Nuestra NEBRIJA 30 - julio 2019
33 suspensión y de la energía térmica perdida fundamental- mente en los gases de esca- pe. Estos trabajos se iniciaron con el proyecto POWER, del Plan Nacional de 2014, junto con la Universidad de Castilla la Mancha y la Universidad de Jaén, y están continuando con dos proyectos recientemente aprobados: uno de la Comu- nidad de Madrid, coordinado por INSIA (SEGV-AUTO), y la continuación de POWER en la convocatoria Retos Investiga- ción 2018 (RECUPERA-ME y REUPERA-TE). La mayoría de amortiguadores son del tipo viscoso, donde la energía de vibración se disipa forzando el paso de un fluido a través de unos orificios en el momento en que el amortigua- dor se extiende o se comprime. El número y tamaño de estos orificios es lo que proporciona, entre otras cosas, el grado de amortiguamiento. El efecto de disipación de energía ocurre por las pérdidas de cargas en el momento de atravesar los orificios, teniendo como conse- cuencia un aumento de la tem- peratura del fluido. El trabajo desarrollado hasta la fecha se ha enfocado en estu- diar la posibilidad de sustituir el amortiguador de los vehículos convencionales por algún dis- positivo que, en lugar de disipar la energía, permita recuperar- la y aprovecharla sin perder la capacidad de amortiguación de los vehículos. Se han estu- diado diferentes sistemas y se ha desarrollado un amortigua- dor basado en una transmisión por cable bautizado CD-EHSA (Cable Dynamics-Energy Har- vesting Shock Absorber). La potencia que se puede recupe- rar depende lógicamente de la velocidad y del tipo de vehículo y carretera, aunque puede es- tar en torno a los 115-140 W por amortiguador. Un valor modes- to, pero una cantidad de ener- gía que puede resultar valiosa. Para la recuperación de la ener- gía térmica se ha recurrido a los sistemas termoacústicos. De manera simplificada, se trata de conseguir que el calor de una determinada fuente (por ejem- plo, los gases de escape) con- tribuya a generar unas ondas de presión en un circuito acústico convenientemente diseñado y cuya energía puede ser conver- tida en energía eléctrica. El valor de las soluciones para recuperar energía no está úni- camente en la cantidad de energía que se recupera, sino también en contribuir a que se tome conciencia de la sandez de malgastar recursos natura- les como si estos fueran infini- tos y pudieran ser usados de manera indiscriminada. D esde N ebrija se está trabajando para sustituir el amortiguador de los vehículos por algún dispositivo que permita recuperar la energía
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