países estos han experi- mentado pérdidas absolutas en sus rentas laborales. No es sor- prendente, por tanto, que tam- bién exista una fuerte relación entre nivel educativo y patrimo- Educación y desigualdad Si clasificamos a la población en función de su nivel educativo, nos encontramos con que las mayores desigualdades de salario y renta se producen en el grupo de los más cualificados. L a desigualdad existente entre los más cualificados se ha acentuado en los últimos años Artículo

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