Nuestra NEBRIJA 32 - enero 2020

41 2014 (con un total de 335.000) o Luxemburgo, con un creci- miento del 61% entre 2012 y 2016 (un total de 2 144). Además, otros porcentajes dig- nos de mención son el 28% de Austria entre 2008 y 2014 (con un total de 14.600 personas sin techo), el 34% de Bélgica en- tre 2010 y 2014 (con un total de 2.603), el 23% de Dinamarca entre 2009 y 2015 (un total de 6 138) o el 24% de Países Bajos entre 2013 y 2016 (sumando un total de 31.000, de las cuales 12.400 son personas de eda- des comprendidas entre los 18 y los 30 años). Sin embargo, a pesar de tan desoladora descripción, hay lugar para la esperanza. La nota discordante a esta ten- dencia negativa la protagoniza Finlandia, el único país euro- peo que no solo ha logrado impedir el aumento de la indi- gencia entre sus conciudada- nos, sino que, incluso, ha con- seguido reducirla. Y es que, a pesar de que en el país nórdico aún permanecían 6.700 personas sin hogar en el año 2016, esta cifra repre- sentaba un nada desdeñable descenso del 10% respecto a la de 2013. La clave del éxito finlandés re- side en la actuación temprana por parte de los organismos públicos, primando la inter- vención durante las primeras fases de esa nueva realidad que experimentan los sin te- cho para evitar que el proble- ma se cronifique. De otra forma, una situación de indigencia prolongada podría derivar en una serie de pro- blemas añadidos, tales como trastornos psicológicos (los más habituales son depresión, esquizofrenia o alcoholismo), consumo de sustancias tóxi- cas, mayor riesgo de contraer ciertos tipos de enfermedades o también una mayor propen- sión a realizar determinadas actividades ilegales, siendo to- dos ellos graves impedimentos para que las personas afecta- das puedan reconducir sus vi- das. Por este motivo, el gobierno finlandés ha ofrecido, directa- mente, 16.300 apartamentos a personas sin hogar, servi- cio que, además, ha comple- mentado con un cuerpo de trabajadores sociales que les ofrecen ayuda adicional en di- versos aspectos. Sin embargo, no cabe duda de que la mejor manera de com- batir la indigencia es incidien- do en la prevención, destacan- do muy especialmente el papel que en ella desempeña la edu- cación (una faceta en la cual Finlandia también puede servir de ejemplo). En economía se conoce como “círculo vicioso de la pobreza” aquella situación en la que, como consecuencia de una serie de condicionantes que se retroalimentan, los ingresos ob- tenidos por una persona no son suficientes como para evitar un estado de inseguridad material. En este caso, una pobre edu- cación redundará en una baja productividad que, a su vez, conducirá a salarios bajos que no permitirán obtener un nivel de consumo suficiente y, me- nos aún, adecuadas tasas de ahorro que posibiliten la co- rrespondiente inversión en ca- pital humano. Por ello, y en aras de impedir un agravamiento aún más doloro- so de la cuestión, es especial- mente relevante atender las ne- cesidades de los 12,3 millones de españoles que, aún a día de hoy, se encuentran en riesgo de exclusión social (el 26,1% de la población), de los cuales 4,1 millones la soportan de manera severa (el 8%). Si a ello le añadimos el dato sobre pobreza infantil, cir- cunstancia que aflige a 1 de cada 3 niños en nuestro país, se completa una radiografía suficientemente preocupan- te como para que una mayor concienciación colectiva con- tribuya a socavar la invisibili- dad de la que las personas sin hogar adolecen. El crecimiento económico, por sí solo, no es suficiente para combatir la horadación que la indigencia provoca en el tejido social y, en consecuen- cia, resulta imprescindible una mayor implicación por parte de los entes administrativos correspondientes en sus dife- rentes niveles. Solo así podre- mos ser capaces de poner fin a todos los dramas personales que tan fríamente esconden las estadísticas. L a clave del éxito finlandés reside en la actuación temprana por parte de los organismos públicos Artículo publicado en Huffingtonpost el 26 de noviembre de 2019

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