Nuestra NEBRIJA 30 - julio 2019

demócratas, con tesis diame- tralmente opuestas a la salida de la UE. Por lo que respecta al sur de Europa, Portugal y España se muestran como terreno abo- nado para la socialdemocracia (aun considerando el exiguo 35% de participación en el país luso), siendo Italia la nota discordante tras alzarse con la victoria la Liga liderada por el ultraderechista Salvini. Tampo- co en Grecia son buenos tiem- pos para la izquierda, ya que los nueve puntos que el partido de centrode- recha Nueva Demo- cracia ha obtenido sobre la forma- ción capitanea- da por Alexis Tsipras han pro- piciado un ade- lanto electoral en el país heleno. Por último, aun va- lorando el más que simbólico éxito del ex- tremismo derechista en Bélgica, todo hace prever que los dolores de cabeza provo- cados por los nacionalismos provendrán de los países del Este, toda vez que De Wilders y el Partido de los Verdaderos Finlandeses han quedado re- legados a la cuarta plaza en Países Bajos y Finlandia, res- pectivamente. De hecho, en ambos países han ganado los comicios formaciones europeístas: los laboristas, en el primer caso, y la con- servadora Coalición Na- cional, en el segundo. Con algo más de un 50% de participación, ocho puntos más que en la convocatoria de 2014, los europeos hemos devuelto un cierto hálito de re- presentatividad democrática a las instituciones europeas. Si bien continúa tratándose de un porcentaje sumamente escaso, en la coyuntura actual se antoja suficiente como para devolver- le el pulso a un Parlamento que albergará en su seno a un ca- ballo de Troya con el que debe- rá lidiar, pero en cuyo interior se alojará un número de enemigos significativamente inferior al ini- cialmente previsto. Así, la próxima legislatura euro- pea, cuyo horizonte se extiende hasta 2024, debería ser mucho más que un mero ejercicio de supervivencia. Resulta impera- tivo, en aras de lograr una es- tabilidad socioeconómica que se revele suficiente como para no agravar la ya patente crisis existencial, alcanzar acuerdos tangibles en áreas como la creación de un Fondo de Ga- rantía de Depósitos que com- plete la unión bancaria, avan- ces determinantes en la unión fiscal que permitan mejorar la eficiencia de la política mone- taria o una mayor implicación en los conflictos internaciona- les, además de la profundiza- ción en una política de defensa común. Para todas estas cues- tiones serán necesarias ar- duas negociaciones entre los grupos parlamentarios, habida cuenta de que la Gran Coali- ción pierde la mayoría absoluta y que solo podría recuperarla incorporando a su particular ecuación al Grupo Liberal o haciendo uso de una geome- tría variable propia de un he- miciclo fragmentado como el que lucirá a partir de ahora en Estrasburgo. Diferencias ideo- lógicas al margen, los partidos europeístas deberán consen- suar una hoja de ruta que haga las veces de brújula a fin de evitar drásticos giros de timón. Séneca sentenció que “no hay viento favorable para quien no sabe a dónde va” y la UE de- berá tener esta máxima muy presente en momentos de des- orientación ya que, de lo con- trario, no sabremos si dentro de cinco años, cuando los eu- ropeos seamos de nuevo con- vocados a las urnas y llegue el momento de volver a mirarse en el espejo, inclinará el rostro y, cabizbaja, sentirá vergüenza de sí misma o, por el contrario, aun a pesar de los rasgos de madurez avanzada conferidos por las acometidas del tiempo, serena aguantará su propia mi- rada con orgullo y dignidad. L os europeos hemos devuelto un cierto hálito de representatividad democrática a las instituciones Artículo publicado en Cinco Días el 28 de mayo de 2019 45

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